domingo, 13 de octubre de 2013

Diez años

Felicitar a Carlos es trasladarme a las inquietudes de aquel padre ya maduro que, en el pasillo de un hospital, veía escaparse el día del Pilar sin que el niño quisiera nacer. Se acomodó al seno materno y fue precisa una cesárea que le abriría las puertas a la vida. Hoy en día sigue siendo el perfecto Gallego. Qué le vamos a hacer. Cuestión de cuotas.

Bromas aparte, lo cierto es que advertir con él alguna complicidad es una gran satisfacción. Buen paquete en la moto, por ejemplo. Y hoy cumple diez años de alegría de la casa. El último en llegar a casa es ya un hombretón robusto e inteligente que, a los gestos propios de quien sigue demandando algún que otro mimo, suma un sentido especial del interés por los demás. 

Tuvo una racha en la que andaba canturreando permanentemente por la casa lo más solidario de Chambao. Y eso no es más que lo que es, pero me gusta pensar que es un niño que aprende de las situaciones y las va entendiendo. Para mí es una esperanza de futuro. Pero antes, una realidad que me llena de felicidad. Permitidme hoy este guiño familiar. Felicidades, Carlos.

Chambao – Papeles Mojados

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