lunes, 30 de marzo de 2009

La cruz de Santa Ángela


La tuvo colgada Madre Angelita en su pecho y ello provoca una emoción tan grande como pequeño nos sentimos en la Hermandad del Consuelo ante semejante privilegio. Y siendo esta última una palabra que a ella no le gustaría, a juzgar por su estilo y su entrega, me empeñezco aún más en la convicción de que yerro alardeando de tener esa cruz que tanta ilusión nos hace poner a disposición de los muchos devotos y devotas de la Santa.
Hasta donde se sabe, a falta de que Fernando Barea tome decisiones definitivas al efecto de la vestimenta de la Virgen del Consuelo, será en la mano de la titular de la cofradía de El Pelirón en la que se lucirá, el próximo Miércoles Santo, semejante expresión de la alta consideración en que Santa Ángela de la Cruz y su Instituto tenían, tienen y tendrán siempre el madero de la Redención. Sea en el ejemplo de las monjas y de la madre fundadora, nuestra entrañable titular, donde aprendamos su sentido.
Ellas, las Hermanas de la Cruz, presentan en su entrega a los más desfavorecidos el mejor alumbramiento de una acción por los demás que, nacida a las plantas de la Cruz, cobra un sentido especial. Y si la sociedad valora este trabajo que jamás se olvide del credo del que parte tan benefactor servicio. La Cruz fue el fundamento de la pequeña y aparentemente débil Madre Angelita. Y en su pecho encontró un espléndido ostensorio.
Hoy se encuentra en Las Viñas. Ahí la tienen. La cruz de Santa Ángela, atestiguada con documento oportuno por el donante y siendo, desde el Consuelo de María, Amparo de todos.

domingo, 29 de marzo de 2009

Pregonada quedó


Sé qué significa pregonar la Semana Santa. Y cuánto transforma, de algún modo y a cada cuál según se deje, el interior de aquellos que han pasado por San Miguel o el Villamarta. Hoy reposo cuanto ha dicho en el teatro Manuel Garrido Arcas y me quedo con la persona. Se agarró al atril, inclinó su cabeza e inició una andadura de hora y veinte minutos en la que renunció a la posibilidad de sorprender con el esquema o la ordenación de las cofradías en su aparición en sus folios.
El recuerdo al padre Jesús y la recuperación de su voz del pregón de hace un año, su canto a las agrupaciones que aguardan ser algún día cofradía, el recordado Manolito del Huerto, el listado de pregoneros nacidos para el Jerez cofrade en el regazo de la Amargura, sus palabras contra el aborto o sus referencias a la Sagrada Mortaja, de la que es su actual presidente, son ya signos característicos que identificarán en adelante esta obra anunciadora de la Semana Santa de 2009.
Y también quedarán su voz espléndida y profunda, usada -eso sí- con naturalidad, sin especial modulación, o la reiteración del penúltimo verso de cada poema para realce programado de unos finales objetivamente evidenciados o una carencia de gestualidad que le permitió, como ciclista presto a subir un repecho imposible, agachar la cabeza y tomar la cruz -del Pregón- sin soltarla hasta el final de ese camino adoptado con determinación y abnegación prodigiosa.
Estoy de acuerdo con Antonio Moure, que me lo afirmaba en la platea del Villamarta, en que todos los pregones son dignos de hacerse sitio en el olimpo de una gloria que, en cualquiera de los casos, siempre es para Cristo y su Madre, creyeran sus autores lo que creyeran en función de su protagonismo. Pregonada quedó, este mediodía, una nueva Semana Santa. Y ello es, enmedio de la sociedad jerezana y ante su máxima autoridad presente hoy en el Teatro, es la mejor de las noticias de este Domingo de Pasión.

jueves, 26 de marzo de 2009

"Espero y deseo morirme como obispo de Jerez"


Acababa de reunirse con los vicarios, con los canónigos y hasta con los seminaristas. Parecía mentira que hubiera encontrado media hora, además, para sentarse, la tarde del viernes, conmigo. A solas, y en esa misma Sala de Audiencias del Obispado que llevaba dos mediodías de acontecimientos, me puso a tiro una ocasión única.
Pese al mucho lío que ha tenido usted estos primeros días, desde el nombramiento, no se le borra la sonrisa de la cara. ¿Es un signo definitorio de cómo se toma usted las cosas?
–Sí, y espero no perderla nunca durante mi vida aquí, en Asidonia-Jerez. Lo cierto es que afronto esta nueva misión con alegría, con gozo y esperando siempre en el Señor.
Ya hay quien presta atención a quién vaya a ser nombrado nuevo delegado de Pastoral Universitaria en Sevilla. Como si fuera posible que hasta tres obispos consecutivos , tras don Juan y usted mismo, fueran posibles procedentes de la misma responsabilidad. ¿Qué tiene esa delegación?
–Bueno, sí es verdad que don Carlos Amigo siempre le ha dado una gran importancia a la Pastoral Universitaria. Y no sólo eso sino que, sabiendo que se trataba de un reto tanto la atención a la Universidad como a la Hermandad de los Estudiantes, ha querido siempre ahí a un sacerdote formado. Si era posible un doctor. Debe ser por eso que los dos últimos delegados hayamos alcanzado el episcopado. Lo cierto es que esa misma impronta nos ayuda a afrontar el diálogo fe-razón tan importante hoy y, sobre todo, esa capacidad de dar razón a nuestra esperanza enmedio de este mundo universitario.
La docencia, el periodismo o la sanidad siempre han colocado al cristiano en la frontera de ese diálogo con la sociedad que menciona. Si tenemos en cuenta que, además, usted es médico encontramos que reúne dos de esas parcelas que a mí me parecen estratégicas. En estos tiempos de reflexión bioética que vivimos, ¿no es un marrón que un médico alcance el episcopado? ¿Ello le obliga doblemente?
–Estoy de acuerdo con lo que dice en el sentido de que son grandes retos los que tenemos hoy en la Iglesia. La Congregación de la Doctrina de la Fe, por medio del documento Dignidad de las personas en concreto, dice que hay toda una biotecnología al servicio de la eugenesia con intereses económicos tras de sí. Cuando toda esta biotecnología no va al servicio común deja de ser una ciencia para todos los seres humanos. Ése es el problema. La Iglesia sólo quiere que la ciencia se ponga al servicio del ser humano desde antes del nacimiento hasta su muerte. La igualdad de todos los seres humanos es lo que aquí está en juego. El problema es que a ciertos seres humanos no se les da el rango de personas. Podemos acordarnos, por ejemplo, cómo se decía de los negros, hace tiempo, que no eran personas, que no tenían alma. Eso hoy nos escandaliza, ¿verdad? Pues si todos somos iguales no podemos proponer edades, arbitrarias por ideologías, a la hora de recortar los derechos a la vida. Afortunadamente, muchos científicos, ante este atentado contra la vida, están saliendo al paso.
Hablemos de la Diócesis. ¿Cómo la ve usted que, pese a que acaba de llegar esta máxima responsabilidad pastoral, tiene ya muchos elementos de juicio para pronunciarse?
–Yo veo que en esta Diócesis ha habido mucho trabajo, mucho desgaste, mucha entrega por parte de su obispo don Juan del Río, de sus sacerdotes, de sus laicos. Ver que hay una Diocesis viva, que hay hombres y mujeres enamorados del Evangelio y dispuestos a seguir trabajando por la Iglesia, es algo que me proporciona gran ilusión y gozo.
Los fieles ven en usted un pastor, los curas uno entre ellos y al frente de ellos, los universitarios una persona afín y hasta los médicos podrían ver en usted un compañero. ¿Pueden igualmente los cofrades verle como uno de los suyos?
–La realidad cofrade de Jerez no la conozco profundamente aunque creo que es una realidad que cumple una misión importantísima. Mire, en esta sociedad se ha perdido el sentido del misterio. El bienestar y el consumo hacen al hombre autosuficiente. En ese marco nuestras hermandades hacen una labor estupenda. Es encontrarnos con el misterio de la vida cada Semana Santa. Y esto hay que agradecerlo a tantas personas que trabajan en el mundo de las cofradías a diario. Además, en la época de la imagen, la Iglesia tiene la imagen descubierta hace ya mucho tiempo y por medio, en gran medida, de las cofradías.
Encima, mañana lunes, tendrá lugar un pleno de hermanos mayores por la vida, ésa que muere y resucita cada Semana Santa en nuestros pasos. ¿Qué le parecen gestos de este tipo en instancias de las que se desconfiaba hasta hace poco, incluso en la propia Iglesia, que alcanzaran semejantes compromisos?
–Ciertamente. Si nosotros llevamos el anuncio del amor de Dios a las calles cada Semana Santa no podemos permanecer callados y sin amor a la vida para todos los seres humanos. ¿Cómo no podemos ser nosotros voz de los sin voz? Tenemos que ser voz de los sin voz por la igualdad y el respeto de todos los seres humanos. Por eso me parece que es una iniciativa maravillosa. Las cofradías han recuperado el sentido del misterio de un Dios hecho hombre, o sea Dios que se hizo embrión. Pero también está esa red social y caritativa que es una realidad que yo conozco en las hermandades de Sevilla u Osuna y que también conoceré en las cofradías de esta Diócesis.
No son malos tiempos, en el fondo, para que se evidencie el servicio que la Iglesia está prestando a la sociedad enmedioo de la crisis, ¿no?
–Es la Iglesia la que, con su Cáritas, sigue su labor callada. Qué labor tan grande y tan incrementada en este tiempo de crisis. Son varias las voces que hablan de una crisis económica que viene de la mano de una moral. En Inglaterra me preguntaban como no había una revolución en España enmedio de tanto paro. Y llegábamos a la conclusión de que la familia calmaba estas situaciones. Es la familia la que sale al paso cuando uno de los suyos cae en el paro. La familia renuncia a cosas por ayudar a uno de sus miembros con problemas. Es ahí donde nace la solidaridad. Y la Iglesia está dando pasos importantes no sólo por ayudar a quienes sufren la crisis sino en la recuperación de tantos valores, como éste de la familia, que son tan necesarios.
Precisamente este fin de semana ha finalizado la Semana de la Familia que iba a tenerle en su primera mesa redonda. ¿Qué conoce del trabajo que está haciendo esta pastoral en nuestra Diócesis?
–Es una pastoral fundamental. La familia es, hoy, la celula en la que se aprenden una serie de valores: la renuncia, la entrega, la libertad nacida de la responsabilidad, que merece la pena sacrificarse por el otro... La familia sigue siendo una escuela en la que aprender todos estos valores, una auténtica célula de nuestra sociedad a la que hay que prestarle atención. Lamento los inconvenientes que me surgieron ese día impidiéndome venir. Sabéis que tenía que estar en Sevilla en el acto penitencial de la Catedral pero habrá muchas ocasiones a partir de ahora.
Ya que hablamos de la familia hábleme de la suya y así lo conocemos más.
–Pues soy el segundo de una familia de cuatro hijos, mi madre está viuda, nací en Osuna como ya sabéis... Allí estudié el Bachillerato hasta que nos traladamos a Sevilla donde estudie Medicina. Mas tarde llegaría la vocación sacerdotal. Mis hermanos están casados y tengo sobrinos. Hace poco nació el último, el cuarto de uno de ellos al que han puesto mi nombre.
¿Es la familia o ser de un pueblo como Osuna lo que le reporta ese aire campechano que le notamos?
–Bueno, bueno, lo del aire aún tendréis que confirmarlo. Más adelante me lo diréis. No lo sé, francamente.
Y, sin embargo, ni ese aire bonachón no esa cercanía con la que parece que se le puede abordar le librará de algunas cuestiones propias de un obispo que empieza como elegir escudo o lema para su episcopado. Denos la primicia de estos signos que usted acogerá en breve.
–Pues en estos signos se ha de reflejar la historia o las raíces y en el lema cuál es la experiencia de la misión que se afronta... Y no me preguntes más que no puedo decir mucho más porque se está gestando. La grandeza de la Iglesia es una historia bien asentada con un presente y un futuro por el que seguir trabajando. Todo eso se hace presente en estos signos.
Entre los encuentros que acaba de tener está el mantenido con los canónigos de la Catedral. Usted lo es, o lo era hasta el momento, en la Catedral Hispalense. Es fácil que el lector relacione con el Cabildo, atento a las grandes celebraciones, la Liturgia. ¿Cuál es su impresión sobre este aspecto de la vida de fe y la revisión que se propone desde la Santa Sede?
–Yo siempre digo que la Liturgia es una expresión de la vida. Desde este punto de vista hay que ir cuidándola. Los hombres somos animales simbólicos y es importante para todo. Incluso el amor de los novios se expresa a través de los simbolos. Porqué no también que nuestra vivencia del Señor se exprese en esa Liturgia que hay que cuidar, considerando en ella la encarnación de nuestra fe en los momentos actuales. Pero no hay que tirarlo todo por la borda. La riqueza de la Liturgia es la riqueza de la vida cristiana.
Voy terminando pero no me puedo quedar con las ganas de saber si ya va pensando en relevos, renovaciones, en los órganos, en la estructura que desea para la Diócesis...
–Lejos de mí esa intención, sería un imprudente si yo viniera pensando en relevos sin conocer a las personas. Ésta es una Iglesia viva porque se ve que hay gente trabajando y haciéndolo muy bien.
Dicen que también usted, como se dijo de don Juan desde su llegada, estará aquí de paso. Que le esperan más altas cotas, vamos. ¿Usted qué cree?
–No, no, yo espero que no. Yo espero y deseo morirme aquí como obispo de Jerez.
(COPE-Jerez, 'El espejo de la Iglesia Diocesana', 20-03-09)
(La Voz, 22-03-09)

miércoles, 25 de marzo de 2009

Sin lazos pero con cruces


Este pasado martes, una vez se habían producido la noche antes los acuerdos de los hermanos mayores en el Pleno Extraordinario por la Vida, un periódico de Jerez titulaba en portada destacando que los cofrades no llevarán lazos blancos. Cuando existen ocho puntos que aúnan aportación económica en favor de la formación sobre el aborto, el establecimiento de líneas de consenso con los restantes consejos locales de cofradías andaluces, la confección de colgaduras por la vida, presencias de leyendas en otros soportes cofrades propios de estas fechas o el propio manifiesto que fuera publicado días antes de ese esperado pleno... ¿qué más da que se aprueben colectivos compromisos por medio del lazo blanco? ¿Cómo puede convertirse en noticia prioritaria lo que no se hará cuando hay tanto por poner en marcha? Es más, ¿cómo puede asegurarse lo que afirmaba el titular? Puede ponérselo quien quiera. Nadie ha decidido que no se use el lazo blanco.
Aquello que ponga nerviosos a quienes ya se sienten aliviados si no se usa semejante signo es una incógnita de fácil resolución. Pero también desvela la torpeza mayúscula de quienes hace tiempo, porque no tienen cultura religiosa o simulan no tenerla, parecen desconocer que mayor escándalo existe en la Cruz que los cofrades enarbolarán, un año más, desde la de guía hasta las de penitencia tras los pasos. Las parroquiales y conventuales, las de los escudos y las que rematan guiones y banderas, el lignum crucis de quienes lo ostentan o las que portan las imágenes del Nazareno o muestran clavado las de Cristo crucificado son la mayor llamada a la lucha por la vida. La Cruz es, para el cristiano, el triunfo de la vida sobre la muerte. Y si no cristianos o anticristianos quisieran hacer notar que, por desconocimiento, le es indiferente su significado ello no hará perder evidencia a cuantas aparecerán en nuestros cortejos en sólo unos días.
La Cruz que alzaremos desde el Sábado de Pasión hasta el Domingo de Resurrección es un canto a la vida. También la no nacida no deseada. ¿Qué no es un signo extraordinario? ¿Es eso lo que alivia a los partidarios del aborto? Ello, la ausencia del lazo blanco, no le quita valor alguno al signo por excelencia. Es más, por medio de su tradicional presencia en nuestros cortejos y pasos, ya vamos sobrados de llamados a la Vida con mayúsculas. En base a ella es que la Iglesia se hace presente, enmedio de la sociedad, con las procesiones de Semana Santa u otras formas pastorales, litúrgicas o caritativas, de esa acción que siempre nace de la Redención brotada de la Cruz. ¿A quién, por tanto, le hacen falta lazos? Los lazos, del color que sean, son formas verdaderamente despersonalizadas de reivindicación. Podemos acumular en la solapa un puñado de ellos y, a la hora de la verdad, no recordar qué significa cada uno. Sirva para los no cristianos y hasta para los cristianos que quieran llevarlo aunque, a decir verdad, éstos últimos ya tienen bastante con la Cruz para manifestar su horror por la muerte física de miles de criaturas que nace de aquella otra manada del interior de ciertas condiciones personales que huelen a cadáver.

martes, 24 de marzo de 2009

Integradoras no significa prostituibles


La alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez Muñoz, se pronunciaba ayer, unas horas antes del Pleno Extraordinario por la Vida en el que los hermanos mayores consensuaron, anoche, una batería de medidas contra la nueva Ley del Aborto, al respecto de este compromiso de los cofrades. Pese a su reiterada mención a la independencia del Consejo y de las hermandades para ello, el grueso de su mensaje, breve pero me pareció elocuente, no hacía sino instar a la prudencia y realizar advertencias sobre que se trata de corporaciones integradoras de toda la sociedad.
Ello me alienta reflexiones sobre los deseos apreciados en ciertas instancias, no ocultados demasiado aunque sí mostrados subrepticiamente a veces, de que las cofradías, quizá tomando el rábano por las hojas, debieran adulterar el mensaje de la Iglesia. ¿Qué se pide cuando se llama la atención sobre esa representación de toda la sociedad que en estas entidades eclesiales concurre? Y resulta obvio que uno no puede sino entender que se sugiere que habría que escuchar a esa parte de la sociedad que, creyéndose cofrade, no comulga con fundamentos esenciales del mensaje cristiano.
Veamos, si nadie ha sugerido a la ministra Bibiana Aido que -ella sí porque sus decisiones afectan a la generalidad de la ciudadanía desde posiciones a las que sólo la Democracia la han elevado- fuera prudente... ¿cómo es posible que, desde las mismas posiciones políticas, se pida ello a instancias privadas como las cofradías? Y si el Gobierno -de la nación, de la región o de la ciudad, me da igual- es para todos... ¿cómo no se ha tenido en cuenta su condición de administración pública para exigir esa atención de todas las sensibilidades ante algo básico como la vida?
Ha gustado poco, o nada, que las cofradías de tantos sitios, y sobre todo las andaluzas, se pronuncien de este modo. Pero acusarlas de imprudentes es tanto como taparles la boca cuando les toca pronunciarse ante fundamentos básicos de su fe. Se le tuerce el gesto a ese laicismo antidemocrático y/o antieclesial cuando se aprecia que va a ser verdad que las hermandades son Iglesia. Pero es que lo son, le pese a quien le pese. Por eso no puede pedirse que adapten su mensaje a lo que deseara esa hipotética parte de ellas que representan a una sociedad dada a apoyar el aborto.
Las cofradías tienen sus brazos abiertos a cuantas personas se acercan a ellas. Y, algo tendrá el agua cuando la bendicen, cada vez son más las personas -me gusta más que la palabra ciudadanos- que optan por valorar lo que representan. Pero lo que nunca conseguirá ello en las hermandades es abaratar lo que suponen ni prostituir sus convicciones para, así, poder seguir incrementando ni las listas del cobrador de los recibos ni sus filas nazarenas. Por ello algunas advertencias tienen aromas de escondidas censuras a la libertad que los cofrades tienen.
Y reiterar tanto su independencia termina poniendo el solfa que, quien lo enuncia, crea realmente en lo que está diciendo.

lunes, 23 de marzo de 2009

Diez años después


El sábado se cumplieron diez años de aquel mediodía en el templo parroquial de San Miguel. Eso sí, hasta que llegó la noche no me percaté de la efeméride entrañable que se me escapaba de las manos casi sin darme cuenta. Entonces comenzaron los recuerdos de aquel 21 de marzo de 1999 en el que asistiera a uno de los días más raros de mi vida. Aún cobran vida, al menos en la memoria, que habitualmente es tan benigna con aquello que el pasado nos ha deparado, las escenas de un acontecimiento verdaderamente único.
Amanecí con la percepción de que me había metido en una inevitable boca de lobo, aunque al menos encontraba en la familia un aliento con aire festivo que resultó digno de encomio. Me enfundé en un traje negro que me reportaba la sensación de aquella boda desde la que ya habían pasado casi ocho años. Llegué, en mi Renault 19 blanco, a un patio de la Catedral cuajado del entusiasmo de mis hermanos del Perdón, de mis amigos de 'Er Candié' y, por supuesto, de mi familia aunque sólo parte. El resto se arreglaba aún para el fasto.
Un café mal tomado y un par de alpisteras constituyeron el único desayuno que el cuerpo me permitía. "¡Pero qué narices hago yo aquí!", decía. Y el descapotable amarillo que se ocupó de llevar José Antonio Montero y la oración en la ermita de Guía un año después de que mi Hermandad la tomara como su sede canónica y la aparición en la Puerta de la Inmaculada de templo del Arcángel en el mismo coche y la espera en una sacristía que acogía, por igual, a alentadores del pregonero como a desesperaciones de éste elegido por el recordado Lete.
¿Cómo se me pudo olvidar la década transcurrida desde aquella fuerte impresión recibida en el atril de San Miguel? El Pregón de la Semana Santa ha vuelto cada año desde entonces. Renació en el alma de este cofrade periodista cuando le tocó a Paqui Durán, a Enrique de Mora, a Jesús Rodríguez, a Miguel Trujillo, a Antonio Rodríguez Liaño, a Pepe Castaño, a Andrés Cañadas o a los mercedarios Felipe Ortuno y el recordado padre Jesús Fernández de la Puebla. Con cada uno de ellos se reencarnó en mí todo lo vivido en el 99.
Ya hace diez años y aún me sorprende que me llegara semejante responsabilidad antes que a cofrades como éste que se prepara para, el próximo domingo, ocuparse de cantar las vísperas de la Semana Mayor de 2009. Es curioso que casi se me pasase la fecha en que, realmente, se cumplía el cumpleaños y que, sin embargo, esté convencido de que cuando Manolo Garrido llegue al Teatro Villamarta se desencadenarán toda suerte de evocaciones dignas de la desatada emoción que, espero, esta noche ya nos aguarde.
(COPE-Jerez, 'Carrera Oficial', 23-03-09)

domingo, 22 de marzo de 2009

El risueño Mazuelos


No sé si le gusta más o menos que le coloquemos ya la etiqueta de campechano. Pero lo es. Pocas cualidades de una persona pueden certificarse tan certeramente pese a que apenas hayamos tenido un sólo encuentro con él. Y llama la atención por ello.
Mazuelos, a fuerza de no haberse visto en otra -si no ya verán lo que les cuesta a sus alumnos del ISCRA cambiar el Pepe por un formalista don José-, tira de sonrisa para, quizá, tener agradable burladero frente a los acontecimientos que se le vienen encima. Es un tipo cercano.
Resulta bueno que sea así tratándose de un obispo, con la que le está cayendo a la Iglesia por no callarse. Y también es esperanzador siendo como es médico y especialista en Bioética, con el frente abierto en contra de semejante liberalización del aborto.
Una buena sonrisa no es, por ello, mala presentación. Aunque a veces parezca no haber motivos para ello.
(La Voz, 22-03-09)

jueves, 19 de marzo de 2009

¡Ahora sí!


Este mediodía se acaba de dar lectura del nombramiento. Lo ha anunciado la Nunciatura Apostólica y, en simultáneo, se hizo también en Jerez. Y con fecha de hoy jueves 19 de marzo, Día de San José, se conoce que el presbítero José Mazuelos Pérez, natural de la sevillana Osuna y muy conocido en la capital hispalense donde los ambientes estudiantiles superiores lo tienen como delegado de la pastoral específica así como director del Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad.
Monseñor Juan del Río, arzobispo castrense y administrador apostólico de Asidonia-Jerez, tiene sucesor y así lo ha proclamado a la culminación de sus casi nueve años de pastoreo. Ahora sí, se inicia el del nuevo obispo, de momento electo, quien no tomará posesión hasta el 6 de junio próximo. De momento ya ha dejado su primer mensaje que, leído por mí, me ha hecho caer en una primera persona que diera la errónea impresión de convertirme en el novio de esta boda, que eso es al fin y al cabo este acontecimiento.
Ni que le hayan manoseado tanto el nombre en el papel prensa ha hecho perder sentido a una mañana intensa en la Casa de la Iglesia. Y si junto al Obispado, en la Comisaría, quedaba la de arena -¡vaya tela lo del presidente del Xerez detenido y esta misma mañana pasto del cotilleo!- la cal se mostraba viva, vivísima, en el Salón de Audiencias de la sede de Bertemati. Ya lo esperamos en su comparecencia de mañana viernes.
"Como pastores, estamos llamados a ocuparnos de las necesidades humanas y espirituales de las personas a nosotros encomendadas, anunciando el Reino de Dios y haciéndonos canal de la Gracia, para que Cristo, el médico divino, pueda curar las heridas más profundas provocadas por el pecado. Como obispo, pido al Padre que me ayude a serviros y a estimularos en el anuncio del Evangelio en unidad y fidelidad a la Santa Iglesia y sus enseñanzas", ha dicho a través de mi voz.
Él, doctor en Medicina, sabe mucho de ello y, estoy convencido, el mundo sabrá mucho del empeño bioético de la Iglesia por medio de un obispo con aire bonachón pero con formación de altura. Sólo es necesario preguntar en la Universidad Hispalense o, más cerca, en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas Asidonense, "tan maduro -me ha dicho don Juan hace sólo un rato- que ya ha visto, pese a su juventud, cómo uno de sus profesores se convierte en obispo".

miércoles, 18 de marzo de 2009

El niño, el lince y las cofradías


Hasta la postura de sendas criaturas de Dios ayuda a equipararlos en la condición de representantes del pulso vital que sostiene el mundo. Y la escena ya ha descompuesto a los que, con sus reacciones en contra del cartel de la Conferencia Episcopal Española, están disparatando desde ciertos medios de comunicación social.
Asusta tanto su verbalización de lo odioso que ven cuanto el papel couché presenta que a uno no le cabe sino decir que, en efecto, ladran luego cabalgamos. No es posible entender cómo no aprecian el valor de esa estampa que, al fin y al cabo, no es más que el Código Penal convertido en esa imagen que, dicen, vale más que mil palabras.
¡Qué buen tino tuvo el Consejo Local de Hermandades y Cofradías cuando escribió su Manifiesto contra el Aborto! El cartel del escándalo no es más, a la postre, que la escena ilustrativa de aquel contenido expresado en el texto que tanta satisfacción ha causado en muchos cofrades que ansiaban esa puesta al día frente a los temas candentes.
Ahora, cuando muestro mi alegría por el compromiso expuesto por los hombres -y mujer- de Manuel Muñoz Natera así como cuánto me gusta el cartel del niño y el lince, comienzan a aparecerme los tibios que me ponen los ejemplos de una aplicación de la nueva Ley del Aborto que, quizá, pudieran hacerme cambiar de idea. ¡Qué ilusos!
Y ni que me pongan en la tesitura de la supuesta violación de una hija mía ni que pongan en tela de juicio que recién creado el primer germen sea o no verdaderamente vida -sobre todo tras las miles de firmas de especialistas que defienden que lo es- me hacen bajarme del burro. Mientras, van llegando nuevos textos de la Yedra o la Amargura.
Pendientes del Pleno Extraordinario de la Unión de Hermandades, que tendrá lugar el próximo lunes día 23 de marzo, quedamos. Tras el escrito dado a conocer... ¿qué más cabe? Quizá se proponga una manifestación. No lo sé. Si fuera así no debiera darnos pudor de procesionar, y eso sí que sabemos hacerlo, nuestras convicciones por las calles.
(COPE-Jerez, 'Carrera Oficial', 18-03-09)

domingo, 15 de marzo de 2009

Elogio de la prudencia


La imprudencia es definida por el Diccionario de la Real Academia de la Lengua como falta de prudencia, acción o dicho imprudente. Y siempre he creído que es menester apartarse de cualidades, características más bien, que consistan en la negación de algo. Pero más aún de aquello que, como es el caso, es relacionado por la misma RAE con el término culpa.
La imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta es, además, a menudo, no más que puro pataleo. Y ya les veo imaginando no sin dificultad de qué narices les hablo. En el asunto que me inspiraba tantos quebraderos de cabeza esta semana era así, al menos. Quizá por ello no busco, ahora, más que alivio de mis males inconfesos con estas líneas escritas a vuelapluma.
Y, si de sotanas y sotanillas estuviera repleto el Reino de los Imprudentes, siempre me quedarán consuelos en unos silencios tan característicos en mí como rotos, en este momento, para lanzar un ay lastimero pero pleno de insondables invitaciones a recuperar de nuevo la callada por respuesta antes de gritar alguna barbaridad que me ha pedido el cuerpo durante toda la semana.
Acomódense, queridos amigos, en esa tan saludable prudencia que nunca sepa de vanidades por adelantar aquello que creemos saber. Abracen la mesura y el silencio como herramientas para construir un mundo en el que el cotilleo deje sitio sólo a verdades asentadas en lo que tengan que decir otros. Sobre todo si son, las de esos otros, las voces oficiales de aquello que a todos nos gustaría afirmar desde hace tiempo.
Es bien posible que no se estén enterando de mucho. Reconozco que esta columna esta cuajada de sentimientos internos que exteriorizar, aunque sea de este modo. Pero permítanme, eso sí, un consejo de amigo que sirve, muy especialmente, para que en nuestras cofradías, así como en la Iglesia en general, nos ahorremos problemas innecesarios: degusten ese silencio del que les hablo.
Y háganlo al punto de, por ejemplo, no atreverse a llamarme para preguntarme sobre qué estoy escribiendo. Valga el recuerdo de don Rafael -Bellido, claro- que decía que lo que no deba saberse ni se piense. Mi abuela recurría al Refranero Popular: "No preguntes por saber que el tiempo te lo dirá, que no hay cosa más bonita que saber sin preguntar".
Y es obvio que no es sugerencia para periodistas.
(La Voz, 15-03-09)

sábado, 14 de marzo de 2009

Y su nombre es Juan


Una vez escribí algo sobre un episcopado presto para una sociedad exigente. Corrían los primeros meses del año 2000. Sé que, tras que don Rafael cumpliera los 75 años, nos aguardaba un incierto relevo ante el que, pese al mucho trabajo desplegado, la latente inmadurez diocesana se debatiría enmedio de una sociedad que hacía tiempo que comenzó a dejar de buscar respuestas en la Iglesia. Entonces puse, negro sobre blanco, aquello que ahora evoco del mismo modo que luego sabría que el entrañable pastor arcense, de tan perdurable memoria, mostraría a un presbítero ayamontino recriado como eclesiástico en Pilas y que tan prometedora trayectoria mostraba.
Aquél era el candidato elegido para suceder a Bellido Caro en el sillón asidonense. Y su nombre es Juan. Ya sabía de él cuando, en el otoño anterior, participé en el I Congreso Internacional de Hermandades y Cofradías que, en la Catedral Hispalense, viví en primera línea junto a Joaquín Perea, que aún no imaginaba que llegaría a ser Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías; Francisco Holgado, quien tan cercano resultara a don Rafael; Andrés Cañadas, ya en primera línea de la información cofradiera, o Esteban Pérez Abión, a quien llegaría a pedirle que hiciera una foto a José Luis Peinado, que señalaban como episcopable y que mostraba los pasos montados en El Salvador al cardenal Stanfford.
Han pasado nueve años de aquello y monseñor Del Río no sólo tiene la maleta hecha sino que ya la abrió en la madrileña calle Nuncio para pastorear la nada fácil plaza castrense, con archidiócesis extendida por toda España y otros puntos del mundo por mor de su condición personal. Han pasado nueve años y quedan en Jerez Bertemati vertebrando la actividad de la Diócesis y La Cartuja viva de espiritualidad contemplativa, el clero renovado con decenas de sacerdotes que han bajado la media de edad y un Seminario que regresó a la ciudad, el Instituto Superior de Ciencias Religiosas y el Instituto San Juan de Ávila, la normativa para Hermandades y Cofradías...
Y la Cáritas diocesana de sus recientes bodas de plata creciendo en su promoción y asistencia y los archivos diocesanos reunidos y prestos a abrirse al público en breve y la comunicación fluida con la sociedad a través de los medios de comunicación social y la sociedad civil sabiendo de una presencia eclesial que parece dejar antiguos complejos y la sensación de que Asidonia-Jerez dejó de ser aquella que recién cruzaba el umbral del Tercer Milenio y la proyección de un espíritu de indudable sentido apostólico pese a algunas incomprensiones viejas y nuevas y... Y cuanto seguirá haciendo allá donde, ahora, le esperan convirtiendo en pasado su etapa asidonense.
Y su nombre es Juan. Y da igual, de momento, cómo se llame quien llegue porque el siguiente obispo se encontrará una Diócesis transformada. También carente de muchas cosas, claro. Pero decidida, creo, a afrontar el presente y el futuro con mayores recursos pastorales, intelectuales o sociales. Mucho deja y poco se lleva. Dios lo bendiga e ilumine a su sucesor.

viernes, 13 de marzo de 2009

Las cofradías son un poema


Os traigo esta noche de Cuaresma una teoría muy muy personal, pero una de las pocas que encuentro que asienten realmente, en la actualidad, el sentido de los actos poéticos que, como éste, siguen organizándose en las hermandades. Cierto es que toda palabra dicha desde el atril de un templo, más o menos bellamente, no debería sino ser un homenaje a Cristo y a María. Pero a menudo se convierten en tributo a la vanidad, unas veces del orador, otras de la corporación que convoca. No es el caso en los concurrentes de la convocatoria de esta noche. Puedo poner la mano en el fuego por unos y por otro. Y, por otra parte, no sabría, sinceramente, qué supone para ustedes estar aquí sentados en El Calvario.
Esperen lo que esperen de esta Exaltación del Calvario, les sugiero esa teoría que me rondaba la cabeza mientras escribía. Considera el porqué de la relación de la literatura con nuestras hermandades. Y lo primero que han de convenir conmigo es que una cofradía en la calle es un verdadero poema. ¡Todo un poema! En el más positivo sentido, claro está. Hay romances alargados en el tiempo que a base de estirarse corren el riesgo de exponer ideas que quedaran inconexas, como cofradía que alardeare de contar con centenares de hermanos pero que evidencia un cortejo fragmentado. Y también hay sonetos exquisitos cuajados de armonía como cofradía clásica aunque, quizá, salida a la calle para minorías.
El romance, aunque llegara deslabazado, tiene más posibilidades de alcanzar el aplauso. El soneto debe estar muy bien cerrado para alcanzar, si acaso, la admiración. Las cofradías procesionan en los primeros años del siglo XXI por los derroteros de la navegación de barcos aparatosos entre los que otras formas, quizá más románticas, naufraguen cuajadas de problemas. No he de confirmar que son éstas otras las formas procesionales que más y mejor me llegan al alma y, por tanto, presento mi admiración por esta querida Hermandad que supo dar formalidad al féretro de Cristo vivo al aguardo de la Resurrección como aprendió en su historia -recién escrita por cierto- a dar compañía a la Virgen en su precioso Duelo.

(De la presentación de la Exaltación del Calvario 2009)

martes, 10 de marzo de 2009

Sí a la vida


Cuanto más civilizada es una sociedad mejor protege los derechos y defiende los intereses de los más débiles y necesitados aún cuando no sean racionales. Así por ejemplo el Código Penal español (art. 337) condena con penas de prisión que van de tres meses a un año conductas consistentes en el maltrato a animales domésticos que les provoque la muerte o grave menoscabo físico. La misma pena se le puede imponer al que corte o arranque alguna flor protegida (art. 332) y hasta dos años le pueden caer (art. 334) al que dificulte la reproducción de especies protegida de la fauna silvestre.
Todo esto está muy bien porque habla de nuestro amor a la naturaleza, pero parece que la especie humana no es merecedora del mismo nivel de protección que, por ejemplo, un árbol raro o un insecto en vía de extinción. Nos anuncian una Ley en virtud de la cual el Estado, por medio del sistema sanitario, podrá cercenar la vida de los seres humanos con tal de que tengan menos de cinco meses de gestación.
Una de las técnicas habituales en la práctica del aborto consiste en sustituir el líquido amniótico por una solución salina concentrada que se inyecta a la madre para envenenar al bebé al tiempo que se le achicharra la piel. Esto es ya perfectamente legal y dentro de poco se podrá practicar sobre bebés perfectamente formados con pies, manos, ojos, labios, corazón latiendo, etc...; pero si esto mismo lo hiciéramos con el huevo de un alimoche podríamos ir a la cárcel hasta dos años.
Algo no funciona en esta sociedad actual que tiene la conciencia dormida y permite esta masacre silenciosa del aborto sin reaccionar. Algo falla. Todos estamos orgullosos de haber alcanzado un grado de civilización tal que nos permite haber superado esa lacra injustificable de la pena de muerte. En estos días estamos viendo a familiares de niños y niñas horrendamente asesinados que claman por el cumplimiento íntegro de las penas o, todo lo más, cadena perpetua. A nadie se le ocurre pedir la vuelta de la pena de muerte por muy horrendo, nefando o monstruoso que haya sido el acto del reo. En las páginas de la prensa diaria podemos ver la imagen de un famoso asesino múltiple disfrutando de su libertad en la calle aún cuando a todos nos consta que no se ha arrepentido. A nadie sensato se le ha ocurrido pedir para este individuo culpable la misma pena de muerte que él aplicó con bombas o pistola sobre inocentes padres de familia.
Y si esto es así ¿por qué razón consentimos que bajo el título de Ley de plazos se haya autorizado la pena de muerte para los seres más inocentes? ¿Qué delito han cometido? ¿Por qué no merece la vida de un ser humano en formación el mismo respeto que una flor escasa o un animal doméstico?
Si consentimos que la Ley del Aborto llegue aún más lejos de donde ya ha llegado cometeremos todos un grave pecado, unos por activa y otros por omisión, pero todos pecaremos contra el quinto mandamiento. Es algo tan elemental, tan obvio, ...
Nadie que sea cristiano, nadie que crea en Dios, puede comulgar con la Ley de plazos porque negar la vida a un ser humano es negar la existencia de Dios que es la fuente de toda Vida.
El pueblo cristiano y en especial los cofrades celebraremos próximamente la muerte de Jesús que se sacrificó por nosotros, por nuestra salvación. Hagamos cuanto esté en nuestra mano por salvar la vida de tantos miles y miles de niños que quieren condenar a muerte. Durante nuestros recorridos procesionales pongamos, si no en los varales, sí en nuestro corazón un gran lazo negro por todos los inocentes muertos antes de abrir los ojos al mundo. Jesús murió y luego resucitó para donarnos la vida auténtica. De alguna forma la llama que ilumina el extremo de los cirios que portamos son señal de vida y hemos de comprometernos por que ni una sola llama de vida se apague.
¡Bendito sea el Fruto de Tu Vientre María!
(Manifiesto del Consejo Local de HH. y CC. de Jerez de la Frontera)

lunes, 9 de marzo de 2009

Cofrades contra el aborto


Acabo de escuchar la noticia de que los cofrades sevillanos se unen frente a la nueva Ley del Aborto. ¡Qué bien! Luis Miguel Onieva Giménez, el hermano mayor del Calvario, dice que es la hora de los laicos y no pueden callarse la indignación que sienten ante este nuevo atentado contra la vida que supone el proyecto de la ministra Bibiana Aido. Y, en boca del compañero de Cope-Andalucía Eusebio Pérez, me ha sonado a refrescante actitud que, nacida en el mundo de las hermandades, lo hace a uno reconciliarse con unas entidades de las que, para qué negarlo, no puedo renegar. Pero otros talantes sí que me hacen, a menudo, enojarme con quienes, al fin y al cabo, son mis iguales.
Por eso me alegraría tanto que gente tan avispada como los jerezanos, que supimos traernos desde aquellas orillas del Guadalquivir palios o mantos como aquellos de la Amargura de San Juan de la Palma o la Virgen del Refugio de San Bernardo para la Virgen del Desconsuelo y el Mayor Dolor o el de misterio de San Benito para nuestra Santa Marta, encontraran también el modo de aceptar como parte de su misión aprender, igualmente, compromisos con la Iglesia y con la Sociedad como el que demuestran, ahora especialmente con una iniciativa como este denominado Frente Antiabortista, los cofrades de la Madre y Maestra.
Ya dejé escrito que me ofende la iniciativa ampliadora de las posibilidades de aborto en España. Ya dejé escrito que, encima, me parece deplorable que jueguen con mis principios morales negándome mi potestad educadora sobre mis hijos por medio de una Educación para la Ciudadanía en la que adoctrinarán a los míos enseñándole que pueden matar una vida en sus entrañas y que, para más inri, pueden olvidarse de mi opinión aunque una hija mía en tal tesitura tuviera sólo dieciséis años. Ya dejé escrito que la fe que confieso tiene mejores soluciones para los embarazos no deseados, alguna preventiva y otras a posteriori, mejores siempre que el aborto.
Y saben que sensación me queda: la de una cierta soledad, porque tantos como piensan como yo creen, a menudo, que es más políticamente correcto quedarse al margen de unos pronunciamientos ante los que se nos puede tachar de cualquier cosa. En Sevilla han sabido salir en bloque para que, constando en donde sea preciso, los silencios no se hagan cómplices de decisiones gubernamentales que pisoteen nuestras convicciones. A los que han dado este paso al frente en la capital hispalense les gustan los tambores destemplados, las flores bien puestas y la cera chorreada tanto como los que se callan. Pero, además, dan sentido a todo ello con convicciones que merecen la pena.
Aquí... ¿seguiremos a por uvas?

(COPE-Jerez, 'Carrera Oficial', 09-03-09)

domingo, 8 de marzo de 2009

Siguiendo el camino de Simón


La costumbre española de olvidarse de Matías -sucesor natural del traidor Judas Iscariote- hizo presente, como en tantas otras representaciones del Apostolado, a San Pablo, del que ahora se celebra el Año Jubilar. Los demás están todos en un conjunto de los Doce que encontró de la mano de José de Arce, un flamenco -de Flandes- que de este modo españolizó su nombre para una posteridad que lo recuerda con admiración, su mejor expresión artística.Un día fueron redescubiertos por Jerez. Para ello debieron marcharse los cartujos, allá por el año 2000. Lo tenían en el Refectorio. No eran sino aquello que, junto a un crucificado del mismo autor que está en restauración, quedó de la desmantelación de un formidable retablo de Alejandro de Saavedra que fue destruido en la Desamortización de Mendizábal que expulsó a los hijos de San Bruno. La vuelta al monasterio, hace medio siglo, les hizo cuidarlos hasta la actualidad.Hace unos años, con las Monjas de Belén ocupándose de que La Cartuja no perdiera su uso contemplativo, llegó la cesión a la Catedral. En el primer templo diocesano se recibieron con regocijo toda vez que, de este modo, la ciudad los tendría a la vista a diario. Aunque su estado los presentara en condiciones de relativo esplendor. Y, pese a todo, aun así vienen mostrando, desde los pilares de su nueva sede, los valores artísticos que tan señera gubia les reportaron. Simón venía recién restaurado por la Junta de Andalucía. El resto debió esperar toda vez que la mudanza a la Catedral le llegó al Apostolado con la primera pieza recuperada y con el Cristo que presidía el desaparecido retablo tomando el relevo. Ahora, cuando se superan los dos años de llegada al templo catedralicio (en 2006), se ha alcanzado un acuerdo que permitirá que vayan siendo enviados al taller de restauración paulatinamente. Así lo anunció monseñor Juan del Río. El Arzobispo Castrense y Administrador Apostólico deja también cerrada esta recuperación antes de su marcha aunque el trabajo no estará terminado hasta dentro, al menos, de unos tres años. Su sucesor los recibirá, pues, consciente de la joya que, siéndolo ya, constituirán recién recuperados. Baste fijarse en San Simón (el de la sierra en la mano y sin corona) para imaginar el estado en que, entonces, será mostrado todo este espléndido Apostolado de José de Arce.Entonces será la policromía, sin lugar a dudas, la que evidencie el logro por el que ahora se apuesta aunque, por dentro, otros problemas, de carácter estructural o de otro tipo, habrán alcanzado también solución de la mano de Francisco Bazán. Entre ellos, parece, según el deán de la Catedral, José Luis Repetto, que es San Andrés (con la cruz en aspa) el que en peor estado se encuentra. Otros tampoco están mucho mejor aunque lo estarán en un aceptable margen de tiempo.Con más de 370 años Fue en 1637 cuando se concertó la confección de este apostolado. Y se encargó para el retablo mayor de La Cartuja de Jerez, donde permanecieron hasta la Desamortización. En una de las efigies, realizadas en madera policromada, aparece la fecha de 1639. Justo al año siguiente del encargo de los cartujos se decidió la sustitución del proyecto de pinturas para las calles laterales del retablo mayor de la jerezana iglesia de San Miguel. Martínez Montañés dejo paso a los relieves que también realizaría entonces Arce, así como las imágenes de bulto redondo de San Juan Bautista, San Juan Evangelista y los Arcángeles San Gabriel y San Rafael.El Nazareno de Lebrija, el Señor de las Penas de la Estrella de Triana o el jerezano Santo Crucifijo de la Salud son, de otro lado, ejemplos cofrades atribuidos a las gubias incomparables de aquél que pronto resplandecerá desde los pilares de la Catedral.
(La Voz, 01-02-09)

sábado, 7 de marzo de 2009

Primer viernes de marzo


Ayer subía por Barranco entre abuelas, madres, hijas y nietas inusuales, a esa hora de la tarde, entre las collaciones del Arroyo y San Lucas. No podía ser verdad que el siglo XXI supiera tanto de fervores devocionales cuando tanta carne han puesto en el asador algunos -muchos, diría yo- para que superáramos esos 'vicios' del pasado, el opio del pueblo que decía Karl Marx.
La abuela explicaba a la nieta aquello del Señor caído. Pobre. Y la niña parecía entender el mensaje. Ufff. Menos mal, no nos la han secularizado aún. Al menos no lo suficiente, llegué a pensar como si de mi propia hija se tratara. Desde la calle Salvador llegaban otras a la altura de la plaza de Belén. Curioso, ni era Miércoles Santo ni tampoco uno de esos populosos lunes de todo el año.
La tarde estaba bonita ayer, cuando el primer viernes de marzo parecía no saber nada sobre el año al que pertenecía la jornada ni otras modas más dadas a olvidar aquello que nos reunía en San Lucas. A la puerta, en la calle, la mesa de claveles rojos, bajo el azulejo de la Virgen de los Dolores, era justificación sobrada para entender que, porque auguraba clientela, la convocatoria sería un éxito.
La devoción popular es una fuerza poco acostumbrada a darse por vencida ante las adversidades. La gente sencilla, al fin y al cabo, no busca sino respuestas del Cielo para sus propias dificultades. No piensan en el estado de salud de la fe colectiva, les basta con reconocerse en la suya, individual e intransferible, cuando, como es el caso, la crisis aprieta del modo que lo está haciendo.
Ya mediremos la muchedumbre que, llegada la Semana Santa, procesiona este año tras la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud en sus Tres Caídas. En cualquier caso, y mientras entro en el templo alfonsí en el que San Nicolás recibe las visitas semanales, el ambiente creado por la penumbra, las colas que salen hasta la calle bajo el azulejo del Señor y el tono general no engaña.

viernes, 6 de marzo de 2009

De ese polvo estos lodos


Quieren adoctrinar a mis hijos, y ello suplantando con descaro un conjunto de valores que me hacen sugerirles por ejemplo que la vida sexual es fruto del Amor con mayúsculas y no de la curiosidad. Ahora invitan a mi hija a prescindir de mi opinión en el caso de que se quedara embarazada, porque la nueva Ley del Aborto le permitiría decidir por sí misma aun siendo menor de edad.
Pese a lo que pienso al respecto aplastan mi derecho a educarlos como quiero por medio de planteamientos que orientan en un determinado sentido los contenidos de la asignatura Educación para la Ciudadanía. Y ello sin que valoren que la educación que me inspira la fe que confieso conlleva una solución mucho menos traumática al problema de los embarazos no deseados.
Ahora llega Bibiana Aido con su Ley bajo el brazo y la opinión de sus expertos. Y he de reconocer que me joroba que todo un Ministerio para la Igualdad no sepa promover el derecho a la vida. El informe de esos juristas y médicos -¿dónde están, por cierto, las opiniones de algunos jueces y facultativos que yo conozco y que ahora se estarán arañando?- llega hoy, en cualquier caso, al Consejo de Ministros.
No haría falta justificación alguna para acabar con un embarazo entre las primeras doce y catorce semanas. Pero es que, además, se pide la eliminación del límite de tiempo en caso de riesgo para la salud de la madre y hasta las veintidós o veinticuatro semanas -cuando el feto es viable fuera del útero materno- en caso de riesgo para la salud del bebé.
Y luego está lo de las niñas de dieciséis años, educadas en aquello propuesto desde la asignatura de la discordia y libres para hacer con su cuerpo lo que quieran cuando, en realidad, son bastante más inmaduras de lo que los hombres y mujeres de mi generación -quizá menos informados pero bastante más formados- hemos hecho gala siempre.
Se pueden ustedes imaginar que no tuve hijos para que me los educara el Estado como si estuviéramos hablando de una nueva república soviética o el régimen bananero de turno, y que, ante problemas como esos embarazos no deseados pero causados por el tono moral imperante, no tengan más recurso que el cuchillo jamonero para destrozar cuerpecitos indefensos.
Me crean un problema con la EpC, pese a las soluciones que apriori encontraba en mis propios principios morales, y me los quieren resolver también a su estilo, con el aborto más libre que hubiéramos podido imaginar. O sea, vuelven a agredir mis convicciones. Esto es escandaloso.

martes, 3 de marzo de 2009

Heroínas de la crisis


Bertold Brecht decía que existen muchos modos de matar sin necesidad de clavar cuchillos en la barriga: se puede quitar el pan, no curar una enfermedad, meter a alguien en una mala vivienda, explotar hasta la muerte en el trabajo o llevarle a la guerra. La pobreza, en general, mantenida y consentida porque a alguien interese que no desaparezca no deja de ser una increíble forma de asestar el más duro golpe a una parte importante de la Humanidad, la más débil siempre. Lo recordaba ayer Pilar Yuste Cabello, licenciada en Psicología y Teología que vino a Jerez para pronunciar la primera de las conferencias que nutren el programa de la II Semana de la Pobreza.
Venía a hablar sobre la feminización de la pobreza lo que, lejos de lo que puedan pensar los amigos de las relaciones fáciles, no tiene que ver con las celebraciones del Día de la Mujer, que tendrá lugar el próximo domingo 8 de marzo. La convocatoria de Cáritas Diocesana llega en las mismas fechas que fuera convocada el año pasado, en que se estrenaba la iniciativa. Pero, sensibles como toda la Iglesia a los más desfavorecidos, era preciso abrirla con un título como sentara la convicción de que la pobreza no es neutra, la pobreza tiene rostro de mujer. Para la conferenciante, la pobreza sutil es peor aún que la tajante y evidenciada de modo inconfundible.
La mujer está sustentando, en los ámbitos domésticos especialmente, una situación de pobreza sobrevenida, quizá, por soportar a un violento o alcohólico en casa. O quizá sea más sencillo y, simplemente, se niegan para sí algo con tal de que a su marido e hijos no les falte de nada. Hay familias que llegan, por esta vía, a salvarse del umbral de la pobreza a costa de una mujer empobrecida. Son aquellas que se quitan algún bien básico por comprar, por ejemplo, unas zapatillas de marca al hijo. "Cuando había pescado en casa -decía Yuste-, mi madre siempre cogía la cola; yo pensaba que le gustaba, pero descubrí que lo que hacía es dejarnos los lomos a nosotros porque son mejores".
Todos tenemos una madre que ha hecho algo parecido. Y pocas veces, me da la impresión, hemos valorado el gesto que, repetido a diario, se convertía con facilidad en costumbre distorsionadora de la realidad a los ojos del resto de la familia. No hay nada mejor para ser feliz que ignorar los problemas. Y ello es malo si concurre la inconsciencia. Pero es peor aún cuando es la mirada hacia otro lado lo que dirige nuestras actitudes. El realismo con el que se plantean las cosas en esta Semana de la Pobreza es una bendición. La maldición es comprobar que no por mucho reflexionar al respecto conseguimos erradicarlo. Pero al menos no volvemos la cara.

lunes, 2 de marzo de 2009

Por encima de nuestras posibilidades


Albert Einstein dijo sobre la crisis que sus efectos no eran sino la salida necesaria de un previo periodo de angustia. Acabo de escuchárserlo a Punset en su respuesta, en La Sexta, a una pregunta de Andreu Buenafuente. Sí, el bufón entrevistaba anoche al intelectual científico. A él y a otro pensador, Abadía, de asunto tan actual como lo son las precariedades que todos sufrimos de uno u otro modo.
A resultas de su respuesta, el anciano ex-ministro socialista terminaría señalando, en la convicción de que el tren de vida que llevábamos no se compadecía con la situación real del país, un mal con purulento grano evidenciador en esto que comenzaron llamando otras cosas y que terminarían bautizando, afortunadamente, como lo que era desde mucho antes: la galopante crisis económica que lleva un año dándonos morcilla.
Es entonces cuando Eduardo Punset dijo la frase mágica: "Vivíamos por encima de nuestras posibilidades". Claro, por supuesto. Ya me lo parecía a mí. Fue entonces cuando comencé a pensar en aquellos que, muy cerca de mí, demasiado diría yo, venían estrenando coche con facilona permisividad mientras que mi megane lleva años teniéndome con las carnes abiertas. O aquellos que se venían yendo de vacaciones a sitios imposibles.
Siempre he dado la razón a quienes hablan de la crisis moral de una sociedad que se dedicaba a acrecentar tan artificialmente su nivel de vida. Leopoldo Abadía ha
bla de recuperar la decencia. Y ya sabía que eso era así por cuanto alguien viviría peor por mor de nuestros dispendios. Seguro. Pero, ahora, observo que el mal tono ético en el que tiene su origen, en parte, la situación económica actual contiene, además, dosis de verdadera condena a prescindir, de pronto, de buena parte de aquello.
Pasaremos con menos. Qué le vamos a hacer. Y aprenderemos a ser pobres a fuerza de no tener más narices. Volveremos a colocar el cinturón en su sitio. Estoy convencido. Por cierto, el bufón de la tele lo hace bien con temas tan serios y gente de ciencia tan venerable. Digo yo que, quizá, fuera también mejor Ministro de Economía que el somnoliento Pedro Solbes. Al menos nos haría reir. Y eso siempre alivia. Creánme.
Luego le he escuchado a Punset una reflexión sobre lo que da la felicidad de verdad. Resulta raro escuchar a un científico hablar de algo tan aparentemente fútil tiempos tan complejos pero, aunque Buenafuente advierte que apenas están arañando el tema en su superficie, por momentos me está dando la impresión de que están dando en la diana. Y ahora comienzan las preguntas de la calle. Jajaja. Geniales. Con este humor saldremos de la crisis. Estoy convencido.

domingo, 1 de marzo de 2009

Ante el Vía-crucis


Aún se recuerdan los hachazos que recibió el Cristo de la Lanzada en tiempos de intolerancias manifiestas. Y aún, cuando mañana salga a la calle convocando a todos al Vía-crucis de las Hermandades, su presencia abrirá una brecha enmedio de una sociedad tan ajena a manifestaciones de este tipo.
Todos, sin embargo, necesitan algo a lo que las imágenes invitan siempre, en la calle o en los templos: la trascendencia del alma, ese ejercicio que unos eleva desde el arte, sin más, o desde la armonía estética, por ejemplo, y a otros, y por medio de ésta belleza, desde la vocación espiritual de la que he escrito hace sólo unos días en mi blog.
Aguardo a poder contemplarlo en el recorrido que, mañana, llevará a la imagen desde la Basílica de Nuestra Señora del Carmen hasta la Santa Iglesia Catedral. Y espero que su presencia, su cortejo, sean tan sugerentes como resultaron el año pasado en el presidido por el Cristo de la Clemencia. Lo necesito como agua de mayo.
Y, con todo, quizá nada como que ello ocurra inesperadamente. Sin previo aviso fue, efectivamente, lo que me ocurrió la noche de este pasado viernes. Saturado tras un día tremendo, uno de esos para olvidar tras asuntos resueltos a la carrera y sin descanso. No faltó una necesaria visita al tanatorio para dar un pésame tras inesperada tragedia.
La noche caía cuando adivinaba que la luz de mi despacho de Bertemati ofrecía, en la calle, la imagen de una laboreo imparable, interminable y cansino ya a esas alturas. Necesitado de parar, de terminar, me llegaron los ecos de unos cánticos inesperados pero muy muy refrescantes. Tan sugestivos fueron como sorprendentes.
Me levanté, desacorrí el visillo del balcón al Arroyo y, en la oscuridad de la noche, ví, ante la Comisaría de la Policía Nacional y la Casa de la Iglesia, pasar una comitiva que, con cera encendida y recogimiento, antecedía a la imagen de un crucificado portado a hombros. Se trataba del Vía-crucis del Cristo de la Salud que marchaba ya camino de la iglesia de San Lucas.
Mañana lunes, durante el Vía-crucis de las Hermandades, puede pasarle a alguien que esté en su casa. Y no sabemos hasta qué punto nuestra actitud puede ser una invitación. Almas expuestas a trascender que, quizá, dependan de nosotros.
(La Voz, 01-03-09)