Diputación formula su canto por la ganadería serrana mientras el PSOE no acalla su necesidad de decir que hay que atender de modo singular a la cabra payoya y la merina de Grazalema. Cuando esta noche echaba un vistazo al correo para comprobar qué había que priorizar para los primeros boletines de esta mañana de lunes, entre otras muchas cosas, me topo con un ten con ten político ante esos estandartes de la producción ganadera de la Sierra de Cádiz.
Benaocaz acaba de dejar atrás un fin de semana digno de una visita con motivo de su feria ganadera. Y aunque yo estaba, ayer domingo, subiendo al Picacho en un ejercicio naturalista de ésos que se suscitan en familia y que me tenía desplazado sensiblemente al sur, en el Parque de los Alcornocales, no niego que pude cambiar el vacuno retinto con el que me fui topando en los alrededores de Alcalá de los Gazules por aquellas otras dos especies tan nuestras.
No siempre hemos creído suficientemente en lo nuestro. Pero ahora nos peleamos por convertirnos en los padres políticos de un impulso necesario. Con todo, ya son más reconocidas sendas especies y también las respectivas producciones queseras consecuentes como los verdaderos motores de la ganadería tradicional de la zona. Aunque siempre estuvieron allí, ayudando a la economía de lugares otrora deprimidos y hoy con futuro por delante.
5.000 ejemplares de cabra payoya y 4.500 de nuestra oveja grazalemeña son cifras, presentes en estos momentos en la comarca, como para creer que hay una oportunidad interesante en un sector a tener muy en cuenta. La promoción de los quesos de nuestra sierra necesitan que todas las administraciones pongan de su parte sin que, a ser posible, ninguna pretenda monopolios políticos. Pero hay pugnas que, por valorar el producto, resultan verdaderamente gratificantes.
Hebano – Cuento ovejas
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