La oportunidad de un médico pastoreando Asidonia-Jerez e integrando el episcopado español hizo de José Mazuelos Pérez, el nuevo obispo diocesano desde su toma de posesión del pasado mes de junio, una referencia que se visualizaba más enmedio de un debate bioético en el que tanto tiene que decir la Iglesia y que tiene tal especialista en el nuevo ordinario jerezano.
Más difícil se hacía pensar en un obispo sabiéndose batirse ante otras dificultades de carácter médico que no fueran los pronunciamientos sobre el aborto o la eutanasia. Y, sin embargo, la gripe A, que ya ha costado una veintena de vidas en España y que cuenta con quienes advierten sobre los posibles contagios por medio de contactos como los del beso, ha puesto el punto de mira en ciertos ritos litúrgicos y prácticas de piedad popular.
Ahora que se llega a apuntar que besar una imagen, tomar la comunión en la mano, ofrecer la paz en misa o mojar los dedos en la pila de agua bendita pueden ser factores de riesgo la mirada se vuelve hacia el obispo-médico. Y lo cierto es que aún no ha dicho esta boca es mía. De hecho, será mañana lunes, incorporado tras unos días de mínimo descanso, cuando Mazuelos retomará el pulso en Bertemati.
El pastor asidonense ha preferido, de momento, no tomar decisiones que amplien la inquietud general. Así lo confirma el vicario de Pastoral, José Palomas Agout, quien no ha dejado de tener contacto con el prelado. Así, todo queda al aguardo de alguna orientación conjunta que pueda tomarse, llegado el inminente mes de septiembre, desde la Conferencia Episcopal Española.
Sin embargo, esa espera con mirada puesta a la sede de la madrileña calle Añastro, que se generaliza en todas y cada una de las diócesis españolas, no ha impedido que algunas de ellas vayan adelantándose en previsiones de carácter preventivo de entre las que se comenzó a saber cuando, en la pasada solemnidad mariana de la Asunción, los toledanos descubrían que no podían saludar a su patrona Virgen del Sagrario con el tradicional beso.
A partir de ahí, han menudeado los pronunciamientos, ora de deanes catedralicios ora de vicarios generales, que ya anunciaban algunas medidas. Y el caso más próximo ha sido el de la vecina diócesis de Cádiz-Ceuta. Su vicario, Guillermo Domínguez Leonsegui, apuntaba la pasada semana que, pese a la espera de la voz episcopal, era aconsejable tomar medidas en aquellos lugares de gran concentración de fieles.
En cuanto a los besos a las imágenes, el vicario general gaditano apuntó, en declaraciones a Europa Press, que la mayoría de las imágenes «de gran devoción» suelen pertenecer a las cofradías. Por ello, tratarían de estudiar con las distintas juntas de gobierno la manera de evitarlo. Lo que ocurre, reflexionó, es que sería «complicado» conseguirlo, puesto que la gente «a veces es muy impetuosa» y habría que buscar el modo de proteger la imagen.
En relación a la comunión, dijo que la Iglesia es «muy respetuosa» en este asunto. Domínguez Leonsegui explicó que existen dos opciones para recibir la comunión: directamente en la boca o en la mano. En este sentido, «ni la Conferencia Episcopal ni la Santa Sede» se han pronunciado, por lo que «salvo una imposición taxativa», la Diócesis «respetará a cada uno» y no obligará a recibirla en la mano, puesto que «se trata de un momento muy importante en la vida del cristiano».
Finalmente, destacó que no pretenden crear «una alarma innecesaria» porque «no lo ha hecho el Ministerio de Sanidad y nosotros tampoco lo haremos». Sin embargo, mostró su disposición a «hacer lo que esté en nuestra mano, que es orientar a los fieles para que, entre todos, podamos evitar el contagio en la medida de lo posible», concluyó.
Volviendo a la diócesis de Jerez y escuchando a sus responsables cofrades encontramos la opinión al respecto de Javier Lucena, hermano mayor de la Coronación de Espinas y, curiosamente, médico de profesión: «La posibilidad de contagio está ahí, y la transmisión es por vía oral pero, a día de hoy, hay más miedo que otra cosa». Considera que «hay que ver cómo evoluciona la enfermedad», que es opinión generalizada entre los hermanos mayores consultados.
Aporta, sin embargo, Lucena la idea de otras posibles fórmulas para honrar a las imágenes: «A lo mejor hay que pensar en sólo inclinarse ante nuestros titulares o sustituir el besamanos por el tomanos, aunque luego haya que lavarse las manos. Con todo, el hermano mayor de la Coronación recuerda que «aún hemos de esperar hasta enero para empezar a tener nuestros besapiés y besamanos». Serán meses para observar la evolución de la enfermedad.
Juan Miér-Terán, hermano mayor de las Tres Caídas que es hermandad que asiste cada primer viernes de marzo a las más largas colas durante el besamanos de la imagen de Jesús caído, entiende que la suspensión de estas ceremonias «no la veo una medida necesaria». «¡Cómo voy a prohibir yo a todos esos devotos que se acerquen al Señor de las Tres Caídas!», añade.
El problema de este imagen de San Lucas no queda sólo en Cuaresma sino que es una de los destinos de los fieles que dan sentido a los denominados lunes visitables. Los primeros días de cada semana, durante todo el año, son centenares de personas las que hacen una ruta que a la mencionada iglesia unen otros templos del casco históricos jerezanos como la capilla del Cristo del Amor.
La imagen del Señor Cautivo es el mayor reclamo durante esas visitas en este otro templo de calle San Juan, junto a las del crucificado titular y la Virgen de los Remedios. Su junta de gobierno ya ha tratado el tema, como confiesa Juan Verdugo, su hermano mayor. «No pensamos, por ahora, prohibir que se bese a nuestras imágenes, ni mucho menos». No oculta, con todo, que «más adelante, en función de lo que indiquen las autoridades sanitarias, ya se vería».
Verdugo entiende, mientras tanto, que hablar de suprimir estos ritos tan populares es «drástico». Y asegura que «yo sigo yendo a misa y dándole la paz al que tengo al lado». Tiempo al tiempo porque, en el fondo, en la mayor parte de los casos que atañen a nuestras cofradías se pude esperar hasta inicios de año por lo que se refiere a besapiés y besamanos. Otra cosa es que ocurra en las misas dominicales o mañana lunes en las tradicionales visitas a ciertas imágenes populares.
(La Voz, 30-08-09)
Más difícil se hacía pensar en un obispo sabiéndose batirse ante otras dificultades de carácter médico que no fueran los pronunciamientos sobre el aborto o la eutanasia. Y, sin embargo, la gripe A, que ya ha costado una veintena de vidas en España y que cuenta con quienes advierten sobre los posibles contagios por medio de contactos como los del beso, ha puesto el punto de mira en ciertos ritos litúrgicos y prácticas de piedad popular.
Ahora que se llega a apuntar que besar una imagen, tomar la comunión en la mano, ofrecer la paz en misa o mojar los dedos en la pila de agua bendita pueden ser factores de riesgo la mirada se vuelve hacia el obispo-médico. Y lo cierto es que aún no ha dicho esta boca es mía. De hecho, será mañana lunes, incorporado tras unos días de mínimo descanso, cuando Mazuelos retomará el pulso en Bertemati.
El pastor asidonense ha preferido, de momento, no tomar decisiones que amplien la inquietud general. Así lo confirma el vicario de Pastoral, José Palomas Agout, quien no ha dejado de tener contacto con el prelado. Así, todo queda al aguardo de alguna orientación conjunta que pueda tomarse, llegado el inminente mes de septiembre, desde la Conferencia Episcopal Española.
Sin embargo, esa espera con mirada puesta a la sede de la madrileña calle Añastro, que se generaliza en todas y cada una de las diócesis españolas, no ha impedido que algunas de ellas vayan adelantándose en previsiones de carácter preventivo de entre las que se comenzó a saber cuando, en la pasada solemnidad mariana de la Asunción, los toledanos descubrían que no podían saludar a su patrona Virgen del Sagrario con el tradicional beso.
A partir de ahí, han menudeado los pronunciamientos, ora de deanes catedralicios ora de vicarios generales, que ya anunciaban algunas medidas. Y el caso más próximo ha sido el de la vecina diócesis de Cádiz-Ceuta. Su vicario, Guillermo Domínguez Leonsegui, apuntaba la pasada semana que, pese a la espera de la voz episcopal, era aconsejable tomar medidas en aquellos lugares de gran concentración de fieles.
En cuanto a los besos a las imágenes, el vicario general gaditano apuntó, en declaraciones a Europa Press, que la mayoría de las imágenes «de gran devoción» suelen pertenecer a las cofradías. Por ello, tratarían de estudiar con las distintas juntas de gobierno la manera de evitarlo. Lo que ocurre, reflexionó, es que sería «complicado» conseguirlo, puesto que la gente «a veces es muy impetuosa» y habría que buscar el modo de proteger la imagen.
En relación a la comunión, dijo que la Iglesia es «muy respetuosa» en este asunto. Domínguez Leonsegui explicó que existen dos opciones para recibir la comunión: directamente en la boca o en la mano. En este sentido, «ni la Conferencia Episcopal ni la Santa Sede» se han pronunciado, por lo que «salvo una imposición taxativa», la Diócesis «respetará a cada uno» y no obligará a recibirla en la mano, puesto que «se trata de un momento muy importante en la vida del cristiano».
Finalmente, destacó que no pretenden crear «una alarma innecesaria» porque «no lo ha hecho el Ministerio de Sanidad y nosotros tampoco lo haremos». Sin embargo, mostró su disposición a «hacer lo que esté en nuestra mano, que es orientar a los fieles para que, entre todos, podamos evitar el contagio en la medida de lo posible», concluyó.
Volviendo a la diócesis de Jerez y escuchando a sus responsables cofrades encontramos la opinión al respecto de Javier Lucena, hermano mayor de la Coronación de Espinas y, curiosamente, médico de profesión: «La posibilidad de contagio está ahí, y la transmisión es por vía oral pero, a día de hoy, hay más miedo que otra cosa». Considera que «hay que ver cómo evoluciona la enfermedad», que es opinión generalizada entre los hermanos mayores consultados.
Aporta, sin embargo, Lucena la idea de otras posibles fórmulas para honrar a las imágenes: «A lo mejor hay que pensar en sólo inclinarse ante nuestros titulares o sustituir el besamanos por el tomanos, aunque luego haya que lavarse las manos. Con todo, el hermano mayor de la Coronación recuerda que «aún hemos de esperar hasta enero para empezar a tener nuestros besapiés y besamanos». Serán meses para observar la evolución de la enfermedad.
Juan Miér-Terán, hermano mayor de las Tres Caídas que es hermandad que asiste cada primer viernes de marzo a las más largas colas durante el besamanos de la imagen de Jesús caído, entiende que la suspensión de estas ceremonias «no la veo una medida necesaria». «¡Cómo voy a prohibir yo a todos esos devotos que se acerquen al Señor de las Tres Caídas!», añade.
El problema de este imagen de San Lucas no queda sólo en Cuaresma sino que es una de los destinos de los fieles que dan sentido a los denominados lunes visitables. Los primeros días de cada semana, durante todo el año, son centenares de personas las que hacen una ruta que a la mencionada iglesia unen otros templos del casco históricos jerezanos como la capilla del Cristo del Amor.
La imagen del Señor Cautivo es el mayor reclamo durante esas visitas en este otro templo de calle San Juan, junto a las del crucificado titular y la Virgen de los Remedios. Su junta de gobierno ya ha tratado el tema, como confiesa Juan Verdugo, su hermano mayor. «No pensamos, por ahora, prohibir que se bese a nuestras imágenes, ni mucho menos». No oculta, con todo, que «más adelante, en función de lo que indiquen las autoridades sanitarias, ya se vería».
Verdugo entiende, mientras tanto, que hablar de suprimir estos ritos tan populares es «drástico». Y asegura que «yo sigo yendo a misa y dándole la paz al que tengo al lado». Tiempo al tiempo porque, en el fondo, en la mayor parte de los casos que atañen a nuestras cofradías se pude esperar hasta inicios de año por lo que se refiere a besapiés y besamanos. Otra cosa es que ocurra en las misas dominicales o mañana lunes en las tradicionales visitas a ciertas imágenes populares.
(La Voz, 30-08-09)
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