En otros templos de la ciudad también y, de hecho, no serán pocos los que vivan ese tono especial que la primavera ayuda a considerar. Pero luego hay otros. Basta leer en redes un rato para que lo saquen a uno de la 'roá'.
No lo consiguen realmente, pero dejan cavilando un rato. ¿Por qué viven así un día tan especial? Esa crispación, esa contrariedad ante todo, ese tono bronco, ese querer imponer opiniones y criterios, ese sufrír tontamente...
Complicarse la vida es un desatino impropio de gente inteligente. Pero hacerlo con esas malas vibraciones es aún más inexplicable. Con lo fácil que es agarrarse a los ramos benditos de un día como éste, pese al virus.
En efecto hay quien prefiere andarse a ramazos, como todo el año. Y a mí me parece que el perfume de la Pascua que asoma siempre en los días de la Semana Mayor es una gracia que podía descubrir otra vida mejor.
La fe es un don. Y a nadie recrimino, lógicamente, no tenerla. Pero la infelicidad, que eso destilan algunas cosas que leer en tuis o entradas varias, debe siempre imponer un cambio. ¿Por qué no en Semana Santa?