sábado, 26 de mayo de 2012

No son los cerros de Úbeda

Foto de Charo Barrones
No es un montón de arena casual. La naturaleza se dejó modelar por el aire cálido del sur. No es una duna más. El enclave fue diseñado por la mano sabia de un arquitecto incomparable. No es un sitio cualesquiera. Porque no puede serlo aquél en el que la gracia de Dios se esparce con tanta generosidad que pareciera dar también luces (sol no falta desde luego, para hablo de otras) a los presentes a la celebración.
El Cerro de los Ánsares es el gran descubrimiento físico del tránsito de los rocieros por Doñana. "El lugar más cercano al cielo tanto física como espiritual y rocieramente", le he escuchado estos días a Joaquín Vallejo, pregonero del Rocío de este año en La Concha, un hombre bueno y sensato como pocos. Y, en efecto no son los cerros de Úbeda, con respeto y admiración a aquellas tierras jiennenses y mera referencia al dicho popular.
Que no es baladí nada de lo que allí ocurra y que el obispo José Mazuelos, que ofició la misa que tuvo lugar hace veinticuatro horas allí para los rocieros jerezanos tampoco obvió su grandeza a la hora de hacer grandes sus palabras en una homilía cargada de su impronta. Dedicó aquella eucaristía a las familias. Lo hizo en vísperas del Encuentro Mundial que el papa presidirá en junio en Milán. Lo hizo porque les hace falta apoyo.
El Rocío no son los cerros de Úbeda. Esto no es un 'jajajajijiji' gratuito y sin sentido. Cuando la demagogia, tan cargada de la razón que algunas de las escenas que la Romería han ofrecido alguna vez apadrinadas por los famosetes o sin semejantes anfitriones, se vuelve a disparar contra esta manifestación de fe popular crece mi empeño en su defensa. Aunque por segundo año consecutivo vuelvo a quedarme en Jerez.
Este año son menos. La crisis arrecia. Es uno de esos en los que los rocieros cabales encuentran una depuración natural. Porque los de verdad siempre van. Aunque sea de peregrino (unos cincuenta por cierto este año). Y, aun a riesgo de que se descuelguen necesariamente ante las dificultades muchos de los mejores hijos de la Virgen, finalmente terminan faltando bastantes de los que se llevan el agua de El Rocío al molino equivocado.
El destino de los rocieros no es el de esos planes folclóricos y costumbristas que todos, pese a todo, abrazan como propios también. Es el de esa gran verdad que en pocos sitios como el propio Cerro de los Ánsares se evidencia con tanta naturalidad como enjundia. Un lugar, desde luego, para instalar aquellas tres tiendas del monte Tabor. Y, para como está el patio, no crean que no es una buena idea.

martes, 22 de mayo de 2012

Ante la huelga de la educación


Llevan décadas y décadas violando con alevosía la educación. La reforma de la contrareforma de lo reformado con anterioridad por otros, ya saben. Así nos va, conviniendo siempre que tanto toqueteo está despeñando por el barranco del descrédito cualquier intento que, casi siempre, está más avalado por la ideología en el poder que por el verdadero empeño en que las nuevas generaciones cuenten por fin con la formación y la información que les evite cometer las memeces que, tanto desde mi generación como desde otras mayores, contemplo a menudo con tristeza.
Pero todo podía ser peor. Y el viejo diplomado en Magisterio que se esconde en este periodista extremadamente circunspecto y dado a la resignación y el excepticismo asoma la nariz para resoplar con más retranca que ira cuando asistimos a la convocatoria de la huelga que, desde Primaria hasta la Universidad, la educación pública protagoniza hoy. Tanto la reducción del 21% en esta materia en los Presupuestos Generales del Estado como el ahorro pretendido en las autonomías para este año parecen argumentos lo suficientemente objetivos para entenderla lógica.
Tantos convocantes no pueden equivocarse, cabe pensar a la luz de cuantos se suman a la queja de este nuevo 22M de resabios conmemorativos. Un año después de las municipales llega la huelga. Solo falta que sea a los ayuntamientos constituidos en 2011 a los que les echen la culpa de ello. Y ello pese a que no son pocos los que coinciden en cargar tintas contra el Gobierno de España. Reciba el PP, pues, cuantos mensajes convengan por medio de esta convocatoria. Mal que nos pese que la educación es una de las más sonoras de cuantas competencias están en manos autonómicas.
Las pelotas políticas que van y que vienen, enviadas por verdaderos descerebrados interesados en echarlas fuera de su terreno de juego para salvar su gestión, o su cotito, son el lamentable testimonio de aquellos que, en el fondo, solo son fruto de la educación que les tocara en suerte. Pobres ellos y ellas, que en su curriculo escolar quizá no encontraron nunca el aprendizaje del aquellas herramientas que los convirtiera, hoy en día, en hombres y mujeres de provecho al frente de unas administraciones que primero desnucaron sin poner medios que evitaran la hecatombe y desde las que ahora sacan la tijera.
La reforma del 72 es la mia. No sé si la de ellos, los que hoy en día tienen algo que decidir al respecto, es ya educación Logse o de otros modelos de los que han completado tan lamentable catálogo durante años. Cuál es la suya? La de nuestros hijos, a todas luces, será la de los recortes. Y a lo mejor no es culpa de quien se haya visto obligado a sacar la tijera, si lo hace condicionado por la hucha con telarañas y deudas que se haya encontrado. Pero lo verdaderamente cierto es que ni es culpa nuestra ni mucho menos de nuestros críos, una vez más los damnificados por la situación. 

domingo, 20 de mayo de 2012

Ascender entre el silencio y la palabra


Hoy es día de los periodistas. Más allá de San Francisco de Sales, que quedó a finales de enero como siempre, la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales propone hoy, día de la Ascensión del Señor, un momento para la reflexión. Sí, es cierto, se trata de una convocatoria eclesial pero no se preocupen que no les entrará urticaria. Lo prometo.
Comunicar, que nunca ha sido fácil que precisamente la Iglesia ha de seguir aprendiendo, es un ejercicio no necesariamente verborreico. Y, en momento tan delicado para la profesión periodística, quizá se entienda aún mejor que, como dice el Benedicto XVI con motivo de este día, "cuando palabra y silencio se excluyen mutuamente, la comunicación se deteriora".
Por ello me apresto a no rajar gratuitamente sobre las dificultades en las que nos hayamos inmersos tanto los de mi profesión como los de todas las demás. Tampoco me lamentaré más de la cuenta de la mierda (ustedes disculpen) de mundo que heredarán nuestros hijos. No, no se aflijan. Acudiremos a la sabiduría del silencio que ha de escoltar siempre a lo que se diga.
No se enteran, ¿verdad? No se lo reprocho porque es ante la tentación de la queja ante lo que yo propongo el silencio. Callarse es lo mejor que se puede hacer cuando lo que diga no vaya a aportar esperanza a quien lo lea. Mi indignación no gritará. Es así como la siento: silenciosa erupción de un volcán más efectivo si no hace ruido gratuito.
A decir verdad, creo que se habla mucho y se hace poco en medio de la crisis. Recortado un buen tercio de mis ingresos en apenas dos meses, opto por callar y actuar. La cuenta de Carrefour que se quede a la mitad, las ortodoncias sean paralizadas y las vacaciones en Rota queden desconvocadas. Son solo tres ejemplos de un plan bastante más amplio y ambicioso.
Ni mi mujer ni mis hijos se meten conmigo como escucho decir de Rajoy, la Merckel o todo aquel hijo de vecino que tiene la desgracia de tener poder en medio de este marasmo. Y... ¿saben una cosa? He encontrado en la mayor unión que las dificultades han generado la mayor expresión del concepto 'familia'. Todos a una, echando una mano más que poniendo zancadillas.
Ascender entre el silencio y la palabra justa. Ni una más y, desde luego, descartando las pronunciadas fuera de tono. Créanme, santa medicina. Que para poner pegas sin hacer mucho ante la situación que nos ha tocado siempre hay tiempo. Ánimo, que de esta se sale, pese a la prima de riesgo y los corralitos con los que seamos amenazados.

viernes, 18 de mayo de 2012

Afilando para el regreso


Me piden que no cesen mis entradas. Que cada 'Palabra de Gaby!' sea compartida con quienes quieran leerme. Que mis pensamientos no se angosten en unos adentros que son como cueva en la que son maceradas las mejores esencias de una vida complicada. Actualizando pues me encuentran. Y, para que nadie me eche en falta en adelante, propongo firmemente los reflejos más fieles de una vida que se ha vuelto un pelín convulsa.
Se pararon las aportaciones al blog, como ven, hace algo más de un mes. Entonces comparecieron todos los demonios de una crisis que acababa de cebarse contra mí con el cierre de La Voz de Jerez y que, por otra parte, tampoco ha encontrado nada mejor en qué entretenerse (la crisis, la prima de riesgo, la más reciente plaga de Egipto o el fin del mundo que profetizaron los mayas) que una rebaja salarial colectiva en Cope.
En ellas, las secuelas personales de los recortes (quizá me reconvierta en afilador, ese viejo oficio que podría encontrar hoy en día muchas tijeras necesitadas de pasar por la piedra), puede anclarse el shock de quien detiene la marcha en esta bitácora. Puede parecer paradógico, porque ahora tengo algo más de tiempo para escribir. Y también la enquina suficiente para hacerlo con mordacidad. Pero no me gustan las vísceras.
Ahora, sin embargo, propongo firmemente abrir la presa para que las aguas, que bullían con ganas de saltarla si esto no ocurría pronto, discurran cauce abajo. Algunos van a tener que empezar a nadar. Por si las moscas. Otros, espero que los más, encontrarán un manantial limpio y fresco en el que beber honradez, veracidad y compromiso. Cuidado que llego. Gracias a todos los que esperaban esta vuelta a la carga.