No me vale quedarme, sin más, en las cruces que durante estos días han recorrido las calles de Jerez. Bellísimas, cada una en su medida, las cofradías reflejadas en mis treinta y siete crónicas han de venir a fortalecer la convicción en Cristo vivo, que tanto se nos olvida enmedio del cansancio de este Domingo de Resurrección. Acabo de estar en la Solemne Eucaristía de la Resurrección tras disfrutar de la procesión en las calles del centro. Ha llegado la Pascua y deseo que sea para vosotros momento de descorrimiento de la piedra que os ciega el horizonte a la Esperanza. Y si la Virgen no ha querido alcanzar su Capilla de la Yedra hasta esta tarde sea para ello, para poner toda nuestra expectación en una vida nueva que nos comprometa con el mundo.
¡Cristo vive! ¡Feliz Pascua!
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