lunes, 23 de marzo de 2009

Diez años después


El sábado se cumplieron diez años de aquel mediodía en el templo parroquial de San Miguel. Eso sí, hasta que llegó la noche no me percaté de la efeméride entrañable que se me escapaba de las manos casi sin darme cuenta. Entonces comenzaron los recuerdos de aquel 21 de marzo de 1999 en el que asistiera a uno de los días más raros de mi vida. Aún cobran vida, al menos en la memoria, que habitualmente es tan benigna con aquello que el pasado nos ha deparado, las escenas de un acontecimiento verdaderamente único.
Amanecí con la percepción de que me había metido en una inevitable boca de lobo, aunque al menos encontraba en la familia un aliento con aire festivo que resultó digno de encomio. Me enfundé en un traje negro que me reportaba la sensación de aquella boda desde la que ya habían pasado casi ocho años. Llegué, en mi Renault 19 blanco, a un patio de la Catedral cuajado del entusiasmo de mis hermanos del Perdón, de mis amigos de 'Er Candié' y, por supuesto, de mi familia aunque sólo parte. El resto se arreglaba aún para el fasto.
Un café mal tomado y un par de alpisteras constituyeron el único desayuno que el cuerpo me permitía. "¡Pero qué narices hago yo aquí!", decía. Y el descapotable amarillo que se ocupó de llevar José Antonio Montero y la oración en la ermita de Guía un año después de que mi Hermandad la tomara como su sede canónica y la aparición en la Puerta de la Inmaculada de templo del Arcángel en el mismo coche y la espera en una sacristía que acogía, por igual, a alentadores del pregonero como a desesperaciones de éste elegido por el recordado Lete.
¿Cómo se me pudo olvidar la década transcurrida desde aquella fuerte impresión recibida en el atril de San Miguel? El Pregón de la Semana Santa ha vuelto cada año desde entonces. Renació en el alma de este cofrade periodista cuando le tocó a Paqui Durán, a Enrique de Mora, a Jesús Rodríguez, a Miguel Trujillo, a Antonio Rodríguez Liaño, a Pepe Castaño, a Andrés Cañadas o a los mercedarios Felipe Ortuno y el recordado padre Jesús Fernández de la Puebla. Con cada uno de ellos se reencarnó en mí todo lo vivido en el 99.
Ya hace diez años y aún me sorprende que me llegara semejante responsabilidad antes que a cofrades como éste que se prepara para, el próximo domingo, ocuparse de cantar las vísperas de la Semana Mayor de 2009. Es curioso que casi se me pasase la fecha en que, realmente, se cumplía el cumpleaños y que, sin embargo, esté convencido de que cuando Manolo Garrido llegue al Teatro Villamarta se desencadenarán toda suerte de evocaciones dignas de la desatada emoción que, espero, esta noche ya nos aguarde.
(COPE-Jerez, 'Carrera Oficial', 23-03-09)

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