lunes, 21 de noviembre de 2011

Naves de la antigua Croft pueden convertirse en la Ciudad de la Música

Foto de Javier Fergo
La disposición de espacio en las antiguas instalaciones de las bodegas Croft, unas naves que reúnen alrededor de 10.000 metros cuadrados, podría favorecer que las formaciones musicales de la ciudad encuentren el lugar de ensayos soñado durante décadas de utilización de locales en la plaza del Mercado que se caían, de hacer sonar sus instrumentos en plena Ronda Este a la intemperie o incluso de tocar en el mismo cementerio.
El empeño municipal que propició la comparecencia de las bandas el día de la patrona, Santa Cecilia, en un concierto que las presentaba unidas hace una semana, así como la futura federación que se encuentra en fase de preparación jurídica y social, se prolonga ahora en una intención que, aunque pendiente de muchos flecos, quiere haber dado respuesta a esta vieja demanda de alrededor de medio millar de jóvenes músicos llegado el año 2014.
El lugar, junto al Parque Empresarial, está lo suficientemente apartado de las zonas más pobladas de Jerez (acondicionable acústicamente, además, para evitar posibles molestias a los vecinos) como para satisfacer las necesidades de las cinco agrupaciones musicales o bandas de cornetas y tambores jerezanas: Sentencia, San Juan, Caridad, Santa María Magdalena y Pasión. Pero además podría dotar de nuevas instalaciones a Fiestas.
Pendientes del PGOU
Antonio Montero, concejal de Promoción de Eventos Culturales y Festivos, reconoce la posibilidad de esa ubicación para este proyecto que podría bautizarse finalmente como la Ciudad de la Música. «En cualquier caso daremos respuesta a lo que las bandas necesitan por medio de una medida adecuada», dice reconociendo que, aún así, las mencionadas instalaciones de Croft requieren de una posible revisión del PGOU.
En cualquier caso, las bandas están encantadas con la idea y, aunque parece que hay que esperar para ello, ya se ponen a disposición del Ayuntamiento que, ante la situación de tesorería que vive, les demanda intervenir en la Cabalgata de Reyes de forma gratuita. «Sería un magnífico lugar en el que poder ensayar, estar, reunirse, conversar y tener una vida social a diario», dice Juan Manuel Reganzón, director de la agrupación San Juan.
La historia de estas formaciones queda definida, en gran medida, por ese incierto peregrinar a la búsqueda del lugar adecuado de ensayo. Huir de las quejas de los vecinos es la clave. «Empezamos en el cementerio y la avenida del Colesterol», recuerda por ejemplo Cristian Vázquez, de la banda Santa María Magdalena. La azotea y la casa de hermandad de Las Viñas, la rotonda del 4 en la Ronda Este y el botellódromo lo completan.
San Juan, sin embargo, presenta una historia más dilatada pero con menos cambios. Desde el cuartito que tuvieron en la iglesia de la que tomaron su nombre hasta su actual sede, compartida con la banda de la Caridad, en un polígono más allá de Picadueñas, solo han conocido ‘El boquete’, lugar del barrio de San Mateo en el que han permanecido 30 años. Suficiente para haber sufrido «frío, calor, lluvia y viento pero... aquí estamos».
Quejas vecinales
La agrupación de Pasión tiene un corto recorrido pero ya saben de los sinsabores de tener de marcharse del lugar elegido ante las protestas de los vecinos. «En los cuatro años y medio que tenemos solo nos hemos tenido que mover una vez», dice Jesús Puerto, uno de sus músicos. Tras un par de años, «las denuncias vecinales frente al colegio de La Granja nos obligó a cambiar junto a la avenida de Europa». Allí han alquilado una nave.
«Hemos pasado por veinte mil sitios», se queja por su parte Juan Luis Mateos, de la banda de la Caridad. «Empezamos en la plaza del Mercado, compartiendo con la Banda del Desconsuelo, pero empezaron a caérsenos los techos y nos tuvieron que sacar de allí», explica. Picadueñas (dos o tres meses a la interperie que provocó el absentismo de los músicos por el frío), la carpa junto a Chapín (durante mes y medio hasta que se quejaron los vecinos de El Ángel), un pequeño local alquilado en la avenida de Arcos (insuficiente para sus necesidades) o el botellódromo han sabido de ellos.
Cabalgata gratis
A todos estos problemas se suman los sufridos también, durante sus tres décadas de existencia, por la agrupación de la Sentencia. Lo cierto es que todas las bandas de la ciudad tienen tal número de experiencias a sus espaldas como para ansiar una respuesta municipal como ésta. Pese a que les cueste tener que tocar gratis en la próxima Cabalgata de Reyes, sea el precio que pagar por el logro futuro o una predisposición en favor de la ciudad.
Las miradas quedan puestas en ese proyecto que, sobre la mesa de una colaboración convertida desde el Ayuntamiento en apoyo a cada banda y a la futura federación que constituirán, puede ser la panacea que resuelva las respectivas trayectorias de problemas sufridos por los músicos de banda de Jerez. La Ciudad de la Música, en cualquier caso, no es una idea solo en mente de la iniciativa pública. También se reconoce la existencia de un empeño privado del que, de momento, se desconocen los detalles.
(La Voz, 21-Noviembre-2011)

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