No creo que sea un buen augurio para el año que comienza que el último informativo que haya editado y ofrecido en 2013 lo debiera abrir con un fallecimiento. El cantaor jerezano Juan Moneo 'El Torta' ha acallado su voz para desagradable sorpresa de los aficionados al flamenco y de cuantos reconocemos su carisma y a partir de ahora sólo podemos escucharlo en alguna de esas pocas grabaciones a las que se prestara. Lo suyo era el directo, las peñas, los festivales. Y lo nuestro echarlo de menos a partir de ahora en la Fiesta de la Bulería.
El caso es que el cambio de almanaque en la redacción de la radio llega poniendo luto al micrófono y sordina a la fiesta por la llegada de un 2014 que, por la crudeza con la que se formulan los últimos presagios que me llegan desde los análisis políticos sobre todo, tendrá que ser mejor que lo que buena parte de las notas de prensa leídas en mi último boletín indican. Es la ventaja de ponerse en lo peor, que es la vacuna de los 'cenizos'. Y es también la sinrazón de quienes más debiéramos pensar que en positivo generamos más cosas buenas.
Ojalá tengáis un buen año nuevo. Y si lo tuviéramos todos podría terminar confirmándose que en efecto, como las maldiciones bíblicas que duraban siete años, la crisis que alumbrara tanta pesadumbre desde 2007, cuando aquel socialista leonés que arribara a la Moncloa quitara yerro a lo que nos llegaba, alcanza su final. Ahora estamos en manos de un pontevedrés popular al que más nos vale que le salga la jugada una vez que fue inevitable que nos recortara hasta aquello que jamás pesamos que pudiera pasar por sus tijeras.
Pero lo único importante a la espera de esta inmediata medianoche es comenzar a creer que no es posible que nos salgan peores los 365 días que se ponen ahora en marcha que los últimos que llevamos sufridos. Mis mejores deseos pues, mis mejores presagios, mis mejores afanes, mis mejores aspiraciones, mis mejores empeños, mis mejores intenciones, mis mejores esfuerzos y espero que también los tuyos, querido amig@, porque no haremos en caso contrario sino proyectar los malos rollos que ya llevamos acumulados. Sé feliz y verás como todo cambia.
Mientras tanto, honremos la memoria de El Torta disfrutando de su cante...
Juan Moneo 'El Torta' – Ire con el alba - Bulerias
martes, 31 de diciembre de 2013
sábado, 28 de diciembre de 2013
Un año para seguir resistiendo
Esta mañana se han cumplido tres años de la pérdida de aquél que me enseñó a ser la persona adecuada para los tiempos que corren. No, no es ya el dolor tremendo que me ha acuciado hasta no hace demasiado el que me invita a traerlo a una nueva entrada del blog. Es ya la extraordinaria melancolía que me queda y que se rompe cada vez que siento tan directamente que no se ha ido, que sigue conmigo, ayudándome a sacar la casta necesaria para la supervivencia diaria.
Mi padre, tantas horas trabajando sin perder la sonrisa, me ofreció la oportunidad de sentir que las apreturas no son inevitables pero tampoco hay que descartarlas como camino de aprendizaje y de depuración de las propias vanidades si las hubiere o hubiese. Y ahora que nos acercamos a 2014 revalido su testimonio para seguir resistiendo. La macroeconomía despunta mensajes positivos. El bolsillo doméstico sigue, sin embargo, colocando los pies en el suelo.
Ya sabemos que la electricidad subirá su precio en un 2,3%. Por ejemplo. Y ahora hacemos fiesta porque la puñetera subasta nos estrellaba contra ese 11% que parecía puntilla para náufragos condenados a morir en la orilla del final de la crisis. Y la vivienda, por su parte, sigue en caída libre. Y aquí sí que habría que ir deseando algo distinto si apreciamos nuestro patrimonio y encontramos que, ante las apreturas, tener una casa es disponer de una salvaguarda con valor.
La situación en la que se encuentra la vivienda es testigo, a juzgar por lo que dicen los expertos, de menos luces al final del túnel de lo que nos parecía. Para Juan Manuel Rallo, socio fundador del Instituto Juan de Mariana, el año que está a punto de cerrar no representa el final "ni de la crisis económica ni de la crisis del mercado inmobiliario, dado que los desequilibrios siguen muy presentes". ABC dixit. Pues hala, a continuar sufriendo. Es lo que toca en vísperas del año nuevo.
Y, con todo, el índice que plantea el Ministerio de Economía para revisar los precios apuntaba ya este otoño una subida del 0%. Mi padre formularía ahora una de esas frases tan cargadas de la mayor esperanza. Lástima que encontremos que la ilusión es la virtud de los ilusos. Pero hemos debido aprender también a alimentar nuestro espíritu inquieto de mensajes positivos. Si no lo hiciéramos... ¿qué nos quedaría para sobrevivir si no la creencia de caminar hacia un tiempo mejor?
Barón Rojo – Resistiré - Live
Mi padre, tantas horas trabajando sin perder la sonrisa, me ofreció la oportunidad de sentir que las apreturas no son inevitables pero tampoco hay que descartarlas como camino de aprendizaje y de depuración de las propias vanidades si las hubiere o hubiese. Y ahora que nos acercamos a 2014 revalido su testimonio para seguir resistiendo. La macroeconomía despunta mensajes positivos. El bolsillo doméstico sigue, sin embargo, colocando los pies en el suelo.
Ya sabemos que la electricidad subirá su precio en un 2,3%. Por ejemplo. Y ahora hacemos fiesta porque la puñetera subasta nos estrellaba contra ese 11% que parecía puntilla para náufragos condenados a morir en la orilla del final de la crisis. Y la vivienda, por su parte, sigue en caída libre. Y aquí sí que habría que ir deseando algo distinto si apreciamos nuestro patrimonio y encontramos que, ante las apreturas, tener una casa es disponer de una salvaguarda con valor.
La situación en la que se encuentra la vivienda es testigo, a juzgar por lo que dicen los expertos, de menos luces al final del túnel de lo que nos parecía. Para Juan Manuel Rallo, socio fundador del Instituto Juan de Mariana, el año que está a punto de cerrar no representa el final "ni de la crisis económica ni de la crisis del mercado inmobiliario, dado que los desequilibrios siguen muy presentes". ABC dixit. Pues hala, a continuar sufriendo. Es lo que toca en vísperas del año nuevo.
Y, con todo, el índice que plantea el Ministerio de Economía para revisar los precios apuntaba ya este otoño una subida del 0%. Mi padre formularía ahora una de esas frases tan cargadas de la mayor esperanza. Lástima que encontremos que la ilusión es la virtud de los ilusos. Pero hemos debido aprender también a alimentar nuestro espíritu inquieto de mensajes positivos. Si no lo hiciéramos... ¿qué nos quedaría para sobrevivir si no la creencia de caminar hacia un tiempo mejor?
Barón Rojo – Resistiré - Live
miércoles, 25 de diciembre de 2013
Sueños incumplidos
Un admirado amigo es el que me recuerda la cita de Héctor Tassinari. Y a la hora en la que el Día de Navidad se nos escapa, como la arena de aquel puñado que entre los dedos encuentra la inevitable salida, es cuando me dejo embaucar inexorablemente por la convicción de este escritor mejicano: "Dios no te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de convertir tus sueños en realidad".
Pero, convencido de ello, no dejo de pensar en cuantas cosas se han quedado en el camino de los anhelos (de las necesidades urgentes en tantos casos) cuando el año está tan cerca ya de concluir. El caso es que si uno apeteciera el oro y el moro ya haría tiempo que hubiera estimado que lo que no se me cumple es merecido castigo por avaricioso, por la pérfida intención de ambicionar lo que no debiera.
No puede sin embargo ser verdad la permanente negativa a la sencilla y nada pretenciosa felicidad que tan fácil resultaría desde los más cercanos si valorasen el interminable sobreesfuerzo de aquél al que están martirizando. No es posible contemplar la enquina como mecanismo de obcecado ataque contra la mano humilde que da de comer, ésa misma que luce tendida para apenas recibir más que el más gratuito pisoteo.
Es entonces cuando releo a Tassonari. Y encojo los hombros de la incertidumbre para convenir que algún día se abajarán impotentes frente el peso feroz de las dificultades gratuitas que, en plena época de desalientos, se suman innecesarias para hundir inmisericordemente al protagonista de la épica cotidiana silenciada por la humildad propia y por la desfachatez ajena. Llegado a ese punto... ¿cómo concluiré esta 'chicotá' de la vida?
La posibilidad de que mis sueños se hagan realidad han encontrado ya tanta carne puesta en el asador por mi parte que, al filo de la cincuentena, no me resta más que asumir la imposibilidad y denostar a quien, como decía aquél de la popular telerealidad, se empeña en ponerme la pierna encima. Y llego a la conclusión de no soñar más. Pese a la capacidad concedida desde lo alto. Pese a que Él es el dueño de mi vida.
Pero, convencido de ello, no dejo de pensar en cuantas cosas se han quedado en el camino de los anhelos (de las necesidades urgentes en tantos casos) cuando el año está tan cerca ya de concluir. El caso es que si uno apeteciera el oro y el moro ya haría tiempo que hubiera estimado que lo que no se me cumple es merecido castigo por avaricioso, por la pérfida intención de ambicionar lo que no debiera.
No puede sin embargo ser verdad la permanente negativa a la sencilla y nada pretenciosa felicidad que tan fácil resultaría desde los más cercanos si valorasen el interminable sobreesfuerzo de aquél al que están martirizando. No es posible contemplar la enquina como mecanismo de obcecado ataque contra la mano humilde que da de comer, ésa misma que luce tendida para apenas recibir más que el más gratuito pisoteo.
Es entonces cuando releo a Tassonari. Y encojo los hombros de la incertidumbre para convenir que algún día se abajarán impotentes frente el peso feroz de las dificultades gratuitas que, en plena época de desalientos, se suman innecesarias para hundir inmisericordemente al protagonista de la épica cotidiana silenciada por la humildad propia y por la desfachatez ajena. Llegado a ese punto... ¿cómo concluiré esta 'chicotá' de la vida?
La posibilidad de que mis sueños se hagan realidad han encontrado ya tanta carne puesta en el asador por mi parte que, al filo de la cincuentena, no me resta más que asumir la imposibilidad y denostar a quien, como decía aquél de la popular telerealidad, se empeña en ponerme la pierna encima. Y llego a la conclusión de no soñar más. Pese a la capacidad concedida desde lo alto. Pese a que Él es el dueño de mi vida.
lunes, 23 de diciembre de 2013
De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - La alegría
Lo
que el fundamento de un acontecimiento histórico nos presenta fijará
cada año la raíz de una celebración que ya estamos esperando con
ganas. Item más, la memoria, que es personal e instransferible
siempre, dejará en brazos de la melancolía las mil sensaciones para
estos días tan grandes. Lo que la tradición pone a nuestro alcance
en términos de expresión formal es ese tercer pilar que he
subrayado en mi torpe dibujo de la Navidad en nuestra tierra. Y la fe
dota la cita de alma, de sentido...
Ay,
amigos anhelantes como yo de la arribada de las fechas, pero aún nos
falta algo fundamental. Sin alegría, sin la más contundente y firme
satisfacción por la Buena Nueva que nos inunda, no podemos celebrar
lo que llega. Por eso echarnos a la calle y evidenciar lo que
sentimos bajo el alumbrado extraordinario de Palacios, avenida del
Ejército, Larga, Virgen de los Milagros, Luna, plaza de la Herrería,
Ganado... Todo cobra un sentido especial cuando El Puerto dice que es
Navidad.
Hasta
nuestro tránsito cotidiano por el callejero habitual avisa. Pero no
nos basta con hacer la vida sin más durante estos días y sus
correspondientes noches. Aún resuenan, por ejemplo, los ecos con los
que las mujeres de la peña Tío José de Paula nos preparó antes de
anoche desde el Teatro Muñoz Seca. Que el compás flamenco de la
tierra nos invada, que los villancicos que ya se cantan en todas y
cada una de las propuestas de la Ruta de las Zambombas cundan esa
alegría sin medida.
Por
eso establecimientos como Burladero, Mucho Teatro, Las siete
esquinas, Aquarela o Los Jándalos nos ayudan con sus propuestas. Y
ese ciclo de zambombas a cargo de David Oliva 'El Niño Villar' con
'El Puerto por bulerías' y 'Alendoy' brilla en la sospecha siempre
cargada del mayor fundamento por lo que ocurre también en tantos y
tantos otros rincones domésticos, familiares o vecinales en los que
no faltarán los villancicos y las coplas de la Nochebuena.
Villancicos
y coplas de la Nochebuena que se nos cuelan por las gateras del alma
y que nos llegan hasta este escenario de la mano del Coro Virgen de
Belén al que agradezco fervientemente su colaboración en este acto.
Que hayan querido acompañarme, de mil amores como sé que vienen hoy
a El Puerto de Santa María, es fundamental para prepararnos a vivir
por los villancicos escenas fervorosas, costumbristas y hasta
delirantes...
Que
el cura no irá a la iglesia... y recorreremos los caminos que se
hicieron con agua, viento y frío... y visitaremos el Jardín de
Venus... y los peces volverán a beber en el río y nosotros donde
podamos para brindar por las fiestas... y veremos esas casas del
nacimiento que son de papel, "mire usté qué gracia"... y
las doce palabras... y el tarantrán... y el ayayay... y el
marinerito Ramiré... y el dime niño de quién eres...
Y
ya que llega al final éste mi Pregón de la Navidad portuense lo
hago, Jesús mío, parafraseando el popular villancico... que hoy
vuelve a hacer falta formular la pregunta clave en medio de todo esto
que un año más nos llega: Dime Niño, ¿de quien eres?... que es
causa de mi alegría reencontrarme, alma mía, con la Navidad otra
vez...
Dime Niño dime,
que El Puerto lo
espera,
las voces que cantan
los gozos hermosos
de nuestra quimera.
Dime Niño dime
que no es primavera
y del equinocio
tomarán sus flores
aquí en la ribera.
Dime Niño dime,
ay Jesús y deja
las cositas claras
aquí en esta tierra
con tanta solera.
Dímelo mi Niño,
que me tumbo en vela
y con los corderos
busco los luceros
que prometen nuevas.
Que hasta la mañana,
antes de que
abriera,
me enseñó a María
con mil rosas frescas...
¡Divina pechera!
Carita divina,
Señor de bandera,
¿qué nos llega
ahora que nos sabe a nuevo
y a diciembre
espera?
Que ya celebramos,
con letrillas
bellas,
navidades nuevas que
beben de entonces
virtudes añejas.
Borriquillos viejos,
cerones de seda,
llevan chocolates,
molinos y anafes
de fe pregonera.
Y aquí yo me postro
con folios de
austera
oración alegre que
aliente la fiebre
de nos apareja.
Es la hora ya
de encender la cera,
que es Dios quien
nos nace allá donde pacen
el buey y la
certera...
...bestia que ya
bufa,
al son de la tierra,
compases de cielo
que en ese pesebre
nuestro cante
espera.
¡Vengan
villancicos!
¡Vengan
nochebuenas!
¡Desatad alegres
los cantos en ciernes
entre las candelas!
¡Que no hay más
pregón,
Jesús de canela,
que aquél que ya
cantan en el portuense
solar que me
alberga!
¡¡Mirando al Belén
brinda al que llega...
vuestro corazón y poned el son
que ya es Nochebuena!!
domingo, 22 de diciembre de 2013
De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - La fe
Gruta del Nacimiento de Jesús |
Ha tenido la virtud
la Navidad de atraer en torno a sí a personas tan diversas que, a
fuerza de no exigírsele a nadie ojos cristianos con los que abordar
la celebración, pudimos perder el sentido de la fiesta. Pero no
dejará perder este pregón su vocación de ser un llamamiento para
todos.
Y, sin embargo, si
la Humanidad no mirara al que viene como alguien tan especial...
¿para qué montar la que montamos al llegar a estas fechas? Es
imprescindible la fe en medio de una convocatoria a la que arribamos
mientras deshojamos este calendario tan singular que el Adviento, con
tres de las cuatro velas de su corona ya encendidas, nos propone.
Permitidme cuatro
personajes que nos ayuden a ello. Dos ni siquiera tienen sitio en
nuestros entrañables nacimientos. Pero sabe Dios que son
imprescindibles en el entendimiento de cuanto la fe en el Niño de
Belén nos depara. Son dos profetas. Los otros dos son la escolta
viva del pesebre al que caminamos y que, aún vacío, ya proclama la
venida.
Isaías es el
primero. Vivió, ocho siglos antes de Cristo, tiempos tan difíciles
que equipararlos en términos de injusticia social a situaciones que
todos somos capaces de identificar hoy en día es muy fácil.
Denunció codicia y opresiones e invitó a la conversión siempre
desde la esperanza.
María, en su
Purísima Concepción, fue la protagonista hace siete días del
segundo domingo de Adviento. Su fiat es la mejor expresión de la fe
humana. Y no podemos ser nosotros, abominando o sólamente
orillándola de nuestras vidas, los que sembremos nuestra Navidad de
la falta de esperanzas que entregara las fiestas al consumismo y poco
más.
Hoy, tercer domingo
de Adviento, toca de nuevo profeta. Considerado el último de ellos y
precursor de la inminente llegada de su primo Jesús, Juan el
Bautista, en este tiempo de esperanza, nos invita a ir al desierto,
a
salir de nuestras ocupaciones y stress, de nuestras carreras, para
emprender un serio camino de conversión y ser dignos del Esperado.
Confiemos el cuarto,
aún por llegar, a San José. Menudo marrón el que le cayó en esta
historia que nos llega. Pero vamos a ver... ¿alguna vez os habéis
puesto en la tesitura de tener que creer, y eso sí que es tener fe,
que ese niño que hacía crecer al vientre de la Virgen podía
obedecer a otra cosa que no fuera lo que cualquiera de vosotros
temería?
Un
escalofrío dulce
al
sur de Jerusalén,
un
llanto desconsolado
de
aquel niño de Belén,
una
triste nochecita…
y
en el pesebre un vaivén.
El
aliento de una mula
junto
al calor del buey,
para
confort paja seca
y
el manto de aquella fe
en
el Dios de los judíos…
Poco
más se pudo ver.
María
no desespera
pero
José… puede ser.
La
maternidad ayuda
pero
él… ¿padre por qué
si
a la Virgen, por ser virgen,
no
la conoció aquél?
Agarrado
al palo yermo
y
predispuesto a creer,
pendiente
de todo, listo
para
tan buen padre ser,
junto
a Jesús y María
siempre
solícito fue.
Pero
la plácida luna,
Selene
de plata e hiel,
alumbró
incertidumbres
de
difícil resolver,
resoplos
y pensamientos
con
ternura en ten con ten.
Mas
cuando el niño duerme,
y
su madre junto a él,
bajo
el umbral de la cueva
asoma
su candidez,
mira
hacia el horizonte
el
bonachón de José.
¿Qué
te dicen las estrellas,
carpinterito
fetén,
que
procuran tu sonrisa
pese
al terrible cartel
de
una situación no honrosa
en
varón de Nazaret?
Vistes
crecer el vientre
de
María mes a mes,
llegó
el decreto romano
que
os trajo hasta Belén,
la
guasa del posadero,
el
frío vino también…
Y
aún en este portal
los
tuvistes que meter,
entre
bestias y alimañas
que
más tarde agradecer…
Dime,
dime, carpintero…
¿Y
sonríes tú? ¿Por qué?
¿Qué
esperanza te sostiene
en
la hora del vaivén
de
ese pesebre que adviertes
cuna
de luz clara y bien?
¿Qué
explicación te da el cielo,
que
de Dios es anaquel?
Admirarte
es tan poco,
mi
venerado José,
que
siento a todos en deuda
con
el ilustre papel
que
te fuera conferido
al
sur de Jerusalén.
¡Llega,
creedme, la hora
del
recordatorio fiel
para
el que guarda con celo
a
ese Dios Niño Manuel!
¡Buscadlo
en los nacimientos
y
sabréis como fue!
¡Llega,
sentidlo al instante,
el
punto de enaltecer
al
callado carpintero,
al
entrañable José
de
fortaleza de roble
y
mesura de papel.
¡Llega,
amigos, el momento
de
sentirnos en la piel
de
un hombre bueno y callado
que
yo exalto porque es...
en el altar un ejemplo
y un padrazo en Belén!
sábado, 21 de diciembre de 2013
De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - La tradición
El
fundamento esencial que llega genera el acontecimiento que celebramos.
La memoria rememora los instantes entrañables que lo ilustrarán
siempre. Y
todo ello alumbra la tradición. Las tradiciones más bien.
Transmisión
de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres,
etc., hecha de generación en generación.
Eso dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua sobre la
tradición.
La
Navidad, la portuense especialmente, dice además que no hay
tradición que exprese de modo más elocuente la verdad del
Nacimiento de Jesús que la del belenismo. Bendito San Francisco que
allá en Asís puso la primera piedra en la recreación del misterio
de Belén expandiendo esa veneración sencilla que hoy alcanza tan
grandes cotas artísticas.
Nos
nace el belenismo en El Puerto de Santa María en 1988. Vosotros
mejor que yo conocéis a algún abuelo que ya antes de aquello, mucho
antes en tantos casos, supo sembrar la tradición belenista como
antesala. Pero aquel año ocurrió algo importante. Mucho. La
denominada Primera Muestra Navideña generó una exposición de
dioramas. Sólo restaba que a un puñado de aquellos pioneros no les
bastara en adelante con aquello.
La
Asociación de Belenistas Portuenses 'Ángel Martínez' cobraba vida
recién pasada aquella Navidad, en enero de 1989, y se daba estatutos
un año después. El recordado alentador de la tradición, aquél
hombre que nos traslada a El Puerto de las primeras décadas del
siglo XX, le da nombre haciendo que, quien falleciera en 1946,
perviva en cada uno de los pasos que da la entidad que hoy nos
convoca a todos.
Entre
belenes, dioramas navideños o de la Pasión, concursos fotográficos,
de cuentos, cursillos, mercadillos o la organización de este pregón,
late el espíritu de aquél artesano que sembró la geografía
española de figuras hechas con amor tanto para los humildes viejos
nacimientos como para los actuales de nuevos materiales y técnicas.
Todo ello contribuye a perpetuar la tradición...
De la estraza al
porexpán
una tradición
camina
con el pulso que
domina
la vida de nuestro
afán.
Francisco de Asís
lo quiso
y los siglos lo
indicaron:
más belén si tiene
a mano
lo mejor de cada
oficio.
¿Qué hubiera sido
la fiesta
sin la
representación
de aquella escena
fetén?
¿Podría ser
manifiesta
la verdad y la
emoción
que evoca desde el
belén?
--------
¡Cútex, corcho y
escayola!
¡Piezas de barro y
de tela!
¡Un celaje en
duermevela!
¡Cables, palmeras y
cola!
Así, con mucha
destreza,
es como hoy se
evidencia
la condición de esa
ciencia
hoy antigua y
siempre nueva.
¿Qué hubiera sido
la fiesta
sin la
representación
de aquella escena
fetén?
Podría ser
manifiesta
la verdad y la
emoción
que evoca desde el
belén?
--------
Serrín, espejos,
pintura,
cebadores y algodón,
horas y horas de
amor
y artesana
arquitectura.
Pero sólo habilidad
tanta unción no nos
permite,
que es preciso, si
transmite,
sentir siempre
Navidad.
¿Qué hubiera sido
la fiesta
sin la
representación
de aquella escena
fetén?
¿Podría ser
manifiesta
la verdad y la
emoción
que evoca desde el
belén?
-------
Por ello yo aquí
pregono
mi ferviente
admiración.
Qué bella la
condición
de aquél con quien
me emociono.
¡Sois para mí más
que artistas!
¡Dais la forma a
nuestros sueños!
¡Y si El Puerto es
navideño
culpables sois,
belenistas!
¿Qué hubiera sido
la fiesta
sin esa bella misión
que asumís, gente
de bien?
¡¡Vuestra es
siempre la propuesta
que nos pone en
situación...
y a las plantas del Belén!!
jueves, 19 de diciembre de 2013
De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - La memoria
Es
la Navidad tiempo de melancolías. Junto a las mayores alegrías
siempre son colocadas las tristezas más notables. Todo ello entra en
el crisol que funde cuantos elementos la nutren. Y es la memoria la
culpable. Sin lugar a dudas. Es la evocación de todo lo que merece
la pena, es la puesta de relieve de cuanto nos pasó en la vida, es
la máquina del tiempo que vuelve a hacernos cruzar experiencias, es
la ocasión segura de que no falte nadie a la cita. Todo eso y más
es la Navidad.
Si
nos tomáramos un solo instante para analizar cómo serían las cosas
si no tuviéramos memoria convendríamos que nuestra vida sería un
desastre, no sabríamos nada, ni siquiera seríamos capaces de
utilizar un lenguaje cualesquiera, no seríamos capaces de aprender
más que por la experiencia y el instinto, habríamos perdido
una de las esencias de nuestra condición de hombres y mujeres. Dejar
de codificar, almacenar y recuperar información es olvidar qué
significaron para nosotros estos días.
Días
tanto para recordar a los seres queridos que ya no están o los
familiares y amigos que están lejos, por ejemplo, como para que
lleguen a nuestra mente aquellos momentos en los que se fraguan
siempre algunos de los instantes más felices de nuestras vidas, las
fiestas navideñas concurren siempre a nuestro encuentro para
convertirse en aldaba que llama a la memoria a que no se deje
guardada ninguna de las emociones que, por buenas o malas que fueran,
es necesario desempolvar.
Así,
si el fundamento apela siempre a compromisos confesionales toda vez
que nadie, ni agnósticos ni ateos siquiera, pueden ocultar que la
fiesta es lo que es más allá de retorcidos empeños que a lo largo
de la Historia han existido de convertirla en tributo al solsticio de
invierno... insisto, si el fundamento está marcado por los hechos de
Belén, la memoria es un ejercicio eminentemente humano, el mecanismo
que convierte cada Navidad en la oportunidad de sentir los recuerdos
en un rincón del alma...
En un rincón del
alma
de aparente
oscuridad,
siempre brilla la
memoria
que reverdece
historias
de mi mejor Navidad.
En un rincón del
alma,
los luceros de la
edad
alumbran la
trayectoria
que es tan fiel
recordatoria
de una herencia de
verdad.
En un rincón del
alma,
un poyete es heredad
que acogió toda la
gloria
sobre serrín en la
euforia
que de niños se es
capaz.
En un rincón del
alma,
las figuras
sonreirán
gratitudes
laudatorias
que confiesan la
victoria
imposible de
olvidar.
En un rincón del
alma,
aquel padre alentará
desde el pasillo del
cielo
la labor que con tal
celo
belenista era su
afán.
En un rincón del
alma
de aparente
oscuridad,
siempre brilla la
memoria
que reverdece
historias
de mi mejor Navidad.
Y en un rincón del
alma
una abuela busca ya
el villancico que
sabe,
la copla que tanto
vale.
¡Un silencio y a
escuchar!
En un rincón del
alma,
su Calle de San
Francisco
es un himno navideño
con sabor y más
empeño
que si ponemos un
disco.
En un rincón del
alma,
voz gastada y
claridad
se suman con
donosura
para sentir la
estatura
de este momento
simpar.
En un rincón del
alma
cada sílaba es
cabal,
y el verso al
cantarse
como si resucitase
contribuye al
memorial.
¡En un rincón del
alma
de aparente
oscuridad,
siempre brilla la
memoria
que reverdece
historias
de mi mejor Navidad!
Sea misión del
pregonero
exaltarlo aquí y
ahora:
¡¡La mejor es la
postrera
porque suma las
quimeras...
que mis versos rememoran!!
miércoles, 18 de diciembre de 2013
De mi Pregón de la Navidad de El Puerto - El fundamento
Belén del Cincuentenario del Perdón - Foto de Fernando Morales |
Del
Evangelio de Lucas: "José, pues, como era de la casa y familia
de David, vino desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David
llamada Belén, en Judea, para empadronarse con María, su esposa, la
cual estaba encinta. Y sucedió que, hallándose allí, le llegó la
hora del parto. Y dio a luz a su hijo primogénito, y envolvióle en
pañales, y recostóle en un pesebre: porque no hubo lugar para ellos
en la posada". El fundamento de cuanto celebramos ya mismo está
en Aquél que vino a hacerse carne entre nosotros.
Si
dos mil años después de aquello que ocurría en un lugar de Oriente
Medio seguimos honrando, como seamos capaces cada uno, a quien nació
de modo tan humilde pese a ser tan alta su misión entre nosotros,
cabe pensar que lo grande no está en la fiestas vacías de ese
sentido, en las celebraciones gastronómicas por muy familiares que
fueran o en las compras. Yo, que no renuncio a nada de ello, hace
tiempo que tengo en mente que no habría mejor conmemoración que
sentirnos integrados en la Historia de la Salvación.
Ser
uno de aquellos testigos elegidos entre los que nació el Niño-Dios
hubiese sido un verdadero regalo para todos. Así, al menos, he
pensado muchas veces cuando, quizá delante de uno de nuestros
entrañables nacimientos y a fuerza del trabajo detallado que también
con todas esas figuras secundarias realizan nuestros queridos
belenistas, he tenido la tentación de sentirme enmedio de la escena.
¿Cuál hubiera sido mi papel en el origen de esa vida humana que el
Señor eligió para ejercer la Redención del mundo?
Pongámonos
en situación... ¿Nunca les ha pasado por la mente el imaginario de
una participación en el acontecimiento? ¿Con qué dignidad
hubieramos encarnado semejante papel? Yo al menos no puedo verme más
que como sencillo pastor, uno de aquellos que, en torno a la hoguera
y bajo el raso de la noche, recibieron la visita de los ángeles y
aquel mensaje: "Gloria a Dios en el Cielo y Paz en la Tierra a
los hombres de buena voluntad..." ¿Cómo hubiese reaccionado
ante la invitación de ir a Belén y buscar al Dios hecho niño en el
portal?
Si
hubiese sido pastor
en
la noche belenita
que
supo de aquella cita
para
ir junto al Redentor...
Si
la historia necesita
de
mí junto a los rebaños...
¿no
creería que es engaño
lo
que los ángeles gritan?
Pero
ya pasaron años
de
la Navidad primera
y
parece ser quimera
que
nos tocara que antaño...
...regresara
a la carrera
cuando
el siglo veintiuno
parece
olvidar que el uno
nos
trajo la primavera.
Y,
sin embargo, montuno
no
seré ante la euforia
de
un parto que fue la gloria
de
la Salvación del mundo.
Si
pastor en esa historia
de
la noche belenita...
¡Yo
el primero de la guita
tirando
en la memoria...
...de
la fría nochecita
triste
del pobre portal
que
me hace pastor cabal
ante
la cueva bendita!
Imaginad
la postal
que
fuera repetición
de
aquel histórico don:
¡Cristo
vivo en el umbral...
...de
nuevo de su misión,
Jesús
en ese pesebre
y
nosotros en la alegre
y
cálida oblación!
Gire
ahora y para siempre
la
llave en esa cancela.
Y
que de la duermevela
despierte
nuestro consciente.
¡Abramos
así la puerta
a
esta suposición,
y
sea mi condición
de
pastor sin más licencia...
...que
la del fiel bonachón
que,
a fuerza de ser sencillo,
se
desviva el pobrecillo
desbocado
el corazón!
Refléjese
con sus brillos
el
misterio de Belén:
que
esos ojos que ven
lo
más grande sean postigo...
...de
una vida de bien
que
traiga al día de hoy
pastores
como el que soy
en
aquella noche a cien.
¡Albricias,
ya mismo voy
a
las plantas de ese Niño!
¡Aleluya,
mi cariño
de
corazón ya te doy!
¡Te
traigo mi desaliño,
poco
más, mi Jesusito!
¡Que
mi vida, Dios bendito,
es
socavón más que liño!
¡Ése
sería, marchito,
el
corazón del que ofrenda!
¡No
hallaré mejor prenda
siendo
mi ser tan cortito!
Más
si te doy lo que tenga
dime,
Niño, que no es poco
aquello
que ya coloco
al
albur de las conciencias.
¡Y
si me dicen que loco
estoy
por creerme pastor
ante
el pesebre de amor
que
de nuevo ahora evoco...
...siempre
diré que el primor
de
la noche belenita
se
repite cual bendita
Nochebuena
de licor...
...almibarado
en la cita
más
dulce de nuestra historia!
¡¡Válgame
Dios y la gloria
de
ese Niño del que gritan...
...
"Viva Jesús, que es notoria
evidencia
de ese vuelo
que
trazaron los luceros
alumbrando
la memoria"!!
¡¡¡Gloria
a los hombres con celo
si,
veinte siglos después,
tras
el ángel de Belén...
corren ganándose el cielo!!!
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