lunes, 13 de abril de 2009

Acuérdate, Juan Andrés


La llamada de Manolo Molina, otro antiguo alumno de San José, otro periodista, era lo menos creíble que podía imaginar esa mañana del Domingo de Resurrección. Juan Andrés no ha podido morir. No es cierto, Manolo. Eso debe ser atolondramiento de 'londro' harto de Semana Santa. No cabe en quienes nos hemos quedado con esa imagen sonriente (basta verlo en el extremo derecho de esta foto), refrescante, transmisora de tanta vitalidad que él nos negaría desde ahora llevándosela a esos cielos en los que sé que creía desde posiciones quizá relajadas pero muy profundas.
Fue mucho antes de que la mayoría de los presentes esta mañana en el Tanatorio lo conocieran que, juntos, cursáramos desde 2º hasta 8º de EGB. San José tenía en aquella una promoción cabal en la que coincidiríamos, con Juan Andrés y yo, José Antonio Casas Gómez, Juan García Pérez, Diego Aguilar Morión, Juan Pedro Amarillo Vargas y Bellido y Parra y Alfonso Panal García y José Luis Gil Tapia y López Ríos y Sánchez Ríos y Fernando Almagro Asencio y aquél otro Asencio y Núñez y Abuín y los hermanos Antonio y Leopoldo Villarreal y Moya y Souto y Postigo y Virués y Gutiérrez...
¿Te acuerdas, Juan Andrés? Acuérdate de aquellos dos patios, y de don Pedro y de don Juan de Dios y de los hermanos Teodoro, Eladio, Juan José... Y de nuestras conversaciones en 8º, cuando tocaba decidir qué hacíamos después de terminar en San José. Yo pensaba en no hacer BUP, en la conveniencia de la rama Administrativa de la FP para trabajar pronto. Tú decías aquello otro: "¿Y por qué no hacemos el Bachillerato y luego entramos en el Ejército?" Nunca creí que lo dijeras en serio.
Encontrarnos luego en esto del periodismo fue, quizá, casualidad para los dos. Pero a mí siempre me pareció gratificante tenerte ahí. Desde el primer encuentro, por cierto, y han pasado ya más de veinte años, siempre hemos hablado de la profesión y del registro de la FAPE y de la Asociación de la Prensa. En ella coincidimos en su día. Tocaba relevo y eramos savia joven en una APJ que salía de un pasado duro y de supervivencia para afrontar nuevo rumbo cuando nos reuníamos aquel puñado de compañeros más jóvenes para ponerlo en marcha.
Hoy has suspendido tú las elecciones (ves como no está muerto, Manolo, que sigue tomando decisiones) que iban a dotar de nuevo relevo a una Asociación que se debate entre Pepa y Pepe (nada que ver con aquellos que encarnaban en la tele Verónica Forqué y Tito Valverde). Y si ya habrá momento de hablar de Pacheco y Contreras para lo que ya no me queda más tiempo es para reconocer que te has marchado. Como nos fuimos ambos dos de aquel intento de Consejo Audiovisual tan politizado que terminaron haciendo naufragar.
¿Te acuerdas, Juan Andrés? ¿Te acuerdas de todo aquello? Pues ten en cuenta que yo también me acordaré, y para siempre, de todo eso que, una vez, nos unió y que, te lo aseguro, no dejará de hacerlo porque, a lo tonto a lo tonto, son casi cuarenta de los cuarenta y cinco que ambos tenemos ya los que trazan caminos que nos han hecho converger. Y si tú has dejado ya de cumplir años yo me quedaré en los que tengo a fuerza del aturdimiento con el que sigo sin creerme que te hayas ido. Descansa en paz, Juan Andrés, y acuérdate de nosotros, que nosotros jamás te olvidaremos.

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