lunes, 13 de julio de 2009

1989


La caída del Muro de Berlín, el fin del Apartheid en Sudáfrica, la convulsión social y respectiva represión china en la plaza de Tiananmen, el derrocamiento de Ceaucescu en Rumanía y, en Afganistán, la retirada soviética en la guerra que sostenía en aquel país, la muerte de Jomeini y la revolución islámica desatada. Todo ello, y otras cosas más dignas de compartir listado con estos hechos históricos de tanta relevancia, ocurrió en el año 1989.
Lo leía ayer en una revista dominical. Y me quedé pensando. La memoria no es buena a los cuarenta y cinco y necesito repasar, buscar referencias que ayuden a poner fecha a las cosas. Hete aquí que, de pronto, me di cuenta. Vaya, se trata del año en que mi condición de periodista se convirtió en dedicación laboral.
Entonces, como si creyera por un momento que esas coincidencias no lo fueran realmente, como si cupiera la posibilidad de que una voluntad desconocida las hubiera reunido en aquel año, comencé a repasar de nuevo los acontecimientos referidos en la revista para contemplar cuánto de positivo y de negativo tuvieron cada uno de ellos.
Quizá sus efectos hayan sido los mismos que los producidos en aquella carrera profesional iniciada entonces. Una superstición sin sentido y, lo que es peor, inadmisible en alguien como yo. Pero no, no es sino un juego veraniego -ese repaso a los hechos de marras y la relación con mi sino- y, por tanto, su efecto irrelevante.
Aunque sigo en ello y lo traigo a estas líneas vacías de pretensiones. Y resuelvo que todo aquello fue traumático, así como que hizo daño a alguien. Seguro. Pero que prevalecen, en la mayor parte de aquellos hechos, una sustancia positiva -aunque en otros no termino de encontrarla-. Ahora queda similar análisis personal.
La conclusión a la que la traslación a mi efeméride me lleva reúne, ante mí, mil y un detalles que me arrancan sonrisas. Y también ceños fruncidos en la memoria de zancadillas y también errores propios -quizá a partes iguales-. Ahora, veinte años después, no queda sino que todo me lleve a no mirar más que hacia adelante.
Lo dijo aquél -que no sé quien fue- "¿hacia atrás?, ni para coger carrera". Pues eso.

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