Un puñado de tierra de La Guareña parece desvelar la existencia de actividades de geoingeniería y control del clima. La tienen en una bolsa en un plató de Cuatro. Los alcornoques que no crecen de un modo normal y se secan o el incremento de casos de Alzheimer son desvelados como signos 'evidentes' de la presencia de aluminio procedente, según acabo de escuchar en Cuarto Milenio, de fumigaciones peligrosas.
He pegado un brinco de mi sofá pensando que esas criaturas, sufridoras del estado de la carretera de La Barca que ahora nos promete la Junta que terminará con los presupuestos de 2014 o de las legalizaciones de viviendas que también reclamaron durante tanto tiempo, no pueden ahora ser víctimas de algo así. Pero que cunda la calma. La tal Guareña es de la provincia de Zamora. No lo tenemos cerca.
Un científico mide, junto al archiconocido Iker Jiménez, el PH de esa tierra y descubre que, aunque encuentra al microscopio lascas de aluminio entre los granos, no hay mucho de lo que preocuparse. Todo parece proceder del cielo tras el paso de aparentes aviones reactores que, con o sin esas estelas que los caracterizan, se cruzan entre ellos y parecen entretejer marañas artificiales con apariencia final de nubes.
No será la barriada rural jerezana de La Guareña pero el asunto ya me ha enganchado. Y, de hecho, me ha recordado otros males que hipotéticamente dañan a la salud colectiva de los vecinos de un mismo territorio que alguna vez se han apuntado como generadores en la provincia de Cádiz del incremento de ciertas enfermedades. Y no falta quien ha señalado alguna vez a la Base de Rota u otras presencias militares en Gibraltar.
La historia del miedo infundado es amplia. Lo dice otro especialista en el mismo programa. En cualquier caso no hace sino cambiar el concepto de la conspiración por el de la contaminación. Ahora aparece otro que dice que, como el futuro nos trae una muerte por achicharramiento, ya están 'haciéndonos el favor' de probar soluciones contra estas catástrofes. Lo dijo Christine Lagarde o Al Gore.
Vaya por Dios! Chemtrails lo llaman. Pero si hemos de entregarnos a una catástrofe, más nos vale en cualquier caso la que canta Kiko Veneno. Lástima que su apellido también suene nocivo...
Kiko Veneno – La Catastrofe Mayor
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