lunes, 30 de marzo de 2009

La cruz de Santa Ángela


La tuvo colgada Madre Angelita en su pecho y ello provoca una emoción tan grande como pequeño nos sentimos en la Hermandad del Consuelo ante semejante privilegio. Y siendo esta última una palabra que a ella no le gustaría, a juzgar por su estilo y su entrega, me empeñezco aún más en la convicción de que yerro alardeando de tener esa cruz que tanta ilusión nos hace poner a disposición de los muchos devotos y devotas de la Santa.
Hasta donde se sabe, a falta de que Fernando Barea tome decisiones definitivas al efecto de la vestimenta de la Virgen del Consuelo, será en la mano de la titular de la cofradía de El Pelirón en la que se lucirá, el próximo Miércoles Santo, semejante expresión de la alta consideración en que Santa Ángela de la Cruz y su Instituto tenían, tienen y tendrán siempre el madero de la Redención. Sea en el ejemplo de las monjas y de la madre fundadora, nuestra entrañable titular, donde aprendamos su sentido.
Ellas, las Hermanas de la Cruz, presentan en su entrega a los más desfavorecidos el mejor alumbramiento de una acción por los demás que, nacida a las plantas de la Cruz, cobra un sentido especial. Y si la sociedad valora este trabajo que jamás se olvide del credo del que parte tan benefactor servicio. La Cruz fue el fundamento de la pequeña y aparentemente débil Madre Angelita. Y en su pecho encontró un espléndido ostensorio.
Hoy se encuentra en Las Viñas. Ahí la tienen. La cruz de Santa Ángela, atestiguada con documento oportuno por el donante y siendo, desde el Consuelo de María, Amparo de todos.

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