Sobrevoló, en el Auditorio Juan Pablo II, la sospecha, tensionante a la vista de alguna reacción, de un mal recuerdo sobre El Pantera u otros ilustres que, alguna vez, pagaron alguna joya patrimonial para nuestras hermandades y cofradías. Y saltaron algunos de nuestros más granados veteranos que no entendían las reflexiones de José Antonio Domínguez Mateos que cerraba el miércoles el ciclo del Consejo. Primero saltó un señor que no conozco y luego Juan Cervilla, Miguel Monje, Santiago Zurita o Paco Garrido. Eran posturas correctas con el ponente pero agradecidas para con aquellos que se rascaron el bolsillo en los cincuenta, sesenta o setenta y, según, los espontáneos interlocutores, sin pedir nada a cambio. Me gustó esa abierta exposición de posturas que permitió aclarar. Y sigo sin entender como faltó tanta gente cuando se hablaba también del futuro.No quiso Nene Domínguez afear aquellos logros obtenidos por la patilla. Y sí aclarar que no podemos cambiar aquellos mecenas por otros nuevos que nos regalen la luna y que luego se la cobren de mala manera. Y quienes saltaban desde el público insistían en que no hubo deuda que saldar desde las cofradías. Era análisis en el que Nene incluía tanto aquellos señores de buena familia de entonces como políticos de más reciente memoria. Quedaba claro.Estuvieron muy bien aquellas referencias laudatorias a los que ayudaron en su día y que sólo tuvieron referencias explícitas, desde la defensa, para los particulares y no para la alcaldía que actuara de modo similar ha no mucho. Pero, en uno y otro caso, es el asentamiento de un nuevo modelo lo que interesa a las cofradías. No era quedarse en la historia para lamentarla y, salvo la mirada analítica de Nene, todos parecían abonados a mirar hacia adelante.Así se lo planteó el tercer conferenciante del ciclo del Consejo Local de Hermandades y Cofradías formulando un llamamiento con propósito de salida a la calle: si tocan la Carrera Oficial y sus palcos alguien pondrá, desde su posición de poder, en grave riesgo la financiación de las cofradías y, lo que lo mismo, de la Semana Santa, la fiesta jerezana que más y mejor patrimonio privado pone en la calle y que, proporcionalmente, más barata le sale al Ayuntamiento.¿Alguien tomará nota de ello antes de hablar tan gratuitamente?
(La Voz, 26-04-09)
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