martes, 7 de abril de 2009

La Plata se vio reflejada en el paño de la Verónica


El paño regalado este año por el joven artista Jaime Benítez de la Cruz fue espejo de un misterio que, no por llenar el canasto de imágenes de un tiempo a esta parte, tiene en otro sitio la peculiaridad de su presencia en las calles de la ciudad. Y el Lunes Santo contó, desde La Plata, con el delirio de un barrio por su Señor moreno, Misericordias benditas a disposición del casticismo de una Santa Ana que no olvida sus referentes devocionales. Por ello el Nazareno, y ante Él la Verónica convertida en su sombra a lo largo y ancho de las seis horas y media de recorrido.
La arrojada mujer que se adelantó a la muchedumbre para secar el rostro es un emblema de la Hermandad de la Candelaria. Pese a que estuviera tanto tiempo guardada con un paño por encima en el hueco de la escalera del coro de su sede y aunque ahora están, también, Simón de Cirene, el centurión romano y las mujeres llorosas de Jerusalén. Y en ella, la Verónica, se vio reflejado un barrio que sorprende cuando la tarde anuncia, en plena plaza de la Constitución, que llega el momento de la salida de la cofradía.
Sobre el último paso que realizara Guzmán Bejarano para Jerez, y tras la primera ración de penitencias moradas cubiertas por lana hueso, el Señor de las Misericordias inició un recorrido marcado por la jacarandosa fiesta de quienes se vuelcan con la expresión de su devoción más acendrada. Por ello ya hace tiempo que no vale con bajar por el camino más corto hacia Cristina sino que es preciso cruzar La Plata por la plaza de Federico Mayo o las calles Fernando de la Cuadra y Pizarro. En esos primeros viales, los vecinos son protagonistas.
Un año más juristas, procuradores o jueces, porque el título del Señor sugiere clemencia para los penados, tuvieron cabida en el cortejo cual patronazgo reconocido y trabajado por las juntas de gobierno de los últimos años, incluida la actual con David Calvo al frente como hermano mayor. Del mismo modo, el Cabildo Insular de Tenerife o autoridades municipales de Candelaria, se integraron en un cortejo que reconoce la advocación mariana de la cofradía, título popular a la postre para el conjunto de la corporación penitencial.
No faltó el que vive su primera Semana Santa como párroco de Santa Ana y director espiritualde la cofradía, el sacerdote José Manuel Guzmán. Del mismo modo, tras uno y otro paso, estuvieron a la altura tanto la Agrupación Musical Santa María Magdalena, de la localidad andaluza de El Arahal, como también la Banda Municipal de dicha población sevillana. Fueron parte importante, las bandas, de una presentación en las calles de su itinerario que resultaría constitutiva de la mayor admiración por parte de todos.
Es una cofradía, la de la Candelaria, que, no en balde, ha ido creciendo en empaque de un tiempo a esta parte. Fruto de ese esfuerzo son las aportaciones que va realizando y que, en el terreno de las novedades, se centraron este año en la correspondiente restauración de los varales del paso de palio así como de la peana sobre la que fue contemplada María Santísima de la Candelaria, alzada bajo la gloria de la Anunciación que corona el techo del paso de palio del recordado artesano Carlos Corral.
Sin grandes novedades, realmente, la Hermandad de La Plata concedería a buena parte de su trayecto de recogía al atractivo de esa fiesta en que se convierte el regreso a Santa Ana por calles como Porvera y Lealas. Las saetas, los piropos a los titulares y el regusto del trabajo costalero realizado con entusiasmo terminaron ofreciendo los últimos instantes de un Lunes Santo que resultaría, finalmente, delicioso. Y hasta el último momento encontró a los fieles a su cofradía entregados a la causa de un disfrute incomparable.

(La Voz, Martes Santo, 07-04-09)

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