Salesianismo penitencial creciente tiene la ciudad para gloria de un Jueves Santo en el que la puesta a punto de la Hermandad de la Redención se apreció ayer, en las calles de su recorrido, como valor seguro. Así, cuando el Santuario de María Auxiliadora abrió sus puertas, la primera presencia de la cofradía ofreció buenas nuevas que el barrio se quedaría en primera instancia. San Juan Bosco, Oloroso, Mosto o Tablao fueron, de este modo, testigos del acontecimiento.
Las cornetas y tambores del Cristo del Amor iban avisando de la procesión recién iniciada mientras muchos ojos, bajo el solecito de la tarde, se dedicarían a advertir, y valorar, las novedades que, sobre todo en el paso, tenía la corporación de Lora Tamayo para un realmente bonito Día del Amor Fraterno. Las dos imágenes secundarias que han sumado a la escena de la 'bofetá', el trono y las sillas o los importantes avances en la talla del propio paso eran centro de la admiración general.
La cofradía se asienta y fortalece enmedio de una jornada grande. Y los nazarenos de azul marino y blanco ofrecieron un cortejo con algún crecimiento y gran ilusión. Llevaron a Icovesa la cofradía para primer baño de multitudes antes de la entrañable visita al otro santuario de la zona, el de San Juan Grande. Los enfermos y el personal médico recibieron a la Hermandad, bálsamo espiritual y anímico frente a los males físicos de cuantos están ingresados en el centro hospitalario.
Taxdirt, Santiago, Ancha y Ponce acercaron al centro a quienes seguían viendo en su paso el objetivo de su atención más preferente. Las volutas y roleos que nacieron este año de las gubias de Paco Pineda pudieron ser apreciados de cerca. Y las esculturas de Luis González Rey que estrenaban, excepto el San Juan Evangelista que también le encargaron en su día y que se quedaba en casa para otros menesteres de futuro, lucían sobre la canastilla completando la escena que iniciaran con el Señor de la Redención y Malco, el siervo de Anás que levantó la mano a Cristo.
Cobra maneras la Hermandad por momentos y el esfuerzo se nota. Éste año vuelve a notarse un salto cualitativo que es menester considerar. Y la alegría salesiana, pese a los rostros tapados por la penitencia de los antifaces azules, nunca ha faltado. Que el ejemplo de juventud a la que movía Don Bosco queda bien representado en el tono de la cofradía en la calle. En Carrera Oficial, la estampa comenzaba a prometer, al menos a aquellos que no habían tenido la suerte de disfrutarla previamente en el barrio.
Y luego llegaría la vuelta, así como la confirmación de unas trazas costaleros que, en torno a Juan Carlos Sambruno, ofrecía los perfiles trianeros pretendidos. La salida de la Catedral enmedio de las expectativas en el Reducto, las 'revirás' de Cruces, el callejero que la llevó por Barranco o Belén, Cabezas o Justicia, revelaron la capacidad de un equipo dispuesto que llevaría al Señor de la Redención de vuelta a su casa enmedio, de nuevo entonces, de lo más cercanos, los vecinos de Icovesa, y cuantos quisieron terminar allí el Jueves Santo, que rodearon de cariño a su cofradía.
Las cornetas y tambores del Cristo del Amor iban avisando de la procesión recién iniciada mientras muchos ojos, bajo el solecito de la tarde, se dedicarían a advertir, y valorar, las novedades que, sobre todo en el paso, tenía la corporación de Lora Tamayo para un realmente bonito Día del Amor Fraterno. Las dos imágenes secundarias que han sumado a la escena de la 'bofetá', el trono y las sillas o los importantes avances en la talla del propio paso eran centro de la admiración general.
La cofradía se asienta y fortalece enmedio de una jornada grande. Y los nazarenos de azul marino y blanco ofrecieron un cortejo con algún crecimiento y gran ilusión. Llevaron a Icovesa la cofradía para primer baño de multitudes antes de la entrañable visita al otro santuario de la zona, el de San Juan Grande. Los enfermos y el personal médico recibieron a la Hermandad, bálsamo espiritual y anímico frente a los males físicos de cuantos están ingresados en el centro hospitalario.
Taxdirt, Santiago, Ancha y Ponce acercaron al centro a quienes seguían viendo en su paso el objetivo de su atención más preferente. Las volutas y roleos que nacieron este año de las gubias de Paco Pineda pudieron ser apreciados de cerca. Y las esculturas de Luis González Rey que estrenaban, excepto el San Juan Evangelista que también le encargaron en su día y que se quedaba en casa para otros menesteres de futuro, lucían sobre la canastilla completando la escena que iniciaran con el Señor de la Redención y Malco, el siervo de Anás que levantó la mano a Cristo.
Cobra maneras la Hermandad por momentos y el esfuerzo se nota. Éste año vuelve a notarse un salto cualitativo que es menester considerar. Y la alegría salesiana, pese a los rostros tapados por la penitencia de los antifaces azules, nunca ha faltado. Que el ejemplo de juventud a la que movía Don Bosco queda bien representado en el tono de la cofradía en la calle. En Carrera Oficial, la estampa comenzaba a prometer, al menos a aquellos que no habían tenido la suerte de disfrutarla previamente en el barrio.
Y luego llegaría la vuelta, así como la confirmación de unas trazas costaleros que, en torno a Juan Carlos Sambruno, ofrecía los perfiles trianeros pretendidos. La salida de la Catedral enmedio de las expectativas en el Reducto, las 'revirás' de Cruces, el callejero que la llevó por Barranco o Belén, Cabezas o Justicia, revelaron la capacidad de un equipo dispuesto que llevaría al Señor de la Redención de vuelta a su casa enmedio, de nuevo entonces, de lo más cercanos, los vecinos de Icovesa, y cuantos quisieron terminar allí el Jueves Santo, que rodearon de cariño a su cofradía.
(La Voz, Viernes Santo, 10-04-09)
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