...y mis pies a remojo! |
Y no ha sido lo único. La marcha de mi padre ayudaría, desde el pasado diciembre, a que mi vida diera un giro en ciertas actitudes ante el mundo y ante mi propia presencia en medio de él. En los entornos familiar, profesional y personal -repleto este último siempre de entregas tan desmedidas como gratuitas en todos los conceptos- se notan ya los frutos.
Y ahora, con Tere y los niños, inicio vacaciones. Siempre relativas, claro. Que la multiplicidad tiene esas cosas. Pero con la novedad de una desconexión posible que, al menos durante la primera quincena completa de julio, me permitirá mantener apagado el ordenador y, si Dios me lo permite, también él móvil. Así serán las cosas desde mañana.
Por eso regresan las tablitas que, con tono playero, son signo -más este año que el pasado en el que ya se convirtieron en fondo del diseño de mi blog- de esta desaparición. Sirvan de aviso, a quien mi visitare aquí, para entender porque no puede localizarme de otro modo. Así será hasta que el 15 de julio prepare el desembarco de nuevo.
A todos llegue mi agradecimiento por el cariño que me habéis regalado tan gentilmente durante estos meses. A todos llegue mi satisfacción por la comprensión que me hayáis sabido dispensar tras un año como el que dejo atrás. A todos mi invitación a que me espere y no desespere, que prometo regresar con las pilas cargadas.
Ah, y a todos mi ruego de que no se empinen para ver lo que ocurra tras las tablitas. Eso será de dominio familiar y personal. Eso sí, tened por seguro, que sea lo que sea y donde sea tengo más que merecida semejante desconexión. Un último apunte, no dejad de entrar que algún día os dejaré algún regalito por aquí.