sábado, 28 de septiembre de 2024

Una medicina inesperada

Acabo de ver 'Inefable'. Y hay que agarrarse a las hechuras locales de algunas declaraciones de los protagonistas, especialmente en lo referente a las celebraciones del ascenso, para no verse seducido de la idea que estuviéramos hablando de un club más grande que acabara de ganar la Champions.

Así es el resultado que ofrece este fantástico documental de Jaime Benítez. Este género audiovisual puede medir los resultados por su capacidad de convertir un hito en algo mítico. Y doy fe que lo consiguen sus 105 minutos, que pudieron ser más porque "hay grabación para hacer una serie de Netflix".

Cuenta la aventura del ascenso del Xerez CD a su actual categoría, que se materializó cuando la Feria del Caballo del pasado mayo se vistió de azul y blanco. Son quienes vivieron la gloria de Primera, se hundieron en la miseria deportiva e institucional y, aunque lo dieran por muerto, ahí sigue vivito y coleando.

La fe los salva y la Fe me salva todos los días. El Señor hace en mí maravillas desde una fortalecida espiritualidad en los últimos tiempos. Y se vale de Tere mi mujer, y de mi hija Laura y ese nieto que quita el sentío, y de mi hijo Sergio y su vocación, y de mi hijo Carlos y... ¡El xerecismo!

Quién me lo iba a decir cuarenta años después de ser un habitual del estadio Domecq junto a mi suegro. Luego, las obligaciones me apartaron hasta ahora. La complicidad paternofilial se ha dado la mano con sentirme parte, en la grada de Chapín, de un grupo espectacular.

Y ahora, sin haber formado parte de esa muchedumbre festiva que asoma en 'Inefable', me siento particípe de la herencia que me conecta con el Domecq, con aquellos ascensos, con la celebración del que lo llevó a Primera. Y ese sentimiento, que lo sepáis xerecistas, es ahora terapéutico.

Gracias!!

domingo, 4 de agosto de 2024

La guapa irredenta y el aspirante a santo

Intereses intelectuales y existenciales, así como formación y curiosidad, no le faltaban. Pero, en el fondo, su pretensión más importante tenía que ver con un recién ganado desapego de lo material. Era un buen tipo. Eso era indudable. En ello se traducía su día a día.

A ella sin embargo, de la que ya quedó meridianamente clara su cansinísima insatisfacción, le lucía verse y que la vieran atractiva y joven. Los dos habían cruzado el ecuador de la cincuentena pero las actitudes resultantes a causa de la edad eran tan dispares...

Ella con aspiración de guapa. Él con vocación de santo. Mucho más difícil, claro está, resultaba el logro del objetivo de este hombre de compleja vida interior que tanto hacía a diario, sin embargo, para adaptarse a ella, a sus necesidades, a sus requerimientos.

Él contaba, sin embargo, con el mejor aliado. El Señor, asi lo llamaba. Ella por su parte disponía de otras herramientas. Un encanto personal, por ejemplo, que le hacía parecer buena persona y que dejaba para el fuero interno de ésta, como de otras relaciones anteriores, su brutal egoísmo.

Así pasaron los días y sus respectivas noches durante unos ocho años. Así se cruzaron los rubicones de tantos empeños a los que condujeron egoísmos de un lado y cesiones del otro en la esperanza que alguna vez se valorara todo lo puesto en liza para salvar el matrimonio.

Y fue llegada la separación definitiva cuando resultó fácil advertir una condición y la otra. Las prisas porque en su perfil apareciera pronto la palabra 'divorciada' y alentara nuevas ocasiones de seducción. En la otra banda se implementaba, desde el dolor, la espiritualidad preexistente.

(Ficción literaria, apuntes para una novela aún sin título)

sábado, 3 de agosto de 2024

A la orilla de lo Eterno

Los gozos de mi sexalescencia residen en tantos huevos puestos en un cesto que es común deje testigos perplejos. Diríase que ando con "el ancla a la orilla de lo Eterno".

Hubo un tiempo para mirar por la ventana hacia abajo, buscando lindezas terrenas. Llegó otro en el que asquearme lo que el mundo tenía para mí. Y comencé a mirar hacia arriba.

Acabo de detener mi lectura de los contenidos de la asamblea final de los ejercicios que la Fraternidad de Comunión y Liberación celebró en abril pasado en la italiana Rimini.

Es Monseñor Giovanni Pacossi, responsable de este movimiento en América Latina y obispo en San Miniato, quien habla de la orilla de lo Eterno. Y me inspira explicación para lo mío.

La esperanza cristiana, el deseo terreno, la felicidad como horizonte... Los contenidos de ponencias, homilías y otras intervenciones contribuyen a hacer una reflexión con frutos.

Ahora, como sabes desde hace meses, busco que las campanas suenen en mi vida recordándome que no hay tierra firme para mis inquietudes. Sólo hay cielo firme.

Pero, desde mi serenidad, reafirmo la idea que me impide esperar que suenen por sí mismas, por el viento que sople. Agarro el badajo para poner de mi parte. Ése mi apostolado.

Quizá sigas sin entenderlo. Baste añadir que ahora me asomo a la ventana de la vida, tras haber dado ocasión al mundo, con fortalezas nuevas solo posibles desde la vida de fe.

viernes, 12 de abril de 2024

Diagnóstico: insatisfacción crónica

Insatisfacción crónica, sí. Llega la hora de hacer público el diagnóstico. No en balde fue necesario morderse la lengua durante el tiempo en el que las cortinas de humo presidían difamando y generando miradas engañadas.

Insatisfacción crónica, sí. El otro diagnóstico es pecata minuta al lado de esto otro que recibió semejante tratamiento por parte del doctor Cabral: "Cuando te canses, cambia de mono". Y en ésas estamos de nuevo. Ahí comenzó todo.

Insatisfacción crónica, sí. Y para el primer abandono encontró una excusa. Y entonces llegó el frenesí que concluyó con el segundo en liza y aquél otro diagnóstico por el que alcanzó la fama y tapó el primero, el más lesivo.

Insatisfacción crónica, sí. Y llegó el tercero. Y aquella diversión comenzó a parecer sereno recuerdo sin más y un compromiso de cambio. Apariencias. Nada más. Y tocó involucrarse en el otro síndrome. Y aprender acompañando.

Insatisfacción crónica, sí. Y amontonamiento de novedades que siempre solaparon cada etapa anterior. Y, si pisar una etapa con la siguiente se convertía en un problema, basten la falta de explicaciones, la incomunicación y los bloqueos.

Insatisfacción crónica, sí. Y, como en las sevillanas, vamos a por la cuarta. Los muertos se le acumulan en la cuneta de los descartes. Y el cuadro sintomático mantenido no es más que la confirmación de un problema grave.

Insatisfacción crónica, sí. Tiempo de oraciones porque no hay ninguna otra forma de velar por su integridad. Que el Señor le ayude. Éste sí que es doctor capaz de corregir los desmanes de aquel primer tratamiento: "Cambia de mono".

(Ficción literaria, apuntes para una novela aún sin título)

sábado, 30 de marzo de 2024

La piedra está corrida

Es Sábado Santo. Y no imaginaba que el alma estuviera tan llena llegados a este punto. No es que me extrañe, sencillamente no me había parado a imaginarlo. Sólo tocaba disfrutar de cada minuto. Así había de ser a partir de ahora.

La caída del 'caballo' me dejó varado para algo. No me costó averiguarlo, pero tardé algo en fijar su fundamento exacto. Me reconfortaba, sin embargo, saber que aquello iba a iluminar, seguro, el camino provechoso al que asisto.

Y es ahora, tres meses y pico después del siniestro y ocho o nueve más tarde de otras cosas, cuando este silencio del Sábado Santo me honra con la dicha ansiada. La Semana Santa ha sido prodigiosa, muy esclarecedora.

A la espera de la Resurrección, ésta es mucho más que una conmemoración anual. Es salvación real y directa, la gracia de una bendición que permea de continuo en mi enriquecida espiritualidad como el agua que cae ahora.

Sólo me siento capaz de romper mi silencio de este Sábado Santo para dejar por escrito mi eterna gratitud por todo lo ocurrido. Y lo hago mientras La 2 me recuerda la epopeya de Egeria, aquella viajera hispanorromana del siglo IV.

Su peregrinación sentó cátedra para el futuro de este tipo de viajes espirituales. El mío en curso no puede permitirse kilómetro de desplazamiento alguno. Pero me está llevando tan lejos o más. Semper itinere. Semper tecum.

Cristo vive. La piedra está corrida. Resucitar con Él es mucho más que lo presuntuosas que, tras leerme, puedas encontrar mis palabras. Nada más apartado de la realidad. Humilde y sincero me confieso: es ahora cuando vivo.
 

martes, 13 de febrero de 2024

En la tarde de mi vida

Va llegando aquella tarde
que mencionó Juan de Yepes,
y es noche oscura que vivo
con profundidad que hiere.

La Gracia de Dios que asoma,
el caballo no sostiene
y el verano que fue sino
y tortilla que se vuelve.

Como un 'sampablo' cualquiera,
quien en la caída siente
dolores de corazón,
que los del cuerpo se esperen...

supo pronto de Cursillos
y Sacramentos que vuelven,
un padre espiritual 
y un alma que reverdece.

Y la experiencia de Huerta,
monasterio cisterciense,
fue un ora et labora
de frutos que ya no mueren.

Va llegando aquella tarde,
la del examen que advierte,
al final de nuestros días,
si de amor fuimos la fuente.

Llamado a la santidad
me creo y hasta merece
mi vida que, en el amor,
tenga lo mejor con Tere.

Amor Conyugal nos une
y, en los Círculos que tiene
la Obra de Dios, mi vida
luce aquello que merece.

Así llegué al momento,
una noche de diciembre,
en que caí sin caballo
del que fuera yo jinete.

En la moto, de regreso,
el demonio se entretiene
y se cruza en mi camino
destrozando hueso y mente.

Va llegando aquella tarde.
Voy soñando que me tienes
vigilado y protegido
porque me sabes consciente.

Y aquí, varado en mi silla,
dos meses ya y los que queden,
yo te consagro el dolor
en oración y, silente,...

mi vida toda que, nueva,
se aparta del mal y siente
que soy tu obra, Señor,
y lo intento casi siempre.

Místicos en mis lecturas,
libros que saben a mieles,
honda espiritualidad,
luces y sombras crecientes.

Y el silencio, y la espera 
que desesperanza vierte
a veces cuando el resquicio
deja que el malvado entre.

Pero el Señor siempre llega
a despertar el latente
compromiso ineludible
en la batalla, de frente.

Y lo hace en la Comunión
que hasta mi casa llegue,
y también en la plegaria
que en estos labios florece.

Va llegando aquella tarde, 
pero sabe diferente
si, con mayor humildad,
el pecador se arrepiente.

Va llegando aquella tarde
y este sesentón se crece
en la nueva ocasión
que el Señor ya le concede.

domingo, 4 de febrero de 2024

El demonio

Se ha estrenado en EEUU con acreditado éxito. Todo el que acierta a conceder el público en general a este tipo de películas, claro. Se llama 'Nefarius' y desde este pasado viernes 2 de febrero puede verse también en España.

Y sí, es el demonio el verdadero protagonista en medio del diálogo entre psiquiatra y sentenciado a muerte que se convierte en el grueso del contenido de la cinta. Eso sí, no es el diablo-espectáculo de ciertas pelis de terror.

El reo es el autor de un puñado de asesinatos en serie, se encuentra en el mismo día de su ejecución. Alega, al profesional que lo atiende, que sus acciones son el resultado de posesiones de las que ha sido víctima.

"El demonio siempre ataca por el punto débil, por la herida". Se lo acabo de escuchar al sacerdote exorcista Eduardo Toraño. Su labor no es sino una ayuda de la Iglesia, un sacramental para crecer en la vida cristiana.

Para él, la visión que ofrece esta cinta profundiza en ello mejor que lo ha hecho la generalidad del cine que lo ha tenido en cuenta. Y nos trae al día a día para, más allá de posesiones y exorcismos, encontrarlo cerca siempre.

Sé que es controvertido tener en cuenta su existencia para una sociedad descreída que no sabe sino atribuir a la maldad directa de las personas, o hasta a mala suerte que suframos, todo aquello malo que nos pasa en la vida.

Deja que te diga que lo veo merodear en mi vida porque a diario lo veo actuar con aparentes pequeñeces, o asuntos mayores, ante las que tantas veces hemos sucumbido. No pondré mis ejemplos. Analiza los tuyos.

Sólo te diré que es necesario reconocer la luz para identificar la sombra cuando aparece. Sin Dios en tu vida, no sabrás del demonio, claro. Pero igual que negar al primero no lo hace inexistente, con el otro ocurre lo mismo.