Las palabras las carga el diablo. Aunque no todas, afortunadamente. Y uno, y permítaseme recurrir a las frases hechas que siempre serán mejor que las improvisadas, es siempre esclavo de las suyas. Quizá por ello, e instalado en palco de barrera desde un tiempo a esta parte y dispuesto a disfrutar del 'espectáculo' que dan otros, me permito, porque antes también yo me expuse mucho, decir, aunque solo sea de vez en cuando y por medio de este modesto blog, que paso vergüenza ajena mucho más de lo que me apetece.
Estamos en la víspera del Corpus Christi, esa fiesta anual que nunca será mejor por su oropel pero que generación tras generación se hereda la tendencia de pensar que el problema del culto al Santísimo (como si hubiese otro que no fuera que apenas existe entre muchos de los sesudos analizadores) reside en que faltan alfombras, arcos, altares, guirnaldas, campanillas, banderas, estandartes, buena música, mucha gente en la calle, bares abiertos y hasta aquellos pobres soldados que en otro tiempo escoltaron.Una reciente intervención, por ejemplo, apelaba al reconocimiento de alguna institución que parecía ser la única que había hecho algo por el Santísimo. Creo que también anotaba quejas aquí y allí al albur de una idea de celebración que responde en cierta medida en cuanto antes señalaba. La seriedad de los postulados, engolados en un tono no falto del prepotente acento de los que se han convencido a sí mismos de que llevan una razón incontestable, venía evidenciada por la contundencia de sus palabras.
Hacer algo por el Santísimo? Como dice mi amigo Antonio Montoro, ese comprometido cofrade de la Buena Muerte y actual consejero de Sacramentales de la Unión de Hermandades (que nos dure) "malo será que el lunes después del Corpus sigamos siendo los mismos de hoy sábado". Nos urge transformarnos pero, hay Señor, preferimos seguir creyendo que somos nosotros los que tenemos que hacer algo por el Santísimo. Pobres diablos que, ni azotados por la crisis, ganamos en humildad.
No crea mi querido lector/a que soltando estas líneas que son como siempre palabra de Gaby y no doctrina ni dogma postulado desde el estrado, para eso están otros, procuro 'hacer algo por el Santísimo'. Lo escribo por mí mismo y en el ansia de encontrar, para este pobre y cansado juntaletras tan jarto de pamplinas, la evidencia de la que es única realidad destacable en esta víspera: que desde la custodia tendremos para nosotros la redención de nuestros aires de grandeza.
Alabado sea Jesús Sacramentado.