Otra cosa es alinearme con toda esa constelación de singulares propuestas con que me topo en un mundo, el de los ángeles, en torno al cual han aparecido algunas rarezas. Se observa, por ejemplo, la generación de ese tipo de arte inquietante pese a su aparente primer objetivo como motor de paz. Yo, sin embargo, prefiero las trazas de aire bizantino a las que recurro.
Es la new age, la onda que también contempla pretenciosos retiros espirituales, algo aparentemente más técnico como el coatching o ese estilo musical que todos podemos identificar con facilidad. Pero es que, además, hay en torno a mis queridos ángeles desde ferias esotéricas hasta las denominadas 'tendencias angélicas' en las que ni siquiera me he atrevido a profundizar. Grima me da cómo, en medio, de la agitación personal que todos vivimos, algunos terminan prestándose a según qué cosas.
Cuando la parcela trascendente, fundamental en todos para el crecimiento personal individual y colectivo, es forzadamente vaciada de sus elementos clásicos en una parca aplicación de más laicismo que laicidad... cuando alguien grita "mueran las religiones" (especialmente la cristiana, pese a que sea la que más ha contribuido al progreso de un mundo que conserve sus valores) termina haciendo falta tapar el hueco dejado. Y se hace de cualquier forma.
Y lo de los ángeles es algo que alguien ha creído posible desgajado del mensaje salvador de los grandes monoteísmos para convertirlo en... una filosofía de vida? San Gabriel tuvo misiones más importantes. Y además es mi patrón como hombre de radio. De hecho, el 'titular' que dio a aquella 'oyente' de Nazaret sigue teniendo tal vigencia que ahora me resisto a que le sean atribuídas algunas patrañas como aquellas que leo en torno a los ángeles.
Prometí no meterme con nadie. Siento haber estado tan cerca de incumplirlo. A cambio te resarzo ofreciéndote buena música. Felicidades a los 'migueles', los 'rafaeles' y a mis tocayos por supuesto.
Maná – Cuando los ángeles lloran
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