Nuestras vacaciones han culminado allá donde la Sierra de Cazorla agota su verdor, donde se encuentra con la aridez del suroeste español. Siendo Jaén, Hinojares está, de hecho, a tiro de piedra de Baza, del Geoparque de Granada o de la almeriense Tabernas.
Hasta el alojamiento en una casa cueva, muy acondicionada turísticamente claro, ayudó mucho al toparme en la tele con 'Intemperie' y tal sequedad en el ambiente, en los caracteres de los personajes, en la crudeza de la Posguerra en lugares como éste tan singular y evocador.
El lebrijano Benito Zambrano, el director, me viene llamando la atención desde que nos mostró sus trazas cinematográficas con 'Solas' (1999). Pero he de reconocer que a esta cuarta película suya me acercó el 'engoyado' Javier Ruibal, autor del tema musical 'Intemperie'.
Con el cantautor portuense tuve la ocasión de hablar para mi podcast cultural 'Musas y genios' (cope.es/cadiz y cope.es/jerez) y su tema me cautivó. Y anoche fue ocasión muy valiosa ver la peli en TVE. Y esos áridos ambiente y planteamiento me atraparon.
El niño, una víctima solitaria del momento social que vivía España, sólo encuentra el amparo de 'El moro'. El papel de Luis Tósar encaja a la perfección esos ribetes uraños de los hijos de las dificultades y la guerra que, con entereza y bonhomia sobrehumanas, son fuente de ejemplo.
El niño perseguido y en permanente peligro de muerte. Tósar, crudo crudo crudo, aún tiene tiempo para enterrar a los muertos resultantes de su lucha por la vida. "Hay vivos que no merecen respeto, pero los muertos todos". Y el niño tomaba nota de semejante actitud.
Leer/escuchar/reflexionar/comprender que, en efecto, tenemos "toda una vida por delante" como para tirarla con actitudes que no construyen nuestra felicidad es algo que necesitamos a veces. Así que me sumo a 'El moro': "No la malgastes odiando".