jueves, 25 de julio de 2019

Voto a Santiago

Él es mi opción. Hoy, que es día de votos que invisten, tengo puestas mis expectativas en Santiago. Me sobra la cobertura de joyas que visten su busto en el camarín compostelano porque no es exactamente en esa representación donde mejor lo encuentro. Así que excuso deciros cuánto me importan ésas otras presencias que sí que han de representarnos allá donde no hay camarín sino cámara. Dicen que el hemiciclo es casa de todos, pero yo me siento mejor en el albergue de mis sueños peregrinos.

Renuevo pues mi voto ante ti, a quien vi con mis ojos recorriendo con tu caballo blanco los montes leoneses y gallegos sin más objetivo que verter desde tu inacabable zurrón esas gracias que redimen a la hora del reencuentro conmigo mismo. Y lo hago pidiéndote salud para mi gente y para toda aquella que, a base de etapas jacobeas en las que aprender desprendimiento y cercanía, supe convertir también en mi gente pese a apenas conocerla de nada. Que llenes cuerpos y también almas del salvífico sino de tu apostolado.

Renuevo también mi voto ante ti, viajero inagotable que llegaste a este otro extremo del Mediterráneo para traer el mensaje de Cristo. Que, en el tono de esta vida 'semper itinere' que abrazo de un tiempo a esta parte, sepa seguir encontrando mi misión en el mundo, sepa materializar en mí mismo y en los demás las esperanzas de una existencia mejor y una felicidad anclada en la serenidad y en las pequeñas cosas que gratifican. Sigue haciéndome austero testigo de la sencillez más testimonial posible ahora y en las horas que me resten.

Y renuevo mi voto ante ti, Apóstol Santiago, en la convicción que te necesitamos, por ser vehículo de aquellas buenas nuevas que la fe tiene para todos y que llegaron a la actual España en la barca que dicen fue atada al pedrón junto al Sar, noticias de salvación que arribaron a nosotros impregnando tu cuerpo despedazado y traído, según la tradición, por tus discípulos Teodoro y Atanasio. Aquí te seguimos necesitando, nuestra tierra sigue temblando a diario entre desatinos y buenas intenciones. No nos abandones.

Somos lo que comemos, dicen. Somos lo que leemos, afirman otros. Somos lo que caminamos, aseguro yo, en esta vida cuajada de tantas piedras de pizarra cruzadas en la ruta como de amables pistas de tierra en medio del bosque sugerente. Haznos ver, oler y tocar, sentir a la postre, las gracias de las que está sembrado el mundo. Y haznos sentir que quienes no estén a la altura, terminen sentándose en los asientos que les toque, son más dignos de nuestra oración que de nuestra desesperación. Por los siglos de los siglos.


lunes, 22 de julio de 2019

Bajo la mirada de don Camilo

Íberos, celtas, fenicios, romanos, bárvaros, vándalos, suevos, visigodos, árabes y vikingos no podían equivocarse. Todos no. Unos fundaron Iria Flavia otros se aposentaron tan rícamente en semejante sitio a la orilla del Sar, o comerciaron con sus lugareños, o se llevaron el oro del Sil, o la visitaron aunque sólo fuera para cumplir sus ansias de saqueo. Y me da a mí, dicho sea con todo mi respeto y admiración, que de todos ellos pudo legar algo Camilo José Cela.

Ser autor de 'La casa de Pascual Duarte' o 'La colmena', sumado a la condición de premiado con un Nobel de Literatura (1989) y otras muchas demostraciones de su altura, debían dar para 'sobraduras' como aquellas  que a veces se le apreciaban a don Camilo. Y las dos bolas cojonudas a las plantas de su efigie en el parque de Padrón son firme metáfora de una impronta que, como mínimo, debía imponer mucho respeto a quienes llegaron a tenerlo delante.

Pero, creo, hay que buscar al literato a la salida de esa población que, a orillas del Sar, tiene albergue al paso de nuestro camino portugués. Y no parece que detenernos al inicio de la siguiente jornada, cuando aún no ha amanecido y urge ponerse en marcha camino ya de Santiago de Compostela, sea el mejor modo de disfrutar de ese rincón concreto. Así que en la tarde de pernocta en Padrón nos asomamos al lugar al que ahora peregrinan mis palabras.

Hay otra imagen broncínea del escritor allá donde la Iglesia de Santa María de Iria Flavia y su sugerente cementerio se miran cara a cara con la antigua casa de los canónigos, convertida en la actualidad en Museo de Camilo José Cela. Hoy, un año después recuerdo el momento vivido junto a él, cuando la tarde estival tan poco tiene que ver con la canícula sureña y las impresiones de los peregrinos festejaban ya proximidades compostelanas.

Y todo ello... porqué ahora? Verás, andamos reflexionando y gana la idea de no encorsetar nuestras experiencias del Camino en formatos, estructuras y obligaciones para el día a día nuestro en Jerez. Que quede siempre en el horizonte refrescante la posibilidad de encontrar en la ruta jacobea la liberalización de las penas cotidianas. Que el reencuentro con nuestro sueño se anteponga a la conversión en pesadilla de tan onírico peregrinaje.

Decía Cela que "no es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, como no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo". Lamento profundamente que huir de ese pasivo participio me pueda llevar a gerundio tan malsonante pero, genio y figura, lo cierto es que siempre será mejor ser protagonista activo del destino propio. No en balde, también dejó dicho que "la vida no es sólo el corazón que late; es también el pensamiento flotando sobre el que dejó de latir".

jueves, 4 de julio de 2019

Bendita petulancia!

Creí no tolerar jamás ese tipo de vanidades que, ya desde el propio vestuario, se encargan de dejar claras determinadas intenciones rotundamente confirmadas en cuanto el personaje abre la boca. Pero sólo lo creí. No era cierto. Siempre hice una excepción con nombre y apellidos de galán de nuestro cine que, porque el puñetero realmente mantuvo su planta hasta sus últimos días, nunca necesitó dejar de serlo.

El actor Arturo Fernández tenía poco que ver con nada desdeñable que pudiera achacarse a semejante ponderación de la belleza y elegancia propias. Sinceramente lo digo, que a nadie que no fuera él se le ocurra aparecer ante mí que tales trazas petulantes porque saldrá trasquilado. Y, ahora que acaba de dejarnos, más valoro y más entrañables me resultan sus menciones a los talentos que la vida le regaló.

Descansa en paz, admirado "chatín". Habrá quienes, tal día como hoy, te desearán cosas como que la tierra te sea leve. A mí, sin embargo, me parece una ordinariez que se ensucie tu impecable traje con ella y prefiero imaginarte entrando, sobre alfombra roja por supuesto, por esas puertas que custodia San Pedro a quien, estoy seguro de ello, engatusarás con alguno de tus piropos para que favorezca tu acceso.


lunes, 1 de julio de 2019

Ole tú, Pepe!

Hoy nos saluda julio. Lo hace con sus cacareados ecos de ola de calor aún por sentirse por estos pagos y una de esas operaciones salida que tantas veces pasan factura en el empeño de desvestir a la ligera hábitos cotidianos que se nos han hecho epidermis de difícil despegue.

Veo a algún buen amigo iniciando el Camino de Santiago, probablemente uno de los mejores métodos de abrazar las vacaciones resarciéndonos de lo diario como transfiguración efectiva si se plantea bien la experiencia. El empeño personal puntúa siempre pero la colaboración del lugareño ayuda.

Os presento a Pepe. Su bar en el centro de Padrón es, a las cinco o seis de la mañana, cálido punto de partida para la etapa última de la ruta portuguesa. Cuando Compostela está ya en el horizonte, el desayuno en su casa, a apenas unos metros del albergue, sorprende. 

Las fotos, los libros de firmas o las banderas que exornan el local demuestran que había algo más que operación comercial en su ofrecimiento de la tarde antes, sólo un rato después de haber llegado a la cuna del 'pedrón' en el que se dice amarraron la barca con los restos del Apóstol.

Luego llegas de vuelta, pasan los meses y las sonrisas pueden torcerse con todo aquello que en camino parece no afectar pero que aquí se hace losa lapidante. Es entonces cuando compruebas que esto no consiste en que dejen de asomar de nuevo actitudes mezquinas en tu entorno.

Recibes, asumes, admites, toleras las situaciones con otro talante. Te ves dotado de mayor paciencia. Observas que el aire sólo se enrarece a tu alrededor si tú lo permites. Contemplas las situaciones beligerantes o meramente molestas con un silencio, por ejemplo. Y el camino sigue.

Me acuerdo de Pepe. Cobrados los desayunos, a qué preocuparse por esos extraños andaluces? Que les dieran morcilla por esos andurriales que aún les quedaban pendientes. Pero no fue así. Quién comienza su jornada, antes que amanezca, con esa cara, con esa actitud?

Querido Pepe, ole tú! Hoy, en mi tajo laboral, asumo la realidad de una cotidianeidad distinta. Y afirmo categóricamente que, en ninguno de los ámbitos de mi vida, hay nadie capaz de jorobarme el día. Ni por asuntos materiales ni por aquellos otros que osen cruzarse en mi existencia.