"Quién puede verte muerto? Tú no estás muerto porque aún molestas a muchos vivos!" La frase es de José Joaquín Gómez González y fue pronunciada en el sevillano Teatro Lope de Vega al final de su Pregón de la Semana Santa de 1982. Eso ha ocurrido esta mañana en el salón de plenos del Ayuntamiento de Jerez. Que el crucifijo ha molestado. Y eso desvela cuánto importa la cruz porque, en efecto, sólo lo vivo... sólo lo que mantiene vigente y activo su mejor influjo... puede ser antepuesto a la toma de decisiones que urgen a la ciudad.
El concejal de Izquierda Unida Raúl Ruiz-Berdejo ha reconocido esta mañana, en la sesión ordinaria, que le molestaba ese signo cristiano en un lugar en el que, sin embargo, se sigue reconociendo la capilla del antiguo y desaparecido Hospital de la Caridad. Y pidió a la alcaldesa, la socialista Mamen Sánchez sentada donde alguna vez hubo un cura celebrando la Eucaristía, que el elemento en cuestión fuera retirado. Así ocurrió. Luego seguiría el pleno con los puntos previstos en su orden del día, de mayor interés para los ciudadanos sin lugar a dudas.
No recuerdo que a ningún concejal le hubiera dado, en los últimos años al menos, por tener un gesto de respeto para con Cristo en ese objeto que, por ello, no era tenido en cuenta en el salón de plenos como objeto de culto. Mero adorno pues. Ninguna decisión se tomaba allí por tanto en su nombre. Pero aún así molestaba. Ahora es cuando uno se pregunta si es preciso revisar a los concejales cuando accedan al salón por si uno lleva un crucifijo al pecho o una estampa en la cartera o las cruces de las banderas y escudos que la tienen o...
Estoy convencido que una encuesta entre los votantes del señor Ruiz-Berdejo darían un gran apoyo a esa petición realizada esta mañana. Del mismo modo creo, con porcentaje menor me aventuro de decir, que los electores de la señora Sánchez quizá avalaran la retirada del crucifijo. A quién votan, sin embargo, todos aquellos que llevan toda la mañana haciéndome llegar su queja por las más diversas vías? No me voy a animar a responderlo porque me equivocaría pero puedo certificar que existir existen. Y con el mismo valor para su voto.
Pero no creo que hubiera nadie en el salón de plenos dispuesto a elevar su voz en contra de lo ocurrido. Quizá tampoco haga falta. Mejor entender que ni Cristo elevaba su brazo desde el crucifijo retirado a la hora de votar proposiciones, por ello quizá no era imprescindible el gesto de esta mañana (salvo que se quisiera hacer daño a la gente de fe), ni quizá haya nadie entre los veintisiete ediles que adopten posiciones en su nombre ante cualquier iniciativa. Pero ello no quita para que todos, propios y extraños, sepan que todo tiene un precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario