Dos chicas, hermanas tan distintas como la conversación en la peli desvela, se han quedado encerradas en una piscina que, al cierre para el público, las deja en el agua bajo la tapa de fibra de vidrio con que es cubierta.
Las conversaciones en ese encierro son seguramente la esencia de la historia. Muy por encima de la situación tan kafkiana en la que se ven inmersas. Y ello les hace prometerse cambiar las cosas si consiguen salir de allí.
Más recomendable es nuestro confinamiento. Aquí el peligro está fuera. Pero quienes aprovechan el tiempo y piensan en ellos, en sus vidas y en los seres queridos también hacen propósitos para cuando la normalidad regrese.
El beso y el abrazo que ahora no debemos darnos, la convivencia en familia o entre amigos, salir a hacer deporte o simplemente trabajar como siempre es razón más que suficiente para que valoremos lo que tenemos.
Pero de esto has oído hablar mucho estos días y has leído también. Y no todos se lo montan tan provechosamente. Hay quien sale de fin de semana, quien se ha buscado perro para la ocasión, quien incumple insensatamente.
Quizá a mí mismo se me olvide lo que estamos aprendiendo. Y sólo me sirva para asegurar algún día que yo estuve allí. Y, en efecto, aquí estoy. Hartándome de cine, de lectura, de escritura, de comida... Es lo que toca.
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