Empotrado, junto a un compañero de televisión, en un convoy militar norteamericano iba esta mañana el fotógrafo jerezano Emilio Morenatti cuando Afganistán volvía a dar muestras de su inestabilidad y una explosión le hacía volar por los aires. Dios santo. Cuánto sufrimiento para su madre y para el resto de una familia seguramente acostumbradas a las travesuras del admirado compañero. Pero no hay forma de normalizar en la vida de nadie este tipo de noticias en las que un hijo es objeto del mayor peligro posible. A los resultados nos remitimos: ha perdido un pie que ha debido serle amputado y, aunque estable, va a ser trasladado a Dubai. Sus fotos sobre el maltrato a la mujer en ese inhóspito país asiático siguen frescas en la retina que se deleitó en la exposición organizada por la Asociación de la Prensa de Jerez cuando la exposición de Morenatti -la otra- a semejantes riesgos no nos acostumbrarán nunca a estos sustos. Gracias a Dios, presente incluso en sitios como ése que tanto lo necesita para sobrevivir diariamente, sigue vivo, una vez más. Joder, Emilio. ¿Qué será lo próximo?miércoles, 12 de agosto de 2009
Morenatti for ever
Empotrado, junto a un compañero de televisión, en un convoy militar norteamericano iba esta mañana el fotógrafo jerezano Emilio Morenatti cuando Afganistán volvía a dar muestras de su inestabilidad y una explosión le hacía volar por los aires. Dios santo. Cuánto sufrimiento para su madre y para el resto de una familia seguramente acostumbradas a las travesuras del admirado compañero. Pero no hay forma de normalizar en la vida de nadie este tipo de noticias en las que un hijo es objeto del mayor peligro posible. A los resultados nos remitimos: ha perdido un pie que ha debido serle amputado y, aunque estable, va a ser trasladado a Dubai. Sus fotos sobre el maltrato a la mujer en ese inhóspito país asiático siguen frescas en la retina que se deleitó en la exposición organizada por la Asociación de la Prensa de Jerez cuando la exposición de Morenatti -la otra- a semejantes riesgos no nos acostumbrarán nunca a estos sustos. Gracias a Dios, presente incluso en sitios como ése que tanto lo necesita para sobrevivir diariamente, sigue vivo, una vez más. Joder, Emilio. ¿Qué será lo próximo?
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Emilio, espero como Gaby, como todos los que te conocemos, que lo próximo sea otra exposición... aunque a mi, utópica empedernida, me gustaría que dejaras de trabajar en las guerras porque se acabaran de una vez por todas. Seguro que tú, con la chispa que te caracteriza, también serías un magnífico reportero de Paz.
ResponderEliminarEstamos contigo.