domingo, 8 de noviembre de 2020
La aventura de ayudar
sábado, 17 de octubre de 2020
Delibes centenario
domingo, 11 de octubre de 2020
Coma
martes, 6 de octubre de 2020
Gracias!!
lunes, 14 de septiembre de 2020
El silencio
jueves, 10 de septiembre de 2020
Menuda vuelta al cole
miércoles, 9 de septiembre de 2020
Coño, se ha ido Pepe!
martes, 18 de agosto de 2020
Negacionistas
domingo, 9 de agosto de 2020
Placas para qué os quiero!
miércoles, 5 de agosto de 2020
Vacuna para el virus de la Corona
lunes, 27 de julio de 2020
Preparaos que regreso!
martes, 2 de junio de 2020
Piedras acá y acullá
domingo, 24 de mayo de 2020
Playa que no es expansiva...
jueves, 21 de mayo de 2020
Negociar con el dolor
martes, 5 de mayo de 2020
Vacaciones 2020
jueves, 30 de abril de 2020
Miradas
miércoles, 29 de abril de 2020
Buscando las mallas 'apretás'
lunes, 27 de abril de 2020
La nueva normalidad
sábado, 25 de abril de 2020
Triste club de la comedia
viernes, 24 de abril de 2020
Una deuda impagable
jueves, 23 de abril de 2020
Resonando mi plenitud
Cada día de San Jorge hay un dígito que cambia en mi vida. Y el 56 al que llego dicen que es el número de las relaciones. Pero no cualesquiera. Eso leo. Y también que las relaciones implican compañerismo. Qué sé yo. A estas alturas de mi vida el excepticismo sí que es algo bastante inevitable.
"La vibración o esencia del compañerismo es esencial para que el número 56 sea lo que es". Me insisten. "La interacción con otros le permite resonar su plenitud". Sigo leyendo. Resonar mi plenitud? Qué resonante, no? El confinamiento lo magnifica todo. O eso creo decían los participantes de Gran Hermano.
Pero lo más importante, dadas las circunstancias, es que soplar velas en esta situación se corresponde con valorar más cada nuevo año de vida. Sobre todo cuando a diario se ven las cifras de muertos a causa de la pandemia. Reparar en ello, tras creernos diosillos, eso sí que que es plenitud resonada.
En conclusión, agradezco las muchas felicitaciones que llevo toda la mañana contestando, mi gratitud alcanza también los términos con los que considerar un regalo cada hito en mi camino -por edad y por ese extra de valoración a la que la situación invita-, y todo ello con el sereno gozo de la madurez.
martes, 21 de abril de 2020
Recuperando territorios
lunes, 20 de abril de 2020
Sí, pero cuidado!
sábado, 18 de abril de 2020
Un doloroso soneto
viernes, 17 de abril de 2020
Vuelve el parte?
martes, 14 de abril de 2020
Aquí no hay quien viva!
sábado, 11 de abril de 2020
La importancia de lo invisible
viernes, 10 de abril de 2020
Messiah
domingo, 5 de abril de 2020
Al pie de la Cruz, como siempre!
sábado, 4 de abril de 2020
Total, de perdidos al río
miércoles, 1 de abril de 2020
Resistir?
sábado, 21 de marzo de 2020
Un confinamiento raro
lunes, 16 de marzo de 2020
Es todo tan extraño...
Confinado la vida es más difícil. Una lata sin duda. Prefiero pensarme detenido del ritmo frenético que me acompaña habitualmente. Y es en ese detenimiento, que quiero considerar con carácter benéfico, en el que hallo la botella medio llena que me gusta contemplar en toda contrariedad.
Así, veo que nos cuesta la "disciplina social" a la que somos llamados. Y también lo fácil que es dar "consejos que para mí no tengo" con cuarentenas quebradas y reproches varios. La alerta decretada necesita de policías avisando en las calles y la gente de esos héroes de la salud a los que aplaude.
Es todo tan extraño. Lo es verse inmerso en algo así cuando nos creíamos factótums de la Creación y, por tanto, necesitados de la Historia para evocar episodios pandémicos con los que sentir debilidad. Será porque África, pasto permanente de ébola y otros lejanos males, no es de este mundo.
Tan extraño que los cofrades no estamos llorando habernos quedado sin procesiones. Quién lo hubiera imaginado. Y me resisto a pensar en una subrepticia sobremaduración alcanzada espontáneamente al albur de males mayores. O no era buena la lluvia que nos ha impedido las estaciones otras veces?
Corre por ahí el video, uno de tantos, de un profeta moderno, sobre patinete y disfrazado de qué sé yo, que exorta a la conversión. Eso ha sido siempre misión de la Cuaresma, pero ésta pareciera disuelta como un azucarillo ahora que las salidas de Semana Santa han sido suprimidas en nuestra tierra.
"Vamos a ser extinguidos!", escucho. Y me da que tras este inesperado punto de inflexión que el coronavirus nos impone hay modos de ser y estar en este mundo que van a morir para siempre. Es todo tan extraño como lo va a ser la acumulación de celebraciones festivas en verano y otoño.
Espero que haya cosas que celebrar para entonces porque, si superamos bien el escollo de la salud pública, no va a pasar lo mismo con el económico. Y, a resultas de ello, vuelta a caer en el abismo de la crisis que es tiempo de oportunidades, dicen. Ya nos enteraremos para quién.
Quédate en casa. Lee más de lo que sueles. Escucha con más esmero que de costumbre. Y piensa. Piensa bien en las circunstancias de este momento histórico y en cómo nos va a cambiar la vida. Lo va a hacer, no te quepan dudas. Y lo entenderemos alguna vez. Por extraño que resulte todo ahora.
jueves, 12 de marzo de 2020
Las cegueras del coronavirus
sábado, 29 de febrero de 2020
Aún en la trinchera
viernes, 28 de febrero de 2020
Andalucismo
domingo, 23 de febrero de 2020
Coronavirus
martes, 18 de febrero de 2020
Por un campo vivo
lunes, 17 de febrero de 2020
Piedras en el camino
domingo, 16 de febrero de 2020
La España vaciada
sábado, 15 de febrero de 2020
Vergüenzas recordadas
Rescato un viejo grabado, de esos de corte costumbrista, con el aspecto de la entrada sur en Jerez cuando eran apreciables a distancia no sólo el skyline de hace un par de siglos sino también el detalle del arroyo saliendo por el Arco y la ermita. Me gusta evocarla así.