Afortunadamente no hemos perdido este edificio religioso del XVII con raíces en otros más antiguos sucesivos desde el siglo VIII. Pero el planteamiento del trabajo periodístico incluye también ese otro patrimonio que a veces olvidamos tanto: el paisajístico.
Rescato un viejo grabado, de esos de corte costumbrista, con el aspecto de la entrada sur en Jerez cuando eran apreciables a distancia no sólo el skyline de hace un par de siglos sino también el detalle del arroyo saliendo por el Arco y la ermita. Me gusta evocarla así.
Nunca trascendió del todo qué nos hizo deudores de la inmobiliaria que, preparada para construir en toda la manzana (una vez desapareciera bajo la excusa de la desacralización), terminó cobrándose como mal menor el mamotreto elevado junto a la ermita.
Males urbanísticos mayores hay hoy en día en la ciudad. Eso creo. Basta recorrer el casco histórico para verificar negligencias y desmanes privados o públicos acumulados a lo largo de la historia. Pero, botella medio llena siempre, estamos a tiempo de hacer algo.
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