domingo, 18 de septiembre de 2022

Godoy vive, y sufrirá de nuevo

"Los favoritos que dejaron su cabeza sobre el tajo de un cadalso fueron sin disputa menos mártires que don Manuel Godoy, llevado en vergonzosa procesión entre feroces risas y torpes dicharachos, sin morir, porque no matan los arañazos y pellizcos".

Cómo gozo releyendo a Pérez Galdós sus 'Episodios Nacionales'. Inspirador siglo el XIX sobre tantas cosas tan bien contadas como ilustradas con las noveladas chanzas de los personajillos creados para generar una ficción que ayude a entender el momento histórico.

'El 19 marzo y el 2 de mayo' son fechas de 1808 y tercero de esta colección de 'Episodios' en que el tocayo Gabrielillo asoma en el palacio del 'Príncipe', como lo llamaban, para pedir gracias que diera reales a su joven proyección tan impostada. Dos siglos después siguen.

Pero lo mismo, unos días después, se ve inmerso el personaje que hila los acontecimientos desde Trafalgar en aquel Motín de Aranjuez que quitara de enmedio a Godoy. Tan cerca la gloria versallesca de la enquina popular contra tan ufano dispensador de favores a porfía.

No crean, no sólo de parangones políticos viven mis letras, palabra de Gaby. A veces las cosas son más evidentes de lo que alguno estaría dispuesto a reconocer. Amados líderes da el mundo que el propio mundo se ocupa de decapitar sin necesidad de guillotina.

Voy a tener que recomendar estos 'Episodios Nacionales' a algún que otro godoy de ésos que, altaneros desde el pedestal de la falta de lectura en su palmarés, aún entienden su desempeño con pies alejados de la realidad, sea cual sea el ámbito que le haya tocado vivir.

sábado, 17 de septiembre de 2022

Otra vez el deporte

Alcaraz es uno de esos ejemplos de derroche de facultades. Todos nos ponemos su camiseta con facilidad, y hasta sacamos pecho como si el raquetazo por la espalda fuera virtud nuestra de toda la vida. Por eso recordamos ahora, sobrados, que una vez fuimos habituales de las pistas del Nazaret.

Pero me vale más lo de la Selección de Baloncesto. Aquí también hay talento como en el tenista murciano. Pero no tanto. Aquí no hay tanto estrellas como compromiso. Grupo. Esa bendita osadía que consiste en proponerse hacer las cosas todo lo bien que se puede, pese a todo. Y conseguirlo. Desde la modestia.

Y ahora es cuando la intensidad de Alberto Díaz, la complicidad entre Juancho Hernangómez y Garuba o la fe de Rudy hacen saltar la banca. Porque la calidad de Lorenzo Brown tiene su aquél. Brillantísimo. Pero vuelvo a pasar por el tamiz y me quedo con la incredulidad de quienes siguen sorprendidos.

Ellos mismos reconocen no tener el talento ni la experiencia suficiente para estar en la final de este domingo. Tan acostumbrados como estamos a escuchar lo contrario. Así, el político de turno pavoneándose de lo que sabe y consigue, aunque no dé a España las victorias que la saquen de donde está.

Y llegan los de la camiseta roja y, sin dejar nada negro sobre blanco, escriben el verdadero manual de resistencia que el país necesita. No para que ellos nos resuelvan los problemas. Sí para que alguien tome nota de cómo son las cosas cuando se piensa más en el grupo, en el otro, en quienes nos necesitan.