sábado, 5 de noviembre de 2011

La conocí dos a dos

Mis recuerdos de la infancia me la muestran, dos a dos, caminando por Jerez. Santa Ángela de la Cruz está muy viva en nuestro callejero porque ellas, las monjitas del marrón y burdo sayal, la hacían y la siguen haciendo muy presente. Sencillas hasta en el andar, pronto… muy pronto me sedujeron las Hermanas de la Cruz.
Años de crío eran aquellos en los que me admiraba la dulzura con la que una de ellas se pronunciaba, escuetamente y solo cuando era necesario. Mientras tanto, la otra testimoniaba esa humildad desde el silencio más absoluto. Y cualquier posible interlocutor, algún adulto con quien yo fuera y tuviera una palabra para las hermanas, se invadía pronto de esa hermosa forma de estar en el mundo.
Dos a dos, bilocación exquisita, conocí a Madre Angelita para gozo de aquel crío que advertía que el cielo tenía que parecerse mucho a ese ratito, por mínimo que fuera, con las hermanas en la calle o cualquier sitio en el que se me permitiera la ocasión de percibir los acentos propios de un carisma sencillamente atado a la Cruz de Cristo. Sin alharacas pero con ejemplaridad apenas pretendida.
 
La conocí dos a dos,
misterio maravilloso
que en las calles, generoso,
se nos brinda por amor.
Santa Ángela es primor
que actualiza el contagioso
servicio al menesteroso
que requiere nuestro mundo
y que jamás tan fecundo
brotó como de su poso.

Es bilocación bendita.
Es inexplicable ejemplo.
Es vocación y es aliento.
Es milagro y es la cita
con la pequeña Angelita.
Es superar los tormentos
Y, de su mano, el asiento
de una fe conmovida,
quizá a veces cautiva
pero siempre en los adentros.

La conocí… dos a dos.
La misma mujer sencilla
en las hermanas que auxilian,
en parejas son a Dios
lo que el día es al sol.
Silenciosas, sus sonrisas
son el amor que camina
vestido en marrón sayal,
la gloria en ese fanal
en el que Cristo se aviva.


Madre Angelita las manda
y el mismo Señor las cuida.
Los jerezanos admiran
tan ejemplar demanda.
La Cruz de Cristo alcanza
inspiración que redima
a cuantos las saben mina
de ese oro que carece
de la ambición que se crece
sin la virtud de Angelita.

Cuando salga por el barrio,
lloverán vivas de enfermos.
Cuando sobre hombros tiernos
la Santa agite el rosario
y el niño turiferario
llene de humo el momento,
será ocasión de que, a cientos,
advirtamos su llamada:
¡Santa Ángela aclamada!
¡Su pequeñez, nuestro aliento!

(De la Semblanza a Santa Ángela de la Cruz en la presentación de su cartel para la procesión de la Hermandad del Consuelo de mañana)

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