Se está convirtiendo en uno de los nudos gordianos de la lucha ideológica que, en base a modelos de gestión pública distintos, lleva a la izquierda a reprochar las propuestas que pretenden solventar algunos de los problemas económicos de Jerez por la vía de la privatización. Debe parecer interesante utilizar un bien de uso tan básico como el agua para patalear contra los estilos de la derecha. En Burkina Fasso se pelearán por el uso del pozo recién descubierto. Aquí no nos tiramos de los pelos. Pero tiempo al tiempo.
Lo último es que Aquajerez, versión local de la presencia que a niveles genéricos el grupo empresarial FCC tiene en el terreno de tan necesario abastecimiento bajo la marca Aqualia, se ha visto obligada, unos meses después de hacerse cargo de aquella concesión de convocatoria tan reiterada en su día, a reforzar el servicio culpando a los bancos de fallos en los cobros. Dicen que el 80% de los problemas que han surgido recientemente en los recibos cargados a los suministrados.
Si la gestión privada provocara, con desajustes como los vividos en contra del más débil, el descrédito del modelo podrían terminar dándose razones allá donde solo pudiera haber inicialmente postulados ideológicos que, quizá, se empeñaran en negar que la situación es tan compleja como para intentarlo todo. Siete ojos tiene encima Aquajerez. Y cualquier paso en falso volverá a revolver el agua de la discordia para provocar turbiedades agradecidas desde posiciones muy específicas.
Jarabe De Palo – Agua
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