Insatisfacción crónica, sí. El otro diagnóstico es pecata minuta al lado de esto otro que recibió semejante tratamiento por parte del doctor Cabral: "Cuando te canses, cambia de mono". Y en ésas estamos de nuevo. Ahí comenzó todo.
Insatisfacción crónica, sí. Y para el primer abandono encontró una excusa. Y entonces llegó el frenesí que concluyó con el segundo en liza y aquél otro diagnóstico por el que alcanzó la fama y tapó el primero, el más lesivo.
Insatisfacción crónica, sí. Y llegó el tercero. Y aquella diversión comenzó a parecer sereno recuerdo sin más y un compromiso de cambio. Apariencias. Nada más. Y tocó involucrarse en el otro síndrome. Y aprender acompañando.
Insatisfacción crónica, sí. Y amontonamiento de novedades que siempre solaparon cada etapa anterior. Y, si pisar una etapa con la siguiente se convertía en un problema, basten la falta de explicaciones, la incomunicación y los bloqueos.
Insatisfacción crónica, sí. Y, como en las sevillanas, vamos a por la cuarta. Los muertos se le acumulan en la cuneta de los descartes. Y el cuadro sintomático mantenido no es más que la confirmación de un problema grave.
Insatisfacción crónica, sí. Tiempo de oraciones porque no hay ninguna otra forma de velar por su integridad. Que el Señor le ayude. Éste sí que es doctor capaz de corregir los desmanes de aquel primer tratamiento: "Cambia de mono".