domingo, 24 de julio de 2022

Las dos torres de Gueliz


Son como dos dedos índices que se yerguen, el uno frente al otro, en pleno barrio de Gueliz. Parecen mirarse cara a cara pero no son, ni mucho menos, torres gemelas. Una de ellas, el minarete de la Mezquita de l'Hivernage, forma parte del millar con que Marrakech proclama su predominante condición musulmana. La otra se corresponde con el único campanario de templo católico que hemos encontrado en la 'Ciudad Roja' de Marruecos.

Berardo, Otón, Pedro, Acursio y Adyuto fueron frailes franciscanos, muertos como mártires en Marruecos el 16 de enero de 1220. Considerados como protomártires, son venerados como santos por la Iglesia católica. Conocidos como los Mártires de Marrakech dan nombre a la iglesia católica en la que escuchamos misa este pasado viernes. Había aguja en el pajar y, por supuesto, que la encontramos esa tarde.

El polaco Zenón es el cura que presidía la Eucaristía a la que, junto a tres religiosas y cinco laicos (todos ellos de raza negra), nos sumamos hace dos tardes. Es día de intensidad islámica, y la fiesta de cada viernes llena las mezquitas de oración, las calles de fieles que van y vienen a sus templos y los enclaves más vistosos de decenas de banderas marroquíes. No parece el mejor día para ejercer de cristianos.

O quizá sí. Siempre desde el respeto y la común tolerancia. Sentirse minoría allende donde la sinfonía de almuhédanos sorprende al visitante desde los 1001 minaretes no deja de ser una experiencia que curte. Quizá ayuda a interiorizar cómo se sienten ellos, los fieles musulmanes, constituyendo la minoría que en España son. Quizá no sea comparable por alguna razón que se me escapa. Conviene pues aprender tolerancia siempre. 

Lo cierto es que allí, en Gueliz, donde las dos torres se miran cara a cara desde las alturas, dos policías vigilan en la puerta de la Iglesia de los Santos Mártires. Ello no es preciso en el templo de enfrente. Claro. Y la reflexión, ya de vuelta a Jerez, me lleva a valorar todo intento de la Iglesia en esos lugares en los que no es especialmente bienvenida. Ojalá hubiéramos tenido más tiempo para conversar con Zenón y conocer cómo se lleva ello.

sábado, 16 de julio de 2022

Si la Reina de los Mares...


Si la Reina de los Mares
es un faro entre las olas...
si el color de la amapola
es pasión en los lugares...

en que se saben cabales
las glorias que pasan solas,
dime Carmen si no es hora
de anotar en los anales...

que los gozos más veraces
son aquellos que en las cosas
del día a día esbozan 
las virtudes más mordaces.

Sé feliz sin que retrasen
pequeñeces lo que ahora
interesa sin demora,
mi amor, mi querida Carmen!

martes, 12 de julio de 2022

Marrakech sensual


Bajaron del avión aún confusos por los trámites. Los frescores del vecino Jardín de Menara, que aún no habían disfrutado, no aliviaban de esos 45 grados con los que llegaron a la Ciudad Roja de Marruecos.

Marrakech rezuma pintoresquismo por descubrir a fondo en la Medina. Pero el curioso efecto de apartarse de la urbe moderna para inmiscuirse en el laberinto del callejero histórico parecía decir otra cosa.

No en balde, más que el efectista impacto del escenario, sintieron la entrada en la vida de verdad. Y, antes que se percataran de ciertos aprendizajes útiles sobre la ciudad, llegaron mil sensaciones inexplicables.

Bab el-Djedid, Koutoubia, Djemaa el-Fna; más allá, a la derecha, la Kasbah, las Tumbas Saadíes, el Palacio de la Bahía, más adelante la Madrasa de Ben Youssouf, lejos de la Medina los Jardines Majorelle...

Podían conocer la historia. Pero ya sabían que era más importante que la pituitaria se llenara de los mil matices de las especias, que las papilas acopiaran ciertos sabores únicos, que la viveza de los colores sacudieran...

Y así, embriagados de semejantes excesos sensoriales, alcanzaron el riad. El alojamiento, como se esperaba, reunía la esencia de la arquitectura árabe: ubicación recóndita, austeridad exterior y eclosión interior.

El té de menta con que fueron recibidos, el acento de los lugareños al cargo del establecimiento, las filigranas propias del confort árabe, la suite espaciosa y meticulosa en su decoración...

La excitación de los recién llegados no supo sino a estimulación sin medida, en sutil singladura desde la moderación de la llegada a un sitio desconocido hasta la sensual toma de posesión del lugar.

Ambos percibían a las claras, desde el minuto cero, qué era menester entregar dentro de la habitación para corresponder con exuberancia a tales efectos. Y casi sin deshacer las maletas comenzaron a colmar sus deseos.

Entonces despertaron, tomaron las maletas ya preparadas y condujeron hasta Sevilla. Todo había sido un sugerente sueño que, ahora sí, iban a poder cumplir una vez tomado el vuelo previsto. Desde el sábado estaremos en ello.

El ejemplo de Gabriel


"Pepa me ha dicho que cumples lo que se te encarga con mucha puntualidad, y sobre todo con gran reserva; que eres formal a toda prueba; me ha dicho también que tienes imaginación, y que podrías ser en otra esfera un hombre de provecho". Así es Gabriel de Araceli, o así lo cree Amaranta.

Esta noble decimonónica apela a referencias recibidas para tomarlo a su servicio. Mi tocayo es el protagonista de los primeros 'Episodios Nacionales'. Extensa relectura estival es la que me propongo de la mano de Pérez Galdos. Voy por 'La corte de Carlos IV'. Feliz reencuentro en cualquier caso.

El concepto "hombre de provecho" parece en desuso. Y lo cierto, a mis ojos al menos, es que no creo que haya sido bien sustituido aún en este siglo XXI. Hacer algo por sí mismo y la sociedad (que ello es ese provecho que habrá a quien le suene a rancio) no parece hoy algo que merezca la pena.

El consumo inmediato es lo que manda. Y ser "de provecho" parece brindis al sol, apuesta de futuro, atavismo que solo alimentara una cierta infelicidad por la vía de la autoexigencia. Y es ahí donde nacen las incomprensiones para aquellos que ahora hablen de meritocracias o excelencias.

Llama la atención Gabrielillo. Disculpen las confianzas, pero lo hemos conocido en la novela anterior apenas púber en plenos prolegómenos de Trafalgar. Es un chico de su tiempo. Con ganas de agradar. De parecer alguien que merece la pena. Creciendo desde abajo y con miras altas.

Decimonónico chaval que, hijo de un pescador de Cádiz, supo encontrar enseñanzas como ayuda de un militar de la afamada batalla y ahora se busca la vida en aquel Madrid tan peculiar de las vísperas de vérselas con los gabachos. Poco tiene que ver con nuestros chicos y chicas actuales.

Pero yo que soy amigo del "ni tanto ni tan calvo" creo (y conste que lo reflexiono con el relajo mental con el que se lee en vacaciones) que algo podríamos recuperar para una sociedad con sus propios valores que, para según qué cosas, luce una importante amnesia. 

¿Que me estoy haciendo viejo? Es posible. Pero de lo que estoy seguro es de que nos falta leer. Muchas de las trazas para el futuro más deseable las encontramos en esas estampas que ahora leo en mi ebook. En qué o en quién estoy pensando mientras reflexiono es lo de menos. Créeme.

sábado, 9 de julio de 2022

Que nadie me busque cura

La traducción al latín es mi estado de WhatsApp, lema de vida que señala un ánimo que se renovó en su día con gran ayuda de la peregrinación jacobea y que me permitió aprender algo importante: el estatismo sólo nos permite quedarnos a vivir en el albergue del inmovilismo.

Mi 'semper itinere' ya tituló otra entrada de este blog hace un año. Laten permanentemente las enseñanzas del Camino francés (2016) y portugués (2018) que contribuyeron tan decisivamente a la confirmación de tantos detalles como avalan mi hoy y que tantos siguen sin entender.

Es julio, a 15 días de la fiesta de Santiago, Año Santo Compostelano, mi amigo Josemari Núñez me manda fotos del suyo inglés recién hecho y mis hijos Sergio y Carlos preparan el que realizarán en el marco de la Peregrinación Europea de Jóvenes, cita auspiciada por el Papa Francisco.

Y ahora, para más 'inri', es nombrado Jesús Rodríguez Arias para que pronuncie el Pregón Jacobeo de Jerez. A riesgo de parecer poco correcto, no me quedaré sin decir que todo lo que mi amigo dice es 'lavangelio'. Razón por la cual lamento mucho estar en el extranjero cuando ello ocurra.

Corazones 'semper itinere' faltan en el mundo. Y el Camino de Santiago es tal fuente de inspiración que canso recomendándolo a diestro y siniestro. Hace cuatro años que no salgo a esos itinerarios jacobeos pero el bicho del cambio ya me picó en su momento. Que nadie me busque cura.

viernes, 8 de julio de 2022

Las intermitencias de la palabra

"La muerte volvió a la cama, se abrazó al hombre y, sin comprender lo que estaba sucediendo, ella que nunca dormía, sintió que el sueño le bajaba suavemente los párpados. Al día siguiente no murió nadie".

Hace ya un tiempo que leí a Saramago esa obra "maravillosamente absurda", como fue calificada en el San Francisco Chronicle, que es 'Las intermitencias de la muerte'. ¿Qué pasaría si viviésemos eternamente?

Las contras se imponen finalmente a los pros por una mera cuestión de supervivencia. De los que necesitan que la gente se muera y también de un planeta en el que sería absolutamente inviable que no hubiera 'limpia' diaria.

Mis intermitencias de la escritura, en éste mi blog, parecieran falta de tesón pero es, en realidad, mecanismo de evitación. Ay si escribiera todo lo que pienso. Pero la tozudez de la lógica se impone. Y vuelvo.

El efecto de aquellos que sienten mis escritos como tocamiento testicular del prójimo -los enemigos de mis libertades, claro- es apenas parada y fonda que serene a los inquietos. Y posterior consagración de mi objetivo.

Aquí estoy, pues, para que 'Palabra de Gaby' mantenga el tono de impresiones a vuelapluma que se propuso en su día. Y, a decir verdad, apenas con el arma de la palabra como esencia de mi lucha.

"Yo no escribo para agradar ni tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar", decía el literato luso. Salvo las distancias pero a ello me aferro. Una sacudida, de vez en cuando, viene bien a todos. A vosotros, también.