La expresión es del obispo. Ayer tocó reescuchar la historia del Jerez post-islámico y cuando Mazuelos saludó la presencia del Pendón en San Dionisio no pudo sino repasar el despliegue religioso que, tras las huestes de Alfonso X El Sabio, tomó la ciudad abriendo conventos por doquier. Casi no faltó orden que, blandiendo la cruz, abriera cenobios, colegios, hospitales...
No creo que haya argumentos rebatibles a una realidad elocuente: Jerez es lo que es hoy en día porque una vez aterrizaron por aquí los argumentos de una fe que no se durmió en los laureles. No sustituyó a ningún otro credo. Pensadlo bien. Fueron las personas las que sucedieron a otras. Y con las que llegaron venía un modo distinto de entender la trascendencia del espíritu.
El caso es que ayer, día del Patrón, tocaron memorias de 749 años (apenas han comenzado aún las conmemoraciones de los tres cuartos de milenio) en los que la "ciudad-convento" referida por el obispo en el Te Deum cruzó siglos y siglos de tiempos mejores o peores pero definitorios de aquello a lo que ha llegado después. La "ciudad-bodega", por ejemplo, que también mencionó.
Te Deum de acción de gracias, de momento, antes de saber en qué otro tipo de ciudad nos queda aún que convertirnos...
Jordi Savall – Te Deum
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