sábado, 23 de marzo de 2013

Vísperas de lluvia y esperanza

Domingo de Ramos en el Arroyo.
Creo que no llueve en este momento. Pero pocos dudan que ocurrirá antes que llegue la noche de este Sábado de Pasión. De hecho estoy convencido que se precipitarán desde el cielo, nunca mejor dicho, las ilusiones de esas nuevas hermandades que, erigidas pero sin día asignado durante la Semana Santa que mañana se pone en marcha, ponen en ello tanto pundonor que da rubor comprobar, acaso porque uno lo ha ido perdiendo desgastado por tantas y tantas cosas, que envejezco con la diligencia que se despacha el cortejo de mi Consuelo del Pelirón camino de la Carrera Oficial.

Es, sin embargo, la túnica del Perdón la que cuelga en el salón de mi casa aguardando que, si acaso, solo hayan chivos expiatorios hoy para esas culpas que nos dobleguen ante la realidad de un mal tiempo seguramente merecido por no haber sido lo suficientemente santos durante el año. Qué paradójico, en cualquier caso, que aquella penitencia que nos fuere impuesta, la que pregonaba la cantinela con la que aprendíamos cómo confesarnos, sea justo la contraria que la que nos reviste de nazareno. Será que lo que nos gusta no contabiliza en el ábaco de Dios.

Pero si nos gusta, Señor, no nos culpes. Cómo es posible que, ante mi bitácora abierta y con el Spoty como banda contratada para esta tarde en la que los cascos conectados a mi ordenador perfuman mis oídos con 'Jesús de las Penas' en tiempo de adagio, el estremecimiento que siento no sea considerado parte de tu bendita cercanía. El whatssap va apuntando noticias ("chispea en Upace!", "llueve en Corpus Christi!", "Pasión espera 20 minutos!"...) y me convenzo que es la mano de Dios que hace de las suyas en los cielos otrora despejados de una víspera emocionante.

No levanto los dedos del teclado, pero sí los ojos por encima de la pantalla del portátil. Clavar mis ojos en la sarga azul marino del hábito nazareno que vestiré mañana, en un nuevo Domingo de Ramos de estación de penitencia, me procura la intranquilidad de quien más bien se considera escrutado por ese bendita vestimenta. "Vas a dudar del Padre?", parece cuestionarme inquisitivamente. Y aunque el tiempo lloviznoso parece acompañar mejor el tono nostálgico de 'Qué tiempo tan feliz", programa que la tele de casa propone ahora, mi ánimo comienza ya a procesionar.

Feliz Semana Santa. Aunque llueva, aunque no pare desde aquí hasta el Domingo de Resurrección. Provechosos días os deseo en el espíritu de una certeza de la que ni las nubes me van a mover esta tarde: si por esa extraña regla de tres ya huele a Pascua, será porque, del mismo modo que tras la tempestad siempre llega la calma, la vida siempre se impone. Ha sido llegar a este punto, casi al final de estas líneas, y comenzar a diluviar. A ver qué pasa hoy finalmente. Los 'Adagios de Pasión' me proponen ahora las 'Saetas del silencio'. Será que toca callarse.

sábado, 16 de marzo de 2013

Albahaca y romero

Pastas de mis pregones de Semana Santa de El Pto, Sanlúcar, Jerez y Pto. Real.
Aquella bien traída terceta que invitaba al pregonero a persuadirse del mundo en su alcoba y entre las fragancias de algunas de las plantas aromáticas más castizas viste bien este sábado mío tan tontorrón y nubosete. La semana ha sido tan demoledora en ese terreno laboral que tan poco da para que uno se entretenga en chilindrinas sensoriales que ahora necesito ir revistiéndome paulatinamente del carácter que requiere subir al mediodía de mañana, Domingo de Pasión, al escenario del Teatro Principal de Puerto Real.

Unas pastas preciosas acunan 38 folios en una vitrina del salón de casa. La familia se prepara para mañana. Y mi hijo, el pequeño, escucha marchas procesionales conmigo. Desconectar tan bruscamente, como bajar de cien a cero en una losa, es un ejercicio que da dolor de cabeza. Es stress que sale en medio del descanso. Nada que ya no conozca. Pero hoy tiene un sentido distinto, algo al menos. Quizá porque no se trata de vaciar la mente y quedarme in albis, disponer un fin de semana balsámico sin más.

Hoy tengo esperando, para ocupar el espacio que las preocupaciones semanales dejarán en cuanto el dolor pase, una cola mayor aún que la que hay en este momento ante el palacio de Ifeca para el Salón del Manga. La diferencia es que cuanto aguarda a acomodarse en mi interior no se reviste de tan extraños aspectos como los de esos jóvenes que encarnan a sus personajes favoritos. Buscan ya su lugar en mí la serenidad, la paz, el equilibrio, la inspiración, la intención, la armonía, la felicidad, la piedad y la elocuencia.

El Pregón Oficial de la Semana Santa llevará mañana al mercedario Ismael Maroto Carabaño al jerezano Teatro Villamarta, a José Manuel Lorenzo Salmerón al atril de El Puerto de Santa María, al compañero periodista Juan Manzorro Burguillos en Cádiz, al joven Francisco Javier Segura Márquez a exaltar la celebración en San Fernando, a Antonio Bernal en Rota o al colega delegado diocesano de Medios de Comunicación en Málaga Rafael Pérez Pallarés en esa otra capital andaluza.

A todos los adivino, en este momento, en tesitura similar en función de la personalidad y, desde luego, al amor de devociones, trazas literarias y perfiles humanos, geográficos e históricos que pregonar distintos. Exhale el sábado para todos los que, como yo, nos preparamos para adentrarnos en las brumas y los claros de la fe, la tradición, la cultura o la nostalgia de un pueblo que, pese a quien le pese, en citas como la de la Semana Santa se reconoce como en pocas, por encima incluso del compromiso con el credo que lo mueve.

Quizá algunos no lo entiendan, es más que posible. Pero el día de hoy es, desde luego, víspera que nos 'envigilia' adormeciendo temores e impulsándonos hacia el éxito en un compromiso literario y religioso que solo será, finalmente, lo que Dios quiera. Por ello, esta parada previa ya me coloca invocando al Espíritu Santo para que mi exaltación me haga visible instrumento de la redención de Cristo y del amor maternal de María Santísima. "Pregonero, pregonero, perfuma tu alcoba con albahaca y romero". Eso hago presuroso.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Obra sabia del Espíritu Santo

El Cardenal Jorge Bergoglio presentado como Francisco I.
El Espíritu Santo sabe lo que se hace. Yo estaba en una reunión de padres de los niños que celebrarán su Primera Comunión este año en la parroquia de San Benito. Presidía el sacerdote Eugenio Romero, que me miraba de reojo para, sin perder el hilo de su presentación de la Eucaristía a los mentores de los críos que tomarán a Cristo Sacramentado dentro de poco más de un mes, aguardar a que completara con un nombre el primer anuncio de una madre a la que por whatssap ya le avisaron de la fumata blanca. Pero aún faltaba una hora para que el balcón se abriera. A la terminación de la reunión, mientras no quitaba ojo de los avisos que iba recibiendo en el móvil de que llegaba el momento, me pide la catequista que sea lector de la Pasión el Domingo de Ramos. "Cuenta con ello", digo a Angelita casi sin mirarla a la cara. "Sabes quíén es Bergoglio", pregunto reparando de inmediato en aquél argentino que viajaba por Buenos Aires en autobús.

La aparición de quien haciéndose llamar Francisco no solo me complace por tener al de Asís en el frontispicio de una era de Evangelio directo, testimonio y austeridad eclesial sino que también me confirma en algo que me dio por decir estos días ("es la hora de un papa latinomericano", apuntaba) colmó las expectativas. Pedir ser bendecido por el pueblo congregado antes de elevar él la mano, ese padrenuestro que pone inicio al nuevo pontificado, su talante diáfano en las palabras y en las posturas... Dios santo, éste es el Santo Padre que necesitábamos tras dos pontificados tan ricos como complementarios para esta época como lo fueron los de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Me he puesto ante el ordenador con el afan de recuperar mis líneas en la bitácora olvidada por la saturación de las exigencias del mundo y me encuentro que, incluso yo, respondo a lo que ahora necesitamos. Suenan las campanas, y también mi corazón.

Me hace feliz la elección del colegio cardenalicio, vehículos del Espíritu que han vuelto a considerar que quien entra de papable en un cónclave sale de cardenal. Todos los nombrados tanto por la opinión pública han hecho un gran servicio, involuntario porque nadie se promueve, a la obra sabia del Espíritu Santo. Y ahora tenemos a Francisco. Sorpresa? Para mí no porque siempre pensé que tocaba un hombre venido de ese vivero de la fe que nos evangeliza en la vieja Europa y en todos los lugares en los que era preciso refrescar la acción de la Iglesia en medio del mundo. Aún recuerdo la fortaleza testimonial de todos los chavales que vinieron a Jerez con motivo de la JMJ, casi todos de países como Colombia, Guatemala, El Salvador y también de Argentina. Tocaba, claro que tocaba que el primero de fuera de nuestro continente correspondiera a una tierra de tan espléndida fe ejercida con derroche y sin los complejos de aquí.

Alabado sea el Señor. Que Francisco tenga un fecundo pontificado y que nosotros sepamos adentrarnos de su mano en los retos que en medio de la sociedad actual se reclama de nuestra Iglesia. Evangelio directo, testimonio, austeridad, presencia en el mundo... Que el Espíritu Santo siga alumbrando!