El sainete ha tenido como protagonistas a un viceconsejero, una alcaldesa, un delegado provincial (ahora se dice territorial) y un concejal. El escenario, la sala de prensa del Ayuntamiento de Jerez. Y la interpretación, pésima por parte de quienes entre los comparecientes pensaron en la posibilidad de exponer la fantasía de un consenso que, pese al anuncio inicial, desvaneció pronto cualquier convicción al respecto que fuera verdaderamente creíble para el respetable, un grupo de periodistas perplejos que se miraban asombrados.
Resulta que ayer se reunió la Mesa de la Movilidad. Y que el asunto más importante, con choque evidente de intereses ideológicos políticos y necesidades reales de las personas, era la aplicación en Jerez del Plan Andaluz de la Bicicleta. Sí, lo están adivinando: lo que más necesitan los ciudadanos es un lugar seguro en el que pedalear. El caso es que, aunque estuviéramos hablando del modo de transporte habitual, da temblor pensar que ello deje sin presupuestos, por ejemplo, la rehabilitación de viviendas.
Y ahora vamos al grano. La Junta tiene que tener firmado el gasto de seis millones de euros para no verse obligada a terminar devolviendo los correspondientes fondos europeos. Las prisas no son buenas consejeras pero el viceconsejero se empeña en dejar sentado que el plazo de alegaciones, del que pocos parecían saber algo, estaba terminado. Ergo... el trazado (con Larga y Porvera incluidos pese a que los comerciantes no están por la labor o sin la Zona Sur, casi siempre orillada de los proyectos) es intocable. Hay que correr.
García Cebrián, el viceconsejero de Fomento, se vino a Jerez a convencer a los representantes ciudadanos que nutren la Mesa de la Movilidad. García-Pelayo, alcaldesa que se sabe la copla de los plazos que corren para esos fondos, se complace en explicarle que el peatón es lo primero, que los mayores esfuerzos municipales (tienen que poner dos millones) son para recuperar la calidad del servicio de autobuses urbanos, que el coste en pérdida de aparcamientos de los 20 km. planteados es de casi 350 plazas o que hay que discutir el trazado.
Un sólo punto de coincidencia salió de una reunión que, a juzgar por el numerito de la rueda de prensa, debió ser un verdadero rosario de la aurora: todos están de acuerdo en que el carril bici o vía ciclista o cualesquiera de las mil formas en que llegó a llamar García-Pelayo el proyecto suma más que resta. Pero todo lo demás es discutible. Ahora se impone que el asunto pase por la Mesa del Comercio, la Mesa del Turismo, el Consejo Local de Medio Ambiente... El ciudadano en suma, esperando a ser consultado.
En medio de todo el circo generado en tan esperpéntica comparecencia, un compañero levanta la voz entre los plumillas y no se corta a la hora de preguntar: "¿Entonces me compro la bici o no?". Nadie se atrevió a contestarle. Salvo quien a media voz osó decirle un "súbete y pedalea" que, por su ambivalencia, no debe molestar a nadie. O sí? ¡Ay, qué sufrida la vida del político que a la defensa legítima de su ideología con medidas preciosas como la de marras debe unir acordarse de vez en cuando de los ciudadanos!
Mercedes Sosa – El Angel De La Bicicleta
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