sábado, 28 de febrero de 2015

Transformaciones posibles

El centro geográfico de Andalucía bulle en pleno día de la región. Antequera ha sido este sábado un no parar de saludar a conocidos. María del Mar, compañera periodista, ha sido la primera en encontrarme en El Torcal antes de iniciar un sendero entre sus formaciones pétreas. Al regreso al centro de interpretación ha aparecido un profesor de mi hijo en ese mismo lugar en el que los movimientos tectónicos producidos desde hace 200 millones de años han hecho de ese paisaje kárstico la delicia que es. Con Luis, un buen amigo cofrade, me topo en la iglesia de San Sebastián. En los dólmenes... Bueno... lo dicho!

Pero para lo que no parece haber sido este 28-F es para profundizar sesudamente sobre qué sea lo que realmente teníamos que celebrar en esta tierra del desempleo galopante, de tres décadas de autonomía incapaces de resolver los problemas de la comunidad, de los ERES, de la ruptura entre las izquierdas, de los cursos de formación, de las imputaciones, de los recortes en sanidad, de las mil caracolas en nuestros colegios... Para qué entonces el anual homenaje? Qué hemos resuelto? Hacia dónde va Andalucía si no al abismo de una brecha socioeconómica cada vez mayor con las restantes autonomías?

Aún recuerdo cómo, justamente en el Parador de Antequera, los andalucistas intentaban, hace más de veinte años, impulsar una apuesta por esta tierra que se cargaba de ideología y descargaba entonces sobre los escaños las mayores representaciones en el Congreso de los Diputados o en el Parlamento Andaluz que hayan tenido jamás. Supongo que, si conseguimos apartar toda ideología baldía así como esas maneras de hacer que terminan en manos de la jueza Alaya, no nos queda más que poner la mejor gestión posible al servicio de la rentabilidad social de los recursos que tenemos a nuestro alcance.

Consigamos o no el próximo 22 de marzo hacer de las urnas herramientas de verdadero cambio para nuestro triste sino, lo cierto es que no debiéramos tardar mucho más para dar la vuelta a esta situación. Sorteando piedras en El Torcal y explicando a mi hijo que lo que ahora teníamos ante nuestra vista fueron fondos marinos hace millones de años he llegado a la conclusión que si aquello fue posible ha de serlo también esta transformación que Andalucía necesita. Eso sí, para que la geología nos regalara el actual paraje antequerano debió llegar un inesperado repliegue. Y si las respuestas están en lo ahora inesperado?

domingo, 22 de febrero de 2015

Grano molturado

Deja tuiteado una amiga que este domingo comienza a 'emprimaverar' la atmósfera. Y aunque no lo haya dicho así exactamente lo suscribo plenamente. Pero no es sólo el solecito éste, que no aparta del todo los últimos fríos de un invierno al que apenas le quedan dos telediarios. Hay otras cosas que ayudan.

El beso dejado esta mañana en una mano de madera policromada reviste, de pura veneración a Cristo a quien representa, otras connotaciones a considerar. Una cola de feligreses en San Benito, unos niños leyendo su ofrenda en El Pelirón, un bulle bulle que va en Cristina entre Letrán y Santo Domingo...

Es primer domingo de Cuaresma. Tenlo en cuenta. Que eso es para los cofrades? Sabes que no. No quites yerro a otro signo que pone celofán al día luminoso que exaltas. Lo que calienta el aire jerezano tal día como hoy es mucho más que esos rayos que no terminan de romper el solsticio.

Corren tiempos fríos que, en lo personal y lo colectivo, necesitan rearmarnos el espíritu. Eso es lo que este tiempo que llega nos pone al alcance. Aprovechadlo porque si lo dejamos pasar sin fruto alguno terminaremos llegando a la Semana Santa con la sensación de que Cronos nos pasó por encima como un camión.

El grano tiene que ser molturado para dar vida, dice el canto. Yo digo que ojalá la Cuaresma me curta, falta me hace tiempo ha. Ojalá de la tortura nazca la felicidad, de la penitencia... el gozo, de la incertidumbre... el camino verdadero, de la pena que pellizca... la alegría ahora insospechada. Feliz Cuaresma.

sábado, 21 de febrero de 2015

Frases cortas, cero metáforas

Creo en la parada y fonda del pensamiento. Sobre todo el felizmente guarecido en el remanso de la reflexión. Y también creo en el consejo formulado con buena intención. Sin dobleces ofensivos. Frases cortas? Cero metáforas? Ok. Mensaje recibido. Corto y cambio.

Lo siento, Góngora, me piden que te despida. Sabes que la cabra siempre tira hacia el monte. Siempre. Y también te sabes la del tonto y la vereda. A que sí? Pero ahora te doy el finiquito, Luis. No vaya a ser que termine enredándome en la zarza de mi proverbial palabrería.

Toca ser más directo? Toca abandonar el confort que el sentimiento tiene en la palabra? Toca pasar a la acción? Toca que la revolución se rearme de la determinación necesaria? Toca desconfiar de todo y de todos antes de afrontar la batalla por la felicidad realista?

Cojo del saco de mi acervo vital (vaya se me coló el palabro!) un puñado de 'síes' y otro de 'noes'. Y los esparzo sobre esas preguntas. No todas merecen igual monosílabo. Ni yo creo merecer a veces el acero de cierta crítica. Pero la abrazo y obedezco. Así soy, en el fondo.

Y ahora llegan más preguntas. A que incluso siguiendo las indicaciones has debido releer para intentar comprender? Será que no es fácil explicar lo que el alma esconde. Pero quien no lo entiende no necesita entender más. Y quien lo entiende ya sabe todo lo que tiene que saber!

lunes, 9 de febrero de 2015

Adicciones que no vemos

Estoy deseando escuchar al hermano Juan Carlos Durán esta tarde. Abre la Semana de la Familia que se celebra en el Obispado de Jerez todos los años por estas fechas, y lo hace con algo que su experiencia directa al frente del Hogar San Juan le permite conocer bien. Los organizadores del ciclo han decidido reflexionar sobre las adicciones actuales, y lo hacen sobrados de buen criterio. Que si hay una alerta fundamental que activar en el seno de la familia es aquella que nos evite sufrir lo que podríamos contemplar como el fortín del individualismo que nos aparta de los demás.

'La familia como esperanza ante las adicciones de hoy' es título genérico del programa que desde las siete de esta tarde tenemos al alcance. 'Las adicciones también se gestan' es el de la primera conferencia a cargo de sacerdote tan querido en la ciudad. Quizá él se quede más bien en las drogas de siempre toda vez que la destrucción de la persona que a él llega con mayor facilidad sea la que nace de ellas. Luego llegarán psiquiatras, trabajadores sociales (Durán también lo es), psicopedagogos, informáticos, policías, médicos...

Llegaremos en cualquier caso a esas adicciones que nos han entrado en casa. Y lo hacen como en los años ochenta entraban las otras, sin que los padres se dieran cuenta hasta que no tenían un drama difícil de resolver llegados a cierto punto. Ahora es peor, porque la sociedad de la comunicación nos impide vivir sin móvil, sin internet, sin redes sociales, sin whasapp... Y éste que escribe tan decididamente convencido de su preocupación vive, confieso, colgado a todo ello como el que más. Difícil pues tener un buen consejo para nuestros hijos.

Las adicciones que no vemos, porque es difícil desarrollar ojos para poner burladero al toro de nuestra sutil dependencia de esta comunicación virtual que nos parece modernísima, ofrecen el peligro de llegar envueltas del celofán de un estilo de vida que no ponemos en solfa. Si cuestionáramos con menos reparos de los que habitualmente ponemos en liza nuestra predisposición a aislarnos con un aparato electrónico en nuestras manos impidiendo la conversación con quien tenemos al lado... otro gallo nos cantaría!

domingo, 8 de febrero de 2015

Las mariposas y la hidra

El cielo está en la ribera del Iro. Sí, allí donde se esparcen los pinares en los que a la caída de cada noche siguen retumbando los cañonazos contra el gabacho. Es precisamente allí, donde el latido se enciende entre las rememoranzas de aquellas baterías coloradas pregonando las guerras del pasado y los triunfos del presente a lomos de un caballo metálico por la autovía.

El caballero lucha sin la certeza del éxito, pergeñando prudencias invitadas por la dama a ser rotas. Pero son estremecedoras sugerencias ya apenas soñadas, quedaron atrás y toca persistir en la lucha. Nada está concedido a quien sigue cortando las cabezas de la hidra que impide la felicidad. En la cruenta batalla diaria contra el vil monstruo reside el destino que él abraza.

Son tiempos recios pero esperanzadores en la batalla de los sentimientos. Conste en la bitácora del sediento la convicción de que el oasis está cerca. Sólo de ese modo es posible que, al rumor de las olas que habitan La Barrosa, sean arrulladas las mil mariposas de su estómago hasta hacerlas vencedoras en la guerra contra la infernal bestia de las siete cabezas.

No sé si el cielo puede esperar. Miedo da que no fuera así cuando el estertor de lo temido se convierte en impulso vigoroso que, nacido del hondón del alma inquieta, expulsa la lava incandescente del corazón dolido. Por eso, ahora, sólo vale conjurarse contra el viento y la marea de los pesares superados. Sólo que las mariposas, en efecto, venzan felizmente a la hidra del desaliento.

Aguarda pues, princesa, ameba de esas playas que aún esperan, que el ánimo no está resentido. Que no hay camino desandado sino vericueto tortuoso en la ruta hacia el único destino. Que las mariposas marcan el camino. Que la voluntad es inquebrantable. Que la dicha recrece la dignidad del esforzado. Que no hay más pena que aquella que vale esta lucha.

sábado, 7 de febrero de 2015

El morado es el color de la conversión

Resignación y soledad, humildad y deseos de cambio, penitencia y serenidad, sobriedad y alegría contenida, dolor esperanzado. Es tan verdad que el morado es el color de la conversión como que su uso debiera ser más meditado por quienes quieran abonarse a semejante cromatismo dotado de esa excepcional sugestión misteriosa que no encontramos en otros que pudiéramos considerar bastante menos... espirituales.

Podemos creernos haber inventado la revolución. Podemos alardear del descubrimiento de la panacea transformadora de la realidad. Incluso podemos querer convencer al mundo de esas ideas que, ahítos todos de otros colores decepcionantes, tan llegadizas resultan para aquellos dispuestos a abrazar lo que se tercie si esto es distinto a lo existente. El morado nos excita hacia la revolución y de él teñimos las banderas, las camisetas y hasta el pelo.

Pero aquello de la conversión, que es invento muy promovido por el humus judeocristiano que ha permeado en la configuración de Occidente a lo largo de su historia, requiere examen de conciencia. Propio y no ajeno. No existe el acto de contrición por los pecados de los demás haciendo de nuestra propia existencia el ejemplo de corazón limpito que imponer al prójimo. No amiguitos, no. Blandir el color de la conversión parte de la idea de que los errores no son de los otros.

Podemos aceptar pulpo como animal de compañía y coger el rábano de las miserias cotidianas por las hojas de los propósitos vociferados tan alegremente. Pero, a mi humilde entender, lo que mejor podemos hacer, tan cerca como empezamos a estar de una nueva Cuaresma, es pasar revista a nuestra historia reciente y aplicar ayuno y abstinencia a un sistema de convivencia democrática tan necesitado de menos profetas de chichinabo y más penitencia colectiva.

martes, 3 de febrero de 2015

El valor reparador de la escritura

Hora rara. Un desvelo. Noche abierta. Y un anhelo. No es nuevo sentir la necesidad de ponerme a escribir para combatir alguna desazón. Sí lo es abrirme paso en medio de la madrugada para encontrar bálsamo en la bitácora abierta, como el que destapa la medicina que me permitirá regresar al descanso.

Escribir diariamente lo que sentimos mejora la salud física y mental, disminuye la ansiedad y levanta la autoestima. Hasta ayuda a pacientes oncológicos según una investigadora de Harvard. Ya ves. Para estudio tan rebuscado da la noche, quien lo iba a decir, mientras el crudo frío no hiela el alma ahíta de expresión.

Yo lo recomiendo para otros dolores más intangibles desde mente ajena salvo que se somaticen, que también puede ocurrir. Es más, ni siquiera hace falta hablar de nada así que esta suerte de metaescritura a la que me entrego no es sino tratamiento en puridad, las letras por las letras, el desahogo per se.

Como sé, de hecho, que ya andáis alguno queriendo descifrar los porqués de estas líneas nada inconexas mal que lo parezcan, debe constaros que en esta entrada más que en ninguna otra sois auténticos convidados de piedra. Se siente. Sea yo pues burlador de Sevilla en la comedia de esta extraña tesitura.

La terapia de escritura expresiva se parece a llevar un diario, pero enfocada en lo que molesta o desencadena estrés. Los investigadores sugieren 30 minutos al día para poner por escrito los pensamientos y sensaciones. Y en el gotero del teclado, puedo asegurarlo, la etiología del mal es lo de menos.

Lo de más es comprobar que mientras el lector busca el mensaje más despistado que un esquimal en el zoco de Marrakech éste que suscribe se aviene al final del escrito habiendo cumplido tan singular propósito. Que no lo entiendes? Ya te lo explicaré algún día. Palabra de Gaby!

domingo, 1 de febrero de 2015

Ssssshhh!

La instalación de sensores de ruido en ciertas escuelas catalanas me alerta de la feliz posibilidad de un sueño próximo a cumplirse. La noticia me llegaba ayer tras que la visita a una exposición junto a un grupo de niños me impidió, tan cándidos ellos como enemigos del silencio, que pudiéramos escuchar como Dios manda las explicaciones del guía. A la salida, coger el coche y sufrir las bocinas contra el conductor que se quedó 'empanado' cuando el semáforo ya estaba en verde fue un suma y sigue al castigo a mis tímpanos. Y, de hecho, he debido callar a quienes me impedían escuchar en la tele aquello sobre lo que escribo.

El silencio es un gran regalo. Lo siento por quienes se empeñan en señalarme la vocación comunicativa del ser humano como elemento consustancial a nuestra condición. Y es cierto que un hombre de radio no debiera nunca hacer apología de la ausencia de sonido. El problema es que estamos consiguiendo a diario no decir nada mientras gritamos y, por contra, encontrando grandes testimonios desde actitudes que, con muchas menos palabras cuando no desde el silencio más absoluto, siembran con mayor facilidad cuanto de bueno hay en el mundo.

A los chavales catalanes de los centros educativos que adoptan esas medidas, nada coercitivas de las palabras sino estimuladoras de la escucha, no les oigo en la tele nada más que su admiración por lo que acaban de descubrir. Hacer carrera con mi hijo pequeño busco cuando, charlatán como cualquier crío, le invito a una reflexión sencilla: "Carlos, campeón, cuántas bocas y cuántas orejas nos ha dado Dios? A lo mejor él quiere que prestemos más atención a los demás y aprender de cuanto tengan que decirnos en lugar de hablar y hablar".

Creo que el ruido del mundo, cuando nos molesta como me ocurre a mí cada vez más (si es insustancial más aún), nos enseña a no abrir la boca para decir lo que no haya pasado previamente por la cabeza o al menos el corazón. El silencio propio sólo busca respetar a los que tengan algo mejor que decir. El silencio propio es el sosiego personal y también la falta de precipitación ante lo que, pareciendo una agresión, contestada irreflexivamente genera la discusión, motiva la enemistad y conduce en tantos casos a guerras evitables.

Llega ya el momento de callarme. E invito a hacer lo propio a los políticos que prometen lo que saben que nunca cumplirán, a los vendedores de aquello cuya calidad no responde a la publicidad que hacen de ello, a los charlatanes convertidos en artificial centro de atención aunque no tengan nada que aportar. Así que... ssssshhh! Yo al menos ya dije todo lo que pretendía. Toca dejarlo estar. Hacer el silencio y dejaros tranquilos. Eso sí... recordad que si los niños catalanes aprenden a disfrutarlo también nosotros tenemos que intentarlo.