lunes, 6 de abril de 2009

Stabat mater dolorosa por las calles de Jerez


Casi de recogida fue. El canto del 'Stabat mater' lo anunciaba. Y el deseo de completar la visualización del caleidoscopio del Domingo de Ramos me empujaba. Las Angustias recibía las filas de negra penitencia que seis horas antes dejó salir; y la recién remozada plaza, que también lleva el nombre de la Virgen del Humilladero, se convirtió en auditorio repleto de público dispuesto a ser convertido mientras los niños de la escolanía se guarecían en las esclavinas que evocan el viejo color rojo brillante de la cofradías hasta hace unas décadas.
Espléndido y sugerente cortejo puso ayer en la calle la Hermandad que cerraba el conjunto de corporaciones del día en Carrera Oficial. Y la afirmación de la penitencia que supone siempre la túnica de cola, el cinturón de esparto y el antifaz del escudo de los siete cuchillos fue sugestión e invitación para los jerezanos y visitantes que le salieron al paso desde mucho antes de que, a la caída de la noche, la oscuridad del callejero de ese rincón de la ciudad confundiera la silueta de quienes formaban tan ejemplares filas.
Los brazos de Nuestra Señora de las Angustias sujetaron el cuerpo inerte de su Hijo. Y los de los hermanos de la cofradía la ceras encendida por el rigor y la quietud. El giro protagonizado hace décadas relució, un año más, las peculiaridades de la más severa presentación de todo el Domingo de Ramos. La sobriedad fue sobresaliente de forma paralela a la calidez de una relación, entre la Virgen y Cristo, que alcanzó, en su recorrido, trazas especialmente agradables. Junto a la sobriedad, ternura.
Esperan a ser restauradas las imágenes una vez concluya esta recién comenzada Semana Santa. Y, ayer, las llagas del descendido de la Cruz y el dolor del corazón de la Madre traspasado por los siete cuchillos consiguieron el alivio de un bálsamo efectivo: la admiración despertada en las aceras de su itinerario, la complacencia de unas miradas cargadas de comprensión y hasta la sugestión que, a través de las formas, se alcanzaba al respecto de una cercanía cierta desde el inconfundible reconocimiento en la pena honda de Ella.
El trabajo de la cuadrilla de Salvador Sánchez, con gran corrección durante todo el recorrido, ayudaría a la causa de semejantes logros dirigidos hacia lo más alto del monte de claveles. Cuando los costaleros trabajan para que las miradas no bajan del canasto, queden siempre sobre esos racimos de frutas y la angelería policromada que enriquecen el paso de Guzmán Bejarano, ello trasciende llevando la atención del público haciendo donde ha de hacerlo. Las Angustias es cofradía que alimento siempre el espíritu. Y ayer no fue una excepción.
Así, cuando tocaba a recogía la campana moradora de la espadaña que corona la fachada del timpano clásico las dobles columnas y el corazón traspaso, la noche difundía fragancias de deber cumplido, aromas de estación bellamente completada, sensaciones de milagro cofradiero cargado de detalles para la consideración desde la masa que ayer llenó las calles con unas enormes ganas de disfrutar de las cofradías de la primera jornada procesional en la Carrera Oficial. Un gustazo.

(La Voz, Lunes Santo, 06-04-09)

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