jueves, 30 de abril de 2020

Miradas

Tapemos toda posibilidad expresiva que encontremos en la cara salvo una y llegaremos a descubrir mucho más en ello que cuando, con todo a la vista, la distracción de lo esencial se impone silenciando muchas cosas que se nos escapaban. Más aún si hablamos de los ojos.

Uno de los servicios colaterales que las mascarillas en la calle han puesto a nuestro alcance tiene más que ver con lo que no tapan. O no han disfrutado estos días de la experiencia de cruzarse con alguna persona e intentar clasificar esa mirada ahora no ignorada?

Me he cruzado con gente cómplice cuyos ojos me han dicho con más elocuencia que viva voz "estamos en el mismo barco!". "Ni se te ocurra acercarte!" he 'escuchado' sin embargo a otros. Y, entre ambos extremos, puedo catalogar todo un abanico de esos mensajes que dicen no verbales.

He llegado a leer un "a dónde vas con esa mascarilla, la mía es mucho mejor" y también a quienes parecen a punto de llorar tras mascarilla, gorro quirúrgico y bata blanca, o verde. Aunque eso a través de la tele, aparato que a veces también está para ponerle una.

Pues, ahora que comenzamos aquello que llaman desescalada camino de la nueva normalidad, cuidado con creer que ésas serán experiencias excepcionales, correspondientes sólo con este tiempo del que diremos el proverbial aserto de abuelo cebolleta: "Yo estuve allí!".

Olvídate de la salida de nuestras vidas de este tapabocas que me sumo a los que creen que ha llegado para quedarse. Al menos durante un tiempo. Si es así, como temo, cuidado con lo que me diga tu mirada. Ya a estas alturas tengo hecho un máster, y no de aquellos de pacotilla.

miércoles, 29 de abril de 2020

Buscando las mallas 'apretás'

Los más desesperados imaginaban el final del confinamiento con chiqueros abriendo paso a jaurías despendoladas hijas de tanta quietud como curiosidad por saber qué hay en esas calles que dejaron hace mes y medio. O exagero? Quizá, pero algo hay de ello.

Y a la espera de ver a los que, porque no son esenciales y han disfrutado de encierro pleno, más tiempo llevan sin oler el exterior salvo lo que favorece el balcón... Al aguardo de las carreras de éstos, insisto, ya tienen fecha los que verdaderamente saldrán a correr.

Este sábado recuperaremos las mallas 'apretás'. Y hasta asomará también alguno de esos chándals ochenteros de pantalones de campana que hay quien tenía guardado. Habrá que aprovechar la ocasión aunque no fuera práctica que tuvieran entre sus rutinas.

A mí me ha pasado que un leñazo en las lumbares me apartó en su día de las zapatillas, dorsales y adrenalina propias de otro tiempo y que el confinamiento me devuelve como premio un entusiasmo que no habrá quien me frene. Pero eso es otra cosa.

Lo que sentimos los que hemos corrido no lo entenderán jamás los de la tonta broma del "correr es de cobardes". Pero la emoción que tengo tanto tiempo después deseo a todos los que, cuando salgan, necesiten dar contenido al brío acumulado todo este tiempo.

Y ahora rescato, en el recuerdo de todas aquellas populares y medias maratones que tuve a mi alcance en su momento, esta imagen del sitio que tantos entrenamientos para aquellas pruebas acunó, sólo o acompañado, con sol o lloviendo. Laguna de Torrox, allá voy!

lunes, 27 de abril de 2020

La nueva normalidad

La sospecha de una situación postcoronavirus en la que no serán pocas las cosas que deban cambiar en nuestro día a día ha sido bautizada en el discurso político, el sanitario y poco a poco ocurrirá lo propio también en la calle. Y su nombre tiene un primer eco de necesaria prevención inmediata contra todo rebrote.

El distanciamiento social nos promete este próximo verano imágenes inauditas en las playas. Las mascarillas se han hecho ya hueco en el cajón de mis calcetines. El teletrabajo, la telesanidad y hasta los telecumpleaños hacen posible lo imposible en medio de un confinamiento asumido a regañadientes. 

Pero la 'nueva normalidad' del mensaje que nos llega desde la esfera pública, un futuro difícilmente definible en sus detalles más allá del corto plazo, tiene un segundo eco que me acerca a películas en cuyo guión nos cuesta vernos. Se trata de todo aquello que iría más allá de los refuerzos de emergencia inmediata para la salud.

Comer en adelante en un restaurante como si estuviéramos haciendo un vis a vis carcelario, acostumbrarnos a no volver a saludar con besos ni abrazos, mantener ya para siempre esas líneas en el suelo que marcan la distancia con quién nos antecede en una cola, el rediseño del patio de butacas de un cine...

Hablando de cine: "La ciencia-ficción nos ofrece una ventana sociológica de exploración de las sociedades y sus miedos" dice Luis Miguel Ariza, autor del libro 'Vigilen los cielos'. Se trata de un divertido y reflexivo recorrido intelectual por las películas que ahora pasan por mi mente. El tiempo dirá hacia donde vamos.

'Wall-E', 'Ready Player One', 'Okja', 'Her', 'Snowpiercer', 'Los juegos del hambre' o 'Avatar' cuentan historias que ayudan a pensar mientras surcamos estos tiempos de cierta pérdida de nuestro día a día más comúnmente reconocible. Mucho más, de momento, que esas mamparas en el restaurante.

sábado, 25 de abril de 2020

Triste club de la comedia

Es sábado sabadete. Camisa limpia y repiquete. Y el sarcasmo sin más intención que la sonrisa facilona, quizá para diferenciar con tono distendido el fin de semana como terapia sicológica ante el confiniento, me lleva a meter en el mismo saco a un insensato, un torpe, un populista y un impetuoso. 

El denominador común es que son gobernantes mundiales. Con lo que el peso de semejante púrpura les exige. Y, aunque no son comparables los despropositos aquí retratados en comandita, he de decir que todos me mueven por igual a un cierto choteo. Mal que me pese el drama que estamos viviendo.

He esperado unos días para escribir esto. Para terminar de creerme la propuesta de inyección de desinfectante, para que acabe mi descojonamiento tras el tutorial sudafricano de colocación de mascarillas o para aliviar mi estupefacción por las muchedumbres que aflojar medidas lleva a las calles brasileñas.

El mundo está lleno de pequeñas o grandes sandeces que ponen a prueba la capacitación de quienes están al frente de países de todo el planeta. Espero que nadie considere que estas letras son ataque al afecto debido a nuestros gobernantes. Que luego intentan recortarnos la expresión de todo aquello que nos desahoga.

Lo cierto es que algunas de las cosas que estamos viviendo son dramáticas. Un infierno en según qué casos. Pero las superaremos pese a las víctimas que están cayendo a diario. Otras son tan cómicas que he de reconocer que sin ellas no sobrellevariamos la situación de igual modo. Ardo en deseos de saber qué será lo siguiente.

viernes, 24 de abril de 2020

Una deuda impagable

Fueron aquellos niños de los años cuarenta y cincuenta, los criados enmedio de las necesidades que la posguerra dejó en nuestro país. Y tambien son quienes, en los cincuenta, tuvieron la juventud que pudieron. Padres en los sesenta y setenta, hicieron que el bienestar que llegaba mejorara la vida de sus hijos. 

Más recientemente se han convertido en memorables abuelos cuajados de detalles para nuestros niños. Y hace apenas una década fueron salvavidas, de toda la familia en muchos casos, durante la crisis que dejaba en paro a los hijos que, quizá desahuciados de sus viviendas, se colgaban de sus pensiones.

Quienes son hoy en día las personas pertenecientes a esta generación de campeones ante los que descubrirnos? Efectivamente, se trata de aquellos y aquellas mayores que, octogenarios ya, están sufriendo la pandemia en esas residencias a las que el coronavirus les sirve la muerte a domicilio.

Se me hierve la sangre de pensarlo. Han dejado tanto a lo largo de su existencia que nada que hagamos por ellos será suficiente. Menos si se ven discriminados ante la falta de respiradores. Y si son ellos mismos los que los ceden para enfermos más jóvenes? Estaremos eternamente endeudados con ellos.

jueves, 23 de abril de 2020

Resonando mi plenitud

Cada día de San Jorge hay un dígito que cambia en mi vida. Y el 56 al que llego dicen que es el número de las relaciones. Pero no cualesquiera. Eso leo. Y también que las relaciones implican compañerismo. Qué sé yo. A estas alturas de mi vida el excepticismo sí que es algo bastante inevitable.

"La vibración o esencia del compañerismo es esencial para que el número 56 sea lo que es". Me insisten. "La interacción con otros le permite resonar su plenitud". Sigo leyendo. Resonar mi plenitud? Qué resonante, no? El confinamiento lo magnifica todo. O eso creo decían los participantes de Gran Hermano.

Pero lo más importante, dadas las circunstancias, es que soplar velas en esta situación se corresponde con valorar más cada nuevo año de vida. Sobre todo cuando a diario se ven las cifras de muertos a causa de la pandemia. Reparar en ello, tras creernos diosillos, eso sí que que es plenitud resonada.

En conclusión, agradezco las muchas felicitaciones que llevo toda la mañana contestando, mi gratitud alcanza también los términos con los que considerar un regalo cada hito en mi camino -por edad y por ese extra de valoración a la que la situación invita-, y todo ello con el sereno gozo de la madurez.


martes, 21 de abril de 2020

Recuperando territorios

Tenemos pendientes, entre nuestras ambiciones viajeras puestas en solfa por el confinamiento, el encuentro, en algún país centroamericano, con esas civilizaciones precolombinas cuyas obras arquitectónicas quedaron un día sometidas y hoy cubiertas por la selva.

Me seduce comprobar cómo la desaparición de la presencia humana espolea a la naturaleza a recuperar espacios perdidos en su día a causa de nuestra acción. Esas pirámides invadidas por la vegetación me suscitan la relatividad de nuestras capacidades.

Y no debiera sorprendernos ahora que sean vistos corzos por las calles de Tokio, conejos en las playas, jabalíes paseando por el centro de Madrid, canguros saltando entre edificios de viviendas en Adelaida, osos y hasta cebras. Éstas escapadas de un circo, eso sí.

Los animales han aprovechado la situación provocada por la pandemia para invadir espacios que hasta ahora ocupaban las personas. Hasta la Real Federación Española de Caza ha solicitado que se declare su actividad como esencial para controlar este asunto.

Naturaleza ocupando aquello que un día fuera arrebatado por una de las especies en detrimento de casi todas las demás. Lo mismo, al fin y al cabo, que lo sugerido con las ruinas mayas o cualesquiera otras muestras del poder humano sobre el planeta.

No soy especialmente animalista pero sí sensible al desequilibrio al que sometemos a este rincón del Universo tan afortunadamente lleno de vida. Y nos tendrían que hacer pensar imágenes como las que estamos viendo en la tele. Igual es una de esas cosas que aprender estos días.

Mientras ellos, los animales, son llevados por su memoria ancestral a recuperar territorios que un día consideramos sólo nuestros, seguramente nosotros tengamos espacios no físicos que rescatar desde el recuerdo de aquello que hace tiempo dejamos de ser. 

lunes, 20 de abril de 2020

Sí, pero cuidado!

Nada de parques ni de amigos ni de tocar bancos, papeleras, farolas... Nada de patinetes ni soltarse de la mano de los padres. Atención a las mascarillas en manos de los críos y al imprescindible lavado de manos al regresar. Y cuidado si en la casa a la que vuelven tras la salida hay mayores o personas en riesgo.

Dentro de una semana, el próximo lunes día 27 de abril, será levantado el confinamiento absoluto que los niños y niñas, según el anuncio del Gobierno de España y en las condiciones que aún habrán de precisar, podrán disfrutar para incuestionable beneficio reconocido por los psicólogos infantiles. 

Los pediatras alertan sobre los riesgos sanitarios de una salida a mansalva y/o sin el correcto control de los progenitores. Por eso anticipan qué actitudes hay que mantener en la calle para que no salga más caro el collar que el perro, el beneficio sociosicológico que el mantenimiento del control sanitario.

La clave está en los adultos. Y para algunos es menos molesto el niño colgado a una pantalla que en la calle si, en estas circunstancias, hay que estar alerta. Por ello no me parecen mejores los apóstoles de este desconfinamiento infantil que aquellos que, antes de abrir la puerta, ya están subrayando los peligros.

sábado, 18 de abril de 2020

Un doloroso soneto

Es la puerta en la que ahora sobreviven
preventivas las miradas acechantes, 
el umbral en el que yo recuerdo que antes
de este mal siempre los rostros sonríen.

Al abrirse la salida aún persigue
el runrún de bonanzas no alarmantes.
La llegada, sin embargo, semejantes
ojos limpios al cerrarse no consigue.

Es ahí, en esa dichosa puerta,
donde se abre sorprendente la academia
del amor sometido a una prueba.

Mascarilla ya se quita el que apremia
cariñosas recepciones que ahora cuestan
a causa de la dichosa pandemia.

viernes, 17 de abril de 2020

Vuelve el parte?

El CIS, 'Tezanos polls', incluyó en su encuesta conocida este miércoles una preguntita que da vergüenza ajena. Y a ratos también supino encabronamiento. Mal redactada, mal formulada y claramente manipuladora, El País dixit. 

¿Cree usted que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de comunicación social? Eso preguntó el osado encuestador.

El Centro de Investigaciones Sociológicas, entidad cuya seriedad debiera protegerse mal que nos pese que se le pierda el respeto por preguntas como ésa, sugiere que sea remitida toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales.

Y se cubre de gloria de arriba abajo cuando formula la alternativa: "O cree que hay que mantener la libertad total para la difusión de noticias e informaciones?". Válgame Dios, pues claro que hay que mantener la libertad. Qué narices!

Se han quedado tan panchos algunos o, incluso, se han deshecho en defensas indefendibles de Tezanos voces como la de Pablo Iglesias. Se prodigan también, gracias a Dios, quienes se llevan las manos a la cabeza con razón.

Si las redes se pueblan de trolls es por 'culpa' de la bendita libertad. Y si los medios de comunicación son diversos y cada uno propende a un lugar del espectro también. Hasta quienes equiparan a unos y otros lo hacen porque son libres.

Vamos a ver, una cosita sencilla y ahí lo dejo: llamaban el parte a aquella emisión con la que, en tiempos de Franco, habían de conectar todas las radios para atenerse a la 'verdad verdadera". A eso estamos volviendo? De verdad?

martes, 14 de abril de 2020

Aquí no hay quien viva!

Es tremendamente triste reconocer que la realidad supera de modo tan extraordinario a la ficción. Tanto que mis náuseas superan a las de la más afectada embarazada primeriza. Y mirad que me he reído yo con soltura con las puñeterías entre los vecinos de la serie pero la vida real que no me la toquen con memeces.

Una vez sufrí escrache por vecinos de antaño. Tenia en venta mi casa y la de al lado, mal bicho como ella sóla, calentó a algunos con la idea de que no vendería a los compradores adecuados. En la 'versión coronavirus' de este mal lo que parece inadecuado es la dedicación profesional a la sanidad o al comercio...

Ser esencial y entrar y salir del edificio es suficiente para que asome el papelito en el portal: "Somos tus vecinos y te vigilamos...". El 'vete a vivir a otro sitio' se ha convertido en la sugerencia insensata de mil candidatos al reparto de 'Aquí no hay quien viva'. Algunos superarían a los personajes de la serie.

Dicho ello, quede aquí constancia de mi gran satisfacción por los vecinos actuales, gente de bien con la que reencontrarme cada tarde en los balcones. Pero también mi encono ante lo que el miedo está generando en esas excepcionales actitudes que estamos contando desde los medios de comunicación.

sábado, 11 de abril de 2020

La importancia de lo invisible

Depresión, trastornos del sueño, problemas en el habla o dificultades en la escritura. Son algunos de los síntomas velados por el estereotipo del temblor por el que localizamos con más facilidad a un enfermo de Parkinson en nuestro entorno, aunque esto otro sólo lo sufra la tercera parte de los pacientes.

Las asociaciones que atienden a estos enfermos y a sus familias han apostado este año por visibilizar lo que menos salta a la vista. Hoy 11 de abril, Sábado Santo en esta ocasión, se celebra el Día Mundial del Parkinson tirando de #SeñalesInvisibles y animando desde el confinamiento.

Así están apareciendo estos días las fotos de quienes, con rótulos incompletos, hacen ver la necesidad de las letras que faltan para que el mensaje se entienda. Visibilización es una de las palabras más en mente desde que convivo con lo diagnosticado hace dos siglos mientras un jardinero temblaba cortando tulipanes.

Lo no visible, más allá del Parkinson, quizá se deba a un problema de apreciación de los detalles. Pero existe. Y a veces también se debe al ninguneo de lo que creemos meramente accesorio. Lo no visible puede, incluso, no desvelar más que la ceguera de quien mira sin ver. Pero lo no visible importa.

Quizá el confinamiento nos lo enseñe. Que entre todo aquello que pretendemos que nos cambie la pandemia también ocurra que aprendamos a poner el foco en los invisibles del mundo, en lo más invisible del día a día de los que nos rodean. Porque lo invisible cuenta. Y las personas con Parkinson lo tienen claro.

viernes, 10 de abril de 2020

Messiah

Es Viernes Santo. Ese Viernes Santo raro que me pide más que nunca que llegue el alivio pascual. Y si es posible a modo de liberación de la susodicha pandemia de las gónadas.

A veces uno no mide ciertas cosas cuyo resultado final deja pensando sin saber si atribuir a la casualidad o si todo forma parte de un plan preescrito desde algún sitio.

Resulta que a la búsqueda de serie nueva que ver en Netflix nos topamos con una cuyo título, en plena Semana Santa, nada influyó en la elección. Estaba ahí. Y tocó. Punto.

La CIA, el conflicto de Oriente Medio, un personaje misterioso y masas pasándolo mal. Tocó. Diez capítulos en tres sentadas que concluyeron al inicio de la Noche de Jesús.

Luego llegaron emisiones en la tele para el recuerdo de La Madrugá del año pasado. Pero para entonces ya nos dejó cavilando este 'Messiah' cuyos efectos no habíamos previsto.

Fue inesperado 'Ben Hur' o 'Los Diez Mandamientos' de este año. Pero sin estar programada para tan señeros días. Estaba en el gran cesto de la plataforma. Punto.

Y casi no te das cuenta de lo paulatinamente que ese pacifista de padre judío, madre cristiana, aire musulmán y llegadizo a ortodoxos y otros confesos se va pareciendo a Jesús.

La tentación del 'False God' que reza en la pintada de la iglesia tejana salvada del tornado planea permanente. Pero el personaje navega apacible entre tribunales diversos.

La Justicia, la Administracion, la prensa, fieles propios y extraños... Todos, como anases, caifases y pilatos, se aventuraban al juicio fácil mientras él se limitaba a hacer el bien.

Frases lapidarias con vitola cristífera, hechos que sanan desde la poca pretensión aparente y, una vez terminada la serie, mil preguntas sobre si es lo que parecía.

domingo, 5 de abril de 2020

Al pie de la Cruz, como siempre!

El sol, colando algún rayo por las rendijas de la persiana, me arrancaba una sonrisa a la amanecida. El viento que tanto soplaba entonces me la enturbiaba. El consciente me decía que es Domingo de Ramos, el subconsciente dictaba reacciones lógicas.

No tardé en recordar las condiciones singulares de este año, el confinamiento de marras, el septenario virtual, la túnica sin limpieza ni plancha, la función de palmas on line, los mensajitos recordando el infortunio y, con todo ello, un día más... uno cualquiera.

Hasta que la sonrisa de la gente de casa, con la esperanza imponiéndose a la angustia, me convenció que vivir el Domingo de Ramos raro que tocaba no era necesariamente un drama. De hecho apenas se lamenta nadie. O quizá sea que no tengo oídos para quien lo haga.

Quizá hemos de aprender que penitencia es la negación de aquello que complace nuestro gozo inmediato. Y, en estas circunstancias, sintamos más apretura en el confinamiento que en el esparto, en las filas disueltas que en el cortejo exquisitamente formado.

Ella al fin y al cabo está. Al pie de la Cruz, como siempre. Y nosotros también estamos. Posiblemente más predispuesto a la crudeza de la Cruz que un Domingo de Ramos cualquiera. Será cosa de dar gracias a Dios por esta experiencia? Sí, lo será!

sábado, 4 de abril de 2020

Total, de perdidos al río

Es Sábado de Pasión. No hay cofradías en la calle, que es lo que procedía salvo fin del mundo. Pero a mí la tarde no me da para consolarme con vídeos. Así que si toca surrealismo que sea del más disparatado.

Me he bajado la aplicación de televisión a la carta de TVE y he empezado a buscar lo más raro que pudiera ofrecerme. Y hete aquí que me encuentro precisamente con un fin del mundo. Uno de Jose Luis Cuerda: 'Total'.

Año 2598, Londres con pinta de pueblo de la Meseta, Agustín González narrador de lo inverosímil, hijos que superan en edad a los padres, vacas que quieren ir al cole y un panadero que atraca a sus clientes.

La película, de apenas 50 minutos, es el universo de Cuerda en estado puro. Y mi tarde, 'confitado' como se pone de moda decir, encuentra el disparate adecuado con el que tirar 'palante' antes del aplauso de las ocho.

González, Ponte, Alexandre, Caffarel, Ciges, Lampreave... No me dirán que con ese reparto la cosa no prometía. Dicen que las crisis generan oportunidades y a mí el coñazo del encierro me ha aportado unas risas.

Mañana por la tarde habría de revestir hábito nazareno. Entonces no habrá disparate alguno que camufle lo suficiente la enquina. Por eso he hecho bien en pasarme de rosca surrealista hoy. Lo de mañana será para no contarlo. 😣

miércoles, 1 de abril de 2020

Resistir?

Escucho desde el balcón a una vecina cantar el clásico del Dúo Dinámico con todo su entusiasmo. La pasión supera el más mínimo sentido musical, pero eso no importa. O eso parece a juzgar por quien, en la ventana contigua, se emociona.

No quiero ser aguafiestas pero comienzo a cuestionarme si, de verdad de la buena, esto es una cuestión de resistencia. "Que te apuestas, Gaby, que dos meses después que todo haya pasado volveremos a las andadas", me digo preocupado.

En la tercera semana de salidas al aplauso de las ocho comienzan a dolerme los brazos y, viendo las caras que veo, eso me preocupa. Quizá vaya con el paso cambiado. No será la primera vez. Pero lo cierto es que resistir resistir no es lo que más me priva.

Sí me he resistido estos días a escribir tanto como mi gusto personal y el confinamiento hubieran sugerido que ocurriría. Pero, de momento, no quería contar todo lo que pasaba por mi mente. No me parecía prudente ni útil en la actual contingencia.

Pero estar en casa, con tiempo para leer, escuchar música, pensar y poner en orden mis ideas... Eso no es resistirse a nada. Eso es una necesidad que si a todos hacía la misma falta que a mí no ha de convertirse en trinchera alguna digna de himnos.

Lo que me parece es que no estábamos acostumbrados a que la vida nos exigiera algo parecido a una heroicidad. Y ahora, salvados por supuesto los esfuerzos de los sanitarios, quizá debiéramos poner en cuestión que estemos haciendo algo tan tan grande.

Estamos aprendiendo. O debiéramos hacerlo. En circunstancias muy inusuales. Claro. Pero eso se agradece, no se resiste como si fuera un mal dolor de muelas. Pues veréis como de tanto resistir se nos olvida tomar nota y generar un mejor futuro.

Y, con todo, sigan saliendo al balcón, jaleen al desanimado, preocúpense por el familiar, el amigo o el desconocido en riesgo, hagan mascarillas y feliz a quien tengan al lado... Pero continúen en ello cuando se nos haya olvidado que fue esto del coronavirus.