La foto de la compañera Ana Huguet lo dice todo. Hace falta más para que construyan ya lo que sea o, en su defecto, haga la limpieza que semejante bodrio en el corazón de Jerez necesita? A pocas conclusiones más que a alguna de esas dos puede llegarse en estas circunstancias. Es más, urge la segunda si la primera fuera imposible. Y lo es de momento. A nadie le caben dudas.
La Ciudad del Flamenco, mal que nos pese porque en este caso era un interesante motor en el casco histórico, va camino de convertirse en el enésimo Sherryworld, Speed Festival o cualesquiera proyecto faraónico que nos hayamos propuesto en esta ciudad de los muchos despropósitos. Una lástima, porque la centralidad de Jerez en el universo flamenco bien lo merece.
Por bulerías, que es más nuestro, podría haber salido esta historia parida por los gobiernos de Pedro Pacheco que encomendaron a dos ilustres de la arquitectura vanguardista aquello que virtualmente ya nos hicieron contemplar. Ahora sólo queda ese trozo de torre tipo celosía que se amontona en un solar cercano. Pueden buscarlo si pasean por la zona. Es el símbolo de este abandono.
También nos queda, inaugurada en su día por el gobierno de Pilar Sánchez, aquella edificación que ven al fondo a la derecha. Es la antigua Nave del Aceite convertida en centro de recepción de visitantes. No hay nada que visitar. Pero ya hay un lugar en el que acoger a los recién llegados que busquen aquello que jamás se construyó y que ahora se conoce que se aparca.
Los herederos de quienes alumbraron el proyecto, el actual Foro Ciudadano, hablan de cobardía del gobierno de la popular García-Pelayo. Los socialistas que se apuntaron la única construcción hecha señalan también lo triste de dejar de lado este proyecto estratégico. Y en el PP se recuerda a estos últimos que aún colean según qué desvíos de fondos pendientes, según se dice, de aclaración.
Por peteneras, por tanto, salen unos y otros mientras la casa queda por barrer. Al menos, parece, toca cortar las hierbas y adecentar el solar. Algo es algo para como está el patio. Y, para que no se nos olvide aquello que pudo ser ese espacio en plaza Belén, en el centro del futuro parque dicen que habrá un tablao. Para pedir una boca prestada. O no?
Calixto Sánchez – Peteneras
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