viernes, 26 de enero de 2024

Mi plan de vida

¿Qué has decidido hacer con tu vida? Sí, ya sé que hay que trabajar, mantener a la familia, quizá formarte, divertirte... Pero ahora vayamos a los propósitos de vida. ¿Qué? ¿Le das una pensada?

Te hablo de mí. Si me lo permites. Recuperándome de un accidente en una silla de ruedas y con muchas horas solo sin ocupación de las que pudiéramos creer prioritarias es cuando toca entender esto mejor.

¿Qué propósitos son los que mantienen su vigencia aún en esta singular situación? Deben ser los más importantes, ¿no? Si ésos no dejan de estar ahí, a mi alcance y dispuestos a alimentar mi yo más profundo...

La oración matinal, el Evangelio del día, el Ángelus, la oración mental, la lectio divina, lecturas espirituales, la comunión diaria, el Santo Rosario, la oración conyugal... Si, claro, y también otras muchas cosas.

La cuestión es que en la hora de la dificultad, por el actual accidente u otras situaciones previas que la vida me haya puesto por delante... A la hora de la verdad, repito, es la vida de fe la que me salva.

Así fue siempre. Pero desde hace un tiempo entendí que mi Amigo no podía recibirme sólo cuando tocaba cara desencajada. Y quedaron abiertas las puertas a mi vida cotidiana de un modo más diáfano en la normalidad.

Ahora cuando la excepcionalidad regresa, mi plan de vida ejerce de norte y guía de una realidad nada santurrona mal que te lo parezca. ¿O cómo habías interpretado ciertas actitudes o publicaciones mías? Igual te equivocas.

De 'santurroneo' nada. Para cartón del dos siempre hay tiempo. O es firme vocación de santidad real o es un postureo. Y te aseguro que a mi edad y en mi situación ya no merece la pena pose alguna.

Palabra de Gaby. Desde la humildad y con la capacidad y tiempo para la reflexión mayor que haya tenido jamás a lo largo de casi sesenta años de vida. Es lo que facilita este tiempo varado a la orilla que tanto disfruto pese a todo.