lunes, 27 de octubre de 2014

Expuestos a vendernos al peor postor

Escuchar a Esperanza Aguirre declarar su vergüenza por la detención del que fuera secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, es refrescante. Otros habrán hecho algo parecido durante este tiempo de pestilente descubrimiento de las cloacas en las que se ha convertido la vida política patria. Pero el estilo rotundo de la susodicha, ése que para bien o para mal nunca deja indiferentes hable de lo que hable, tiene un poder balsámico especial.

Pero me faltan cosas parecidas, cuando no de superior capacidad redentora de la gestión pública, en tantos otros que hacen poco más que callar o musitar entre dientes la necesidad de abrir comisiones de investigación, confiar en la Justicia o formular en la impostada prudencia de quien tiene poco que aclarar la necesidad de hacer votos por bla bla bla bla bla bla... Me quieren explicar los dirigentes de los partidos mayoritarios, por ejemplo, a qué están esperando?

Y el caso es que casi empieza a dar igual, ya van tarde. Podemos irnos al garete mientras damos cuartos al pregonero que proclama que las urnas próximas se llenarán de votos cuajados de reproches y los errores de quienes pagarán el calentón aupando al primero que, es 'un poner', prometa mejores pensiones para más pensionistas (porque se retirarán antes, dice) pagadas por menos cotizantes porque no hay quien trabaje. Un lumbreras, vamos.

A mí, y es mi opinión (no necesariamente humilde pero sí prudente, pese a todo), me está pareciendo que hacemos el canelo cuando nos hacemos los ofendidos si alguien termina comparando lo que está pasando en España en estos momentos con otras situaciones históricas por las que la crisis económica derivó en protestas sociales generalizadas, pataleos contra el sistema establecido y apuestas por las soflamas del primer soplagaitas que baraja maneras distintas.

Ay, Señor. Con más dispuestos a blandir su vergüenza públicamente y, lo que hubiera sido más importante, adelantándose para desmontar a tiempo el uso de tarjetas opacas y demás mamandurrias ideadas para hacerse con el dinero ajeno quizá estaríamos más cerca de la salida de esta situación que lleva ya demasiado tiempo teniéndonos los bolsillos del revés. Pero aún puede ser peor si, como se supone, terminamos regalando nuestra confianza al peor postor. 

sábado, 25 de octubre de 2014

Otoño templado

Hace ya casi dos meses que no escribía nada en este nuestro blog. Y sé que ni aunque asegure en estos momentos que vivía con intranquilidad esa ausencia de mi bitácora entre vuestras lecturas, cosa relativa cuando acabo de repasar las estadísticas de visitas durante este tiempo y comprobar que las entradas antiguas también os han acompañado durante estos días, poco me libero, sospecho, de vuestros más que presumibles reproches.

Llega ahora por tanto mi enésima promesa de continuidad escritora. Pero sobre todo llega la oportunidad de que comprobéis que no ha sido tiempo en balde. Ni mucho menos. Han pasado cosas. Y seguirán pasando, claro. Habrá algunas dignas de ser publicadas y otras no tanto pero que, aun en ese caso, seguirán forjando la personalidad de quien se apresura a volver a volcar negro sobre blanco todo aquello que se me vaya ocurriendo. Preparaos pues.

Desde aquel último post comenzó el curso escolar con sus eternas precariedades no resueltas por la Junta, Rajoy ha retirado su proyecto de nueva ley del aborto, Pacheco ha ingresado en la cárcel y Pilar Sánchez es también condenada, la crisis no se acaba por muchos signos que aporte la macroeconomía y los partidos andan ya disparados, primarias atrás de quien correspondiera, a la lucha por cada uno de nuestros votos.

¡Hasta Alvarito Ojeda ha conseguido ya su antiguo objetivo de hacerse sitio en la España mediática (cuál niño Nicolás)! No hay nada imposible en la vida. Sean cuales fueran nuestros talentos. ¿Que no sabéis quien es? No seáis cachondos, que os gusta un video casi tanto como a él. Y luego el humo en las redes con cualquier vainería y la repercusión de un pensamiento enlatado o los 'me gusta' regalados con generosidad de voluntario de 'oenegé'.

Cuando hace un par de décadas se anunciaba otoño caliente solía significar otra cosa. Sindicatos, movilizaciones, protesta... Ahora estamos inmersos en una dinámica encaminada hacia lo desconocido por la que la resignación ante la situación o la esperanza en un futuro mejor sin necesidad de arder de desesperación se codean dejándose sitio a ratos la una a la otra. Otoño templado pues. Hasta en lo que al tiempo se refiere.

Dicho lo cuál, y como visto lo visto probablemente ya no estemos 'pa na', dediquémonos mejor a disfrutar de lo que tengamos a nuestro alcance. Es lo que nos queda mientras unos se deciden a mejorar esto y otros a disfrutar a la espera de que las buenas noticias lleguen hasta el gollete de esa botellita medio llena que es casi siempre mal consuelo pero eficaz lenitivo contras las penas que nos asedian. Hala, que ya he vuelto!