martes, 31 de diciembre de 2013

Sé feliz!

No creo que sea un buen augurio para el año que comienza que el último informativo que haya editado y ofrecido en 2013 lo debiera abrir con un fallecimiento. El cantaor jerezano Juan Moneo 'El Torta' ha acallado su voz para desagradable sorpresa de los aficionados al flamenco y de cuantos reconocemos su carisma y a partir de ahora sólo podemos escucharlo en alguna de esas pocas grabaciones a las que se prestara. Lo suyo era el directo, las peñas, los festivales. Y lo nuestro echarlo de menos a partir de ahora en la Fiesta de la Bulería.

El caso es que el cambio de almanaque en la redacción de la radio llega poniendo luto al micrófono y sordina a la fiesta por la llegada de un 2014 que, por la crudeza con la que se formulan los últimos presagios que me llegan desde los análisis políticos sobre todo, tendrá que ser mejor que lo que buena parte de las notas de prensa leídas en mi último boletín indican. Es la ventaja de ponerse en lo peor, que es la vacuna de los 'cenizos'. Y es también la sinrazón de quienes más debiéramos pensar que en positivo generamos más cosas buenas.

Ojalá tengáis un buen año nuevo. Y si lo tuviéramos todos podría terminar confirmándose que en efecto, como las maldiciones bíblicas que duraban siete años, la crisis que alumbrara tanta pesadumbre desde 2007, cuando aquel socialista leonés que arribara a la Moncloa quitara yerro a lo que nos llegaba, alcanza su final. Ahora estamos en manos de un pontevedrés popular al que más nos vale que le salga la jugada una vez que fue inevitable que nos recortara hasta aquello que jamás pesamos que pudiera pasar por sus tijeras.

Pero lo único importante a la espera de esta inmediata medianoche es comenzar a creer que no es posible que nos salgan peores los 365 días que se ponen ahora en marcha que los últimos que llevamos sufridos. Mis mejores deseos pues, mis mejores presagios, mis mejores afanes, mis mejores aspiraciones, mis mejores empeños, mis mejores intenciones, mis mejores esfuerzos y espero que también los tuyos, querido amig@, porque no haremos en caso contrario sino proyectar los malos rollos que ya llevamos acumulados. Sé feliz y verás como todo cambia.

Mientras tanto, honremos la memoria de El Torta disfrutando de su cante...

Juan Moneo 'El Torta' – Ire con el alba - Bulerias

sábado, 28 de diciembre de 2013

Un año para seguir resistiendo

Esta mañana se han cumplido tres años de la pérdida de aquél que me enseñó a ser la persona adecuada para los tiempos que corren. No, no es ya el dolor tremendo que me ha acuciado hasta no hace demasiado el que me invita a traerlo a una nueva entrada del blog. Es ya la extraordinaria melancolía que me queda y que se rompe cada vez que siento tan directamente que no se ha ido, que sigue conmigo, ayudándome a sacar la casta necesaria para la supervivencia diaria.

Mi padre, tantas horas trabajando sin perder la sonrisa, me ofreció la oportunidad de sentir que las apreturas no son inevitables pero tampoco hay que descartarlas como camino de aprendizaje y de depuración de las propias vanidades si las hubiere o hubiese. Y ahora que nos acercamos a 2014 revalido su testimonio para seguir resistiendo. La macroeconomía despunta mensajes positivos. El bolsillo doméstico sigue, sin embargo, colocando los pies en el suelo.


Ya sabemos que la electricidad subirá su precio en un 2,3%. Por ejemplo. Y ahora hacemos fiesta porque la puñetera subasta nos estrellaba contra ese 11% que parecía puntilla para náufragos condenados a morir en la orilla del final de la crisis. Y la vivienda, por su parte, sigue en caída libre. Y aquí sí que habría que ir deseando algo distinto si apreciamos nuestro patrimonio y encontramos que, ante las apreturas, tener una casa es disponer de una salvaguarda con valor.


La situación en la que se encuentra la vivienda es testigo, a juzgar por lo que dicen los expertos, de menos luces al final del túnel de lo que nos parecía. Para Juan Manuel Rallo, socio fundador del Instituto Juan de Mariana, el año que está a punto de cerrar no representa el final "ni de la crisis económica ni de la crisis del mercado inmobiliario, dado que los desequilibrios siguen muy presentes". ABC dixit. Pues hala, a continuar sufriendo. Es lo que toca en vísperas del año nuevo.


Y, con todo, el índice que plantea el Ministerio de Economía para revisar los precios apuntaba ya este otoño una subida del 0%. Mi padre formularía ahora una de esas frases tan cargadas de la mayor esperanza. Lástima que encontremos que la ilusión es la virtud de los ilusos. Pero hemos debido aprender también a alimentar nuestro espíritu inquieto de mensajes positivos. Si no lo hiciéramos... ¿qué nos quedaría para sobrevivir si no la creencia de caminar hacia un tiempo mejor? 


Barón Rojo – Resistiré - Live

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Sueños incumplidos

Un admirado amigo es el que me recuerda la cita de Héctor Tassinari. Y a la hora en la que el Día de Navidad se nos escapa, como la arena de aquel puñado que entre los dedos encuentra la inevitable salida, es cuando me dejo embaucar inexorablemente por la convicción de este escritor mejicano: "Dios no te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de convertir tus sueños en realidad".

Pero, convencido de ello, no dejo de pensar en cuantas cosas se han quedado en el camino de los anhelos (de las necesidades urgentes en tantos casos) cuando el año está tan cerca ya de concluir. El caso es que si uno apeteciera el oro y el moro ya haría tiempo que hubiera estimado que lo que no se me cumple es merecido castigo por avaricioso, por la pérfida intención de ambicionar lo que no debiera.

No puede sin embargo ser verdad la permanente negativa a la sencilla y nada pretenciosa felicidad que tan fácil resultaría desde los más cercanos si valorasen el interminable sobreesfuerzo de aquél al que están martirizando. No es posible contemplar la enquina como mecanismo de obcecado ataque contra la mano humilde que da de comer, ésa misma que luce tendida para apenas recibir más que el más gratuito pisoteo.

Es entonces cuando releo a Tassonari. Y encojo los hombros de la incertidumbre para convenir que algún día se abajarán impotentes frente el peso feroz de las dificultades gratuitas que, en plena época de desalientos, se suman innecesarias para hundir inmisericordemente al protagonista de la épica cotidiana silenciada por la humildad propia y por la desfachatez ajena. Llegado a ese punto... ¿cómo concluiré esta 'chicotá' de la vida?

La posibilidad de que mis sueños se hagan realidad han encontrado ya tanta carne puesta en el asador por mi parte que, al filo de la cincuentena, no me resta más que asumir la imposibilidad y denostar a quien, como decía aquél de la popular telerealidad, se empeña en ponerme la pierna encima. Y llego a la conclusión de no soñar más. Pese a la capacidad concedida desde lo alto. Pese a que Él es el dueño de mi vida.

lunes, 23 de diciembre de 2013

De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - La alegría

Lo que el fundamento de un acontecimiento histórico nos presenta fijará cada año la raíz de una celebración que ya estamos esperando con ganas. Item más, la memoria, que es personal e instransferible siempre, dejará en brazos de la melancolía las mil sensaciones para estos días tan grandes. Lo que la tradición pone a nuestro alcance en términos de expresión formal es ese tercer pilar que he subrayado en mi torpe dibujo de la Navidad en nuestra tierra. Y la fe dota la cita de alma, de sentido...

Ay, amigos anhelantes como yo de la arribada de las fechas, pero aún nos falta algo fundamental. Sin alegría, sin la más contundente y firme satisfacción por la Buena Nueva que nos inunda, no podemos celebrar lo que llega. Por eso echarnos a la calle y evidenciar lo que sentimos bajo el alumbrado extraordinario de Palacios, avenida del Ejército, Larga, Virgen de los Milagros, Luna, plaza de la Herrería, Ganado... Todo cobra un sentido especial cuando El Puerto dice que es Navidad.

Hasta nuestro tránsito cotidiano por el callejero habitual avisa. Pero no nos basta con hacer la vida sin más durante estos días y sus correspondientes noches. Aún resuenan, por ejemplo, los ecos con los que las mujeres de la peña Tío José de Paula nos preparó antes de anoche desde el Teatro Muñoz Seca. Que el compás flamenco de la tierra nos invada, que los villancicos que ya se cantan en todas y cada una de las propuestas de la Ruta de las Zambombas cundan esa alegría sin medida.

Por eso establecimientos como Burladero, Mucho Teatro, Las siete esquinas, Aquarela o Los Jándalos nos ayudan con sus propuestas. Y ese ciclo de zambombas a cargo de David Oliva 'El Niño Villar' con 'El Puerto por bulerías' y 'Alendoy' brilla en la sospecha siempre cargada del mayor fundamento por lo que ocurre también en tantos y tantos otros rincones domésticos, familiares o vecinales en los que no faltarán los villancicos y las coplas de la Nochebuena.

Villancicos y coplas de la Nochebuena que se nos cuelan por las gateras del alma y que nos llegan hasta este escenario de la mano del Coro Virgen de Belén al que agradezco fervientemente su colaboración en este acto. Que hayan querido acompañarme, de mil amores como sé que vienen hoy a El Puerto de Santa María, es fundamental para prepararnos a vivir por los villancicos escenas fervorosas, costumbristas y hasta delirantes...

Que el cura no irá a la iglesia... y recorreremos los caminos que se hicieron con agua, viento y frío... y visitaremos el Jardín de Venus... y los peces volverán a beber en el río y nosotros donde podamos para brindar por las fiestas... y veremos esas casas del nacimiento que son de papel, "mire usté qué gracia"... y las doce palabras... y el tarantrán... y el ayayay... y el marinerito Ramiré... y el dime niño de quién eres...

Y ya que llega al final éste mi Pregón de la Navidad portuense lo hago, Jesús mío, parafraseando el popular villancico... que hoy vuelve a hacer falta formular la pregunta clave en medio de todo esto que un año más nos llega: Dime Niño, ¿de quien eres?... que es causa de mi alegría reencontrarme, alma mía, con la Navidad otra vez...

Dime Niño dime,
que El Puerto lo espera,
las voces que cantan los gozos hermosos
de nuestra quimera.

Dime Niño dime
que no es primavera
y del equinocio tomarán sus flores
aquí en la ribera.

Dime Niño dime,
ay Jesús y deja
las cositas claras aquí en esta tierra
con tanta solera.

Dímelo mi Niño,
que me tumbo en vela
y con los corderos busco los luceros
que prometen nuevas.

Que hasta la mañana,
antes de que abriera,
me enseñó a María con mil rosas frescas...
¡Divina pechera!

Carita divina,
Señor de bandera,
¿qué nos llega ahora que nos sabe a nuevo
y a diciembre espera?

Que ya celebramos,
con letrillas bellas,
navidades nuevas que beben de entonces
virtudes añejas.

Borriquillos viejos,
cerones de seda,
llevan chocolates, molinos y anafes
de fe pregonera.

Y aquí yo me postro
con folios de austera
oración alegre que aliente la fiebre
de nos apareja.

Es la hora ya
de encender la cera,
que es Dios quien nos nace allá donde pacen
el buey y la certera...

...bestia que ya bufa,
al son de la tierra,
compases de cielo que en ese pesebre
nuestro cante espera.

¡Vengan villancicos!
¡Vengan nochebuenas!
¡Desatad alegres los cantos en ciernes
entre las candelas!

¡Que no hay más pregón,
Jesús de canela,
que aquél que ya cantan en el portuense
solar que me alberga!

¡¡Mirando al Belén
brinda al que llega...
vuestro corazón y poned el son
que ya es Nochebuena!!

domingo, 22 de diciembre de 2013

De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - La fe

Gruta del Nacimiento de Jesús
Ha tenido la virtud la Navidad de atraer en torno a sí a personas tan diversas que, a fuerza de no exigírsele a nadie ojos cristianos con los que abordar la celebración, pudimos perder el sentido de la fiesta. Pero no dejará perder este pregón su vocación de ser un llamamiento para todos.

Y, sin embargo, si la Humanidad no mirara al que viene como alguien tan especial... ¿para qué montar la que montamos al llegar a estas fechas? Es imprescindible la fe en medio de una convocatoria a la que arribamos mientras deshojamos este calendario tan singular que el Adviento, con tres de las cuatro velas de su corona ya encendidas, nos propone.

Permitidme cuatro personajes que nos ayuden a ello. Dos ni siquiera tienen sitio en nuestros entrañables nacimientos. Pero sabe Dios que son imprescindibles en el entendimiento de cuanto la fe en el Niño de Belén nos depara. Son dos profetas. Los otros dos son la escolta viva del pesebre al que caminamos y que, aún vacío, ya proclama la venida.

Isaías es el primero. Vivió, ocho siglos antes de Cristo, tiempos tan difíciles que equipararlos en términos de injusticia social a situaciones que todos somos capaces de identificar hoy en día es muy fácil. Denunció codicia y opresiones e invitó a la conversión siempre desde la esperanza.

María, en su Purísima Concepción, fue la protagonista hace siete días del segundo domingo de Adviento. Su fiat es la mejor expresión de la fe humana. Y no podemos ser nosotros, abominando o sólamente orillándola de nuestras vidas, los que sembremos nuestra Navidad de la falta de esperanzas que entregara las fiestas al consumismo y poco más.

Hoy, tercer domingo de Adviento, toca de nuevo profeta. Considerado el último de ellos y precursor de la inminente llegada de su primo Jesús, Juan el Bautista, en este tiempo de esperanza, nos invita a ir al desierto,
a salir de nuestras ocupaciones y stress, de nuestras carreras, para emprender un serio camino de conversión y ser dignos del Esperado.

Confiemos el cuarto, aún por llegar, a San José. Menudo marrón el que le cayó en esta historia que nos llega. Pero vamos a ver... ¿alguna vez os habéis puesto en la tesitura de tener que creer, y eso sí que es tener fe, que ese niño que hacía crecer al vientre de la Virgen podía obedecer a otra cosa que no fuera lo que cualquiera de vosotros temería?

Un escalofrío dulce
al sur de Jerusalén,
un llanto desconsolado
de aquel niño de Belén,
una triste nochecita…
y en el pesebre un vaivén.

El aliento de una mula
junto al calor del buey,
para confort paja seca
y el manto de aquella fe
en el Dios de los judíos…
Poco más se pudo ver.

María no desespera
pero José… puede ser.
La maternidad ayuda
pero él… ¿padre por qué
si a la Virgen, por ser virgen,
no la conoció aquél?

Agarrado al palo yermo
y predispuesto a creer,
pendiente de todo, listo
para tan buen padre ser,
junto a Jesús y María
siempre solícito fue.

Pero la plácida luna,
Selene de plata e hiel,
alumbró incertidumbres
de difícil resolver,
resoplos y pensamientos
con ternura en ten con ten.

Mas cuando el niño duerme,
y su madre junto a él,
bajo el umbral de la cueva
asoma su candidez,
mira hacia el horizonte
el bonachón de José.

¿Qué te dicen las estrellas,
carpinterito fetén,
que procuran tu sonrisa
pese al terrible cartel
de una situación no honrosa
en varón de Nazaret?

Vistes crecer el vientre
de María mes a mes,
llegó el decreto romano
que os trajo hasta Belén,
la guasa del posadero,
el frío vino también…

Y aún en este portal
los tuvistes que meter,
entre bestias y alimañas
que más tarde agradecer…
Dime, dime, carpintero…
¿Y sonríes tú? ¿Por qué?

¿Qué esperanza te sostiene
en la hora del vaivén
de ese pesebre que adviertes
cuna de luz clara y bien?
¿Qué explicación te da el cielo,
que de Dios es anaquel?

Admirarte es tan poco,
mi venerado José,
que siento a todos en deuda
con el ilustre papel
que te fuera conferido
al sur de Jerusalén.

¡Llega, creedme, la hora
del recordatorio fiel
para el que guarda con celo
a ese Dios Niño Manuel!
¡Buscadlo en los nacimientos
y sabréis como fue!

¡Llega, sentidlo al instante,
el punto de enaltecer
al callado carpintero,
al entrañable José
de fortaleza de roble
y mesura de papel.

¡Llega, amigos, el momento
de sentirnos en la piel
de un hombre bueno y callado
que yo exalto porque es...
en el altar un ejemplo
y un padrazo en Belén!


sábado, 21 de diciembre de 2013

De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - La tradición

El fundamento esencial que llega genera el acontecimiento que celebramos. La memoria rememora los instantes entrañables que lo ilustrarán siempre. Y todo ello alumbra la tradición. Las tradiciones más bien. Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación. Eso dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua sobre la tradición.

La Navidad, la portuense especialmente, dice además que no hay tradición que exprese de modo más elocuente la verdad del Nacimiento de Jesús que la del belenismo. Bendito San Francisco que allá en Asís puso la primera piedra en la recreación del misterio de Belén expandiendo esa veneración sencilla que hoy alcanza tan grandes cotas artísticas.

Nos nace el belenismo en El Puerto de Santa María en 1988. Vosotros mejor que yo conocéis a algún abuelo que ya antes de aquello, mucho antes en tantos casos, supo sembrar la tradición belenista como antesala. Pero aquel año ocurrió algo importante. Mucho. La denominada Primera Muestra Navideña generó una exposición de dioramas. Sólo restaba que a un puñado de aquellos pioneros no les bastara en adelante con aquello.

La Asociación de Belenistas Portuenses 'Ángel Martínez' cobraba vida recién pasada aquella Navidad, en enero de 1989, y se daba estatutos un año después. El recordado alentador de la tradición, aquél hombre que nos traslada a El Puerto de las primeras décadas del siglo XX, le da nombre haciendo que, quien falleciera en 1946, perviva en cada uno de los pasos que da la entidad que hoy nos convoca a todos.

Entre belenes, dioramas navideños o de la Pasión, concursos fotográficos, de cuentos, cursillos, mercadillos o la organización de este pregón, late el espíritu de aquél artesano que sembró la geografía española de figuras hechas con amor tanto para los humildes viejos nacimientos como para los actuales de nuevos materiales y técnicas. Todo ello contribuye a perpetuar la tradición...

De la estraza al porexpán
una tradición camina
con el pulso que domina
la vida de nuestro afán.

Francisco de Asís lo quiso
y los siglos lo indicaron:
más belén si tiene a mano
lo mejor de cada oficio.

¿Qué hubiera sido la fiesta
sin la representación
de aquella escena fetén?

¿Podría ser manifiesta
la verdad y la emoción
que evoca desde el belén?
--------
¡Cútex, corcho y escayola!
¡Piezas de barro y de tela!
¡Un celaje en duermevela!
¡Cables, palmeras y cola!

Así, con mucha destreza,
es como hoy se evidencia
la condición de esa ciencia
hoy antigua y siempre nueva.

¿Qué hubiera sido la fiesta
sin la representación
de aquella escena fetén?

Podría ser manifiesta
la verdad y la emoción
que evoca desde el belén?
                    --------
Serrín, espejos, pintura,
cebadores y algodón,
horas y horas de amor
y artesana arquitectura.

Pero sólo habilidad
tanta unción no nos permite,
que es preciso, si transmite,
sentir siempre Navidad.

¿Qué hubiera sido la fiesta
sin la representación
de aquella escena fetén?

¿Podría ser manifiesta
la verdad y la emoción
que evoca desde el belén?
-------
Por ello yo aquí pregono
mi ferviente admiración.
Qué bella la condición
de aquél con quien me emociono.

¡Sois para mí más que artistas!
¡Dais la forma a nuestros sueños!
¡Y si El Puerto es navideño
culpables sois, belenistas!

¿Qué hubiera sido la fiesta
sin esa bella misión
que asumís, gente de bien?

¡¡Vuestra es siempre la propuesta
que nos pone en situación...
y a las plantas del Belén!!

jueves, 19 de diciembre de 2013

De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - La memoria


Es la Navidad tiempo de melancolías. Junto a las mayores alegrías siempre son colocadas las tristezas más notables. Todo ello entra en el crisol que funde cuantos elementos la nutren. Y es la memoria la culpable. Sin lugar a dudas. Es la evocación de todo lo que merece la pena, es la puesta de relieve de cuanto nos pasó en la vida, es la máquina del tiempo que vuelve a hacernos cruzar experiencias, es la ocasión segura de que no falte nadie a la cita. Todo eso y más es la Navidad.

Si nos tomáramos un solo instante para analizar cómo serían las cosas si no tuviéramos memoria convendríamos que nuestra vida sería un desastre, no sabríamos nada, ni siquiera seríamos capaces de utilizar un lenguaje cualesquiera, no seríamos capaces de aprender más que por la experiencia y el instinto, habríamos perdido una de las esencias de nuestra condición de hombres y mujeres. Dejar de codificar, almacenar y recuperar información es olvidar qué significaron para nosotros estos días.

Días tanto para recordar a los seres queridos que ya no están o los familiares y amigos que están lejos, por ejemplo, como para que lleguen a nuestra mente aquellos momentos en los que se fraguan siempre algunos de los instantes más felices de nuestras vidas, las fiestas navideñas concurren siempre a nuestro encuentro para convertirse en aldaba que llama a la memoria a que no se deje guardada ninguna de las emociones que, por buenas o malas que fueran, es necesario desempolvar.

Así, si el fundamento apela siempre a compromisos confesionales toda vez que nadie, ni agnósticos ni ateos siquiera, pueden ocultar que la fiesta es lo que es más allá de retorcidos empeños que a lo largo de la Historia han existido de convertirla en tributo al solsticio de invierno... insisto, si el fundamento está marcado por los hechos de Belén, la memoria es un ejercicio eminentemente humano, el mecanismo que convierte cada Navidad en la oportunidad de sentir los recuerdos en un rincón del alma...

En un rincón del alma
de aparente oscuridad,
siempre brilla la memoria
que reverdece historias
de mi mejor Navidad.

En un rincón del alma,
los luceros de la edad
alumbran la trayectoria
que es tan fiel recordatoria
de una herencia de verdad.

En un rincón del alma,
un poyete es heredad
que acogió toda la gloria
sobre serrín en la euforia
que de niños se es capaz.

En un rincón del alma,
las figuras sonreirán
gratitudes laudatorias
que confiesan la victoria
imposible de olvidar.

En un rincón del alma,
aquel padre alentará
desde el pasillo del cielo
la labor que con tal celo
belenista era su afán.

En un rincón del alma
de aparente oscuridad,
siempre brilla la memoria
que reverdece historias
de mi mejor Navidad.

Y en un rincón del alma
una abuela busca ya
el villancico que sabe,
la copla que tanto vale.
¡Un silencio y a escuchar!

En un rincón del alma,
su Calle de San Francisco
es un himno navideño
con sabor y más empeño
que si ponemos un disco.

En un rincón del alma,
voz gastada y claridad
se suman con donosura
para sentir la estatura
de este momento simpar.

En un rincón del alma
cada sílaba es cabal,
y el verso al cantarse
como si resucitase
contribuye al memorial.

¡En un rincón del alma
de aparente oscuridad,
siempre brilla la memoria
que reverdece historias
de mi mejor Navidad!

Sea misión del pregonero
exaltarlo aquí y ahora:
¡¡La mejor es la postrera
porque suma las quimeras...
que mis versos rememoran!!

miércoles, 18 de diciembre de 2013

De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - El fundamento

Belén del Cincuentenario del Perdón - Foto de Fernando Morales
Del Evangelio de Lucas: "José, pues, como era de la casa y familia de David, vino desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, la cual estaba encinta. Y sucedió que, hallándose allí, le llegó la hora del parto. Y dio a luz a su hijo primogénito, y envolvióle en pañales, y recostóle en un pesebre: porque no hubo lugar para ellos en la posada". El fundamento de cuanto celebramos ya mismo está en Aquél que vino a hacerse carne entre nosotros.

Si dos mil años después de aquello que ocurría en un lugar de Oriente Medio seguimos honrando, como seamos capaces cada uno, a quien nació de modo tan humilde pese a ser tan alta su misión entre nosotros, cabe pensar que lo grande no está en la fiestas vacías de ese sentido, en las celebraciones gastronómicas por muy familiares que fueran o en las compras. Yo, que no renuncio a nada de ello, hace tiempo que tengo en mente que no habría mejor conmemoración que sentirnos integrados en la Historia de la Salvación.

Ser uno de aquellos testigos elegidos entre los que nació el Niño-Dios hubiese sido un verdadero regalo para todos. Así, al menos, he pensado muchas veces cuando, quizá delante de uno de nuestros entrañables nacimientos y a fuerza del trabajo detallado que también con todas esas figuras secundarias realizan nuestros queridos belenistas, he tenido la tentación de sentirme enmedio de la escena. ¿Cuál hubiera sido mi papel en el origen de esa vida humana que el Señor eligió para ejercer la Redención del mundo?

Pongámonos en situación... ¿Nunca les ha pasado por la mente el imaginario de una participación en el acontecimiento? ¿Con qué dignidad hubieramos encarnado semejante papel? Yo al menos no puedo verme más que como sencillo pastor, uno de aquellos que, en torno a la hoguera y bajo el raso de la noche, recibieron la visita de los ángeles y aquel mensaje: "Gloria a Dios en el Cielo y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad..." ¿Cómo hubiese reaccionado ante la invitación de ir a Belén y buscar al Dios hecho niño en el portal?

Si hubiese sido pastor
en la noche belenita
que supo de aquella cita
para ir junto al Redentor...

Si la historia necesita
de mí junto a los rebaños...
¿no creería que es engaño
lo que los ángeles gritan?

Pero ya pasaron años
de la Navidad primera
y parece ser quimera
que nos tocara que antaño...

...regresara a la carrera
cuando el siglo veintiuno
parece olvidar que el uno
nos trajo la primavera.

Y, sin embargo, montuno
no seré ante la euforia
de un parto que fue la gloria
de la Salvación del mundo.

Si pastor en esa historia
de la noche belenita...
¡Yo el primero de la guita
tirando en la memoria...

...de la fría nochecita
triste del pobre portal
que me hace pastor cabal
ante la cueva bendita!

Imaginad la postal
que fuera repetición
de aquel histórico don:
¡Cristo vivo en el umbral...

...de nuevo de su misión,
Jesús en ese pesebre
y nosotros en la alegre
y cálida oblación!

Gire ahora y para siempre
la llave en esa cancela.
Y que de la duermevela
despierte nuestro consciente.

¡Abramos así la puerta
a esta suposición,
y sea mi condición
de pastor sin más licencia...

...que la del fiel bonachón
que, a fuerza de ser sencillo,
se desviva el pobrecillo
desbocado el corazón!

Refléjese con sus brillos
el misterio de Belén:
que esos ojos que ven
lo más grande sean postigo...

...de una vida de bien
que traiga al día de hoy
pastores como el que soy
en aquella noche a cien.

¡Albricias, ya mismo voy
a las plantas de ese Niño!
¡Aleluya, mi cariño
de corazón ya te doy!

¡Te traigo mi desaliño,
poco más, mi Jesusito!
¡Que mi vida, Dios bendito,
es socavón más que liño!

¡Ése sería, marchito,
el corazón del que ofrenda!
¡No hallaré mejor prenda
siendo mi ser tan cortito!

Más si te doy lo que tenga
dime, Niño, que no es poco
aquello que ya coloco
al albur de las conciencias.

¡Y si me dicen que loco
estoy por creerme pastor
ante el pesebre de amor
que de nuevo ahora evoco...

...siempre diré que el primor
de la noche belenita
se repite cual bendita
Nochebuena de licor...

...almibarado en la cita
más dulce de nuestra historia!
¡¡Válgame Dios y la gloria
de ese Niño del que gritan...

... "Viva Jesús, que es notoria
evidencia de ese vuelo
que trazaron los luceros
alumbrando la memoria"!!

¡¡¡Gloria a los hombres con celo
si, veinte siglos después,
tras el ángel de Belén...
corren ganándose el cielo!!!