La violencia es un delito. La de género también. Y también la que tiene a la mujer como expresa víctima. Son tres conceptos sensiblemente distintos, como círculos concéntricos que nos hablan de una sociedad crispada y llena de personas con demasiada intolerancia para aquél/la que tienen al lado. Conclusión, hablamos desde luego de delincuentes cuando de una agresión se trata. Máxime si el resultado es tan dramático como algunos casos que se nos vienen a la mente con facilidad por su cercanía en el tiempo o por la notoriedad alcanzada.
Hoy es el Día Internacional contra la Violencia de Género. Y a veces me da la impresión que a alguien ha debido parecer que esa expresión no acusa lo suficiente a los hombres, que desde luego son a la postre los que en mucha mayor medida cometen estos deleznables actos. Quizá por ello también leo una calificación algo diferente de esta jornada del 25 de noviembre: Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer. ¿El cambio incluye a las mujeres que atacan a mujeres? ¿O se trata de concluir que hay un peligro latente en todo hombre?
A veces el sobreexceso de énfasis hace que una cita como ésta pierda naturalidad. Y ojalá que lo que nunca pierda sea ese capacidad de apelar a todos contra el delito (que de eso se trata) sea cual fuere el género del destinatario del mensaje. Porque de lo que no le debe caber duda a nadie es de la necesidad de hombres y mujeres unidos contra esta lacra maldita que se ha cobrado ya demasiadas vidas. Y es bueno dejar sentado que las mujeres muertas en manos de sus parejas no perdieron la vida por tener al lado a un hombre, sino a un delincuente.
Bebe – Malo
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