jueves, 14 de noviembre de 2013

Destino Marsala

Hoy sale la delegación jerezana. Aunque podemos estar aproximadamente en similar latitud, lo cierto es que esto consiste en volar hacia Madrid para luego hacerlo hasta Roma y más tarde buscar ese rinconcito paradisíaco del extremo occidental de la isla de Sicilia. No han de quejarse los viajeros que, impulsados desde el Ayuntamiento de Jerez, acuden al lugar para traerse el próximo fin de semana la declaración de Ciudad Europea del Vino 2014.

La mera estancia en semejante destino ya lo merece. Pero conseguir que el Marco vitivinícola jerezano pueda poner la vitola de este nombramiento a Vinoble (que se recupera también el año que viene), al congreso de enólogos (presentado hace poco y también para el 14) y tantos y tantos actos como se van a celebrar sí o sí ocurra lo que ocurra en la Asamblea de Recevin en tierras italianas estaría muy bien en pleno año, además, de conmemoración del 750 aniversario de la incorporación de Jerez a la Corona de Castilla.

Ahora bien, tras la comparecencia de ayer una vez concluida la última reunión previa a la marcha celebrada por la comisión preparatoria de la candidatura (Ayuntamiento, Junta, Diputación, Confederación de Empresarios, Consejo Regulador, Horeca, Universidad de Cádiz...) algo me ha dejado pensando. Hace un par de meses, creo, la mención de la gallega Cambados, la otra candidatura, sugería que la cosa estaba tan fácil como puede apuntar la diferente entidad entre sendas poblaciones en términos de población, de marca, de condición y reconocimiento de sus vinos. Ayer la cosa fue otra. "Si no conseguimos el premio, el logro de esta unidad entre administraciones e instituciones en torno a nuestros vinos ya habrá merecido la pena", decían a coro ayer cuantos se sucedían delante de los micros de los medios para repetir cansinamente lo mismo una y otra vez.

Lo cierto es que ver a la alcaldesa sonreírse tan franca, sincera y cómplicemente con la directora general de Calidad, Innovación y Fomento del Turismo de la Junta de Andalucía no tiene precio. Basta recordar las 'no miradas' y los 'sí desdenes' departidos un par de días antes con el viceconsejero de Fomento. Quizá lo que faltó fue que el emisario de la Administración autonómica se tomara una copa de jerez entonces. Porque eso sí que pareció que ocurrió, a juzgar al menos por la extrema locuacidad de la multitudinaria comparecencia de ayer. Ea, y ahora a probar los de Marsala. El sábado conoceremos en qué quedó el empeño. Y, si es que no, a consolarse a la vuelta con un buen caldo de nuestra tierra.

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