Camino de los Viernes Flamencos estamos. La semana que viene se iniciarán en el Alcázar. Y en Cádiz alcanzarán ya mañana el segundo Jueves Flamencos. Para las Noches de Bajo Guía aún tendrán que esperan propios y extraños, sanluqueños y visitantes, al último tercio de agosto. El misterio por el cuál es el estío el marco de estos acontecimientos deja de serlo en cuanto se disfrutan. Las templadas noches de este tiempo, el sosiego recobrado y qué sé yo qué más hacen del verano el momento.
Cabe poca discusión. Ni tampoco es necesaria. Los análisis no salen de esas vísceras que a veces uno ha de poner en liza para sentir las cosas que son de verdad. Como el flamenco. Como tampoco cabe explicación para ese arte casi telúrico, bramado desde las entrañas por voces tan privilegiadas como aquellas que nutren los carteles de éste como de cualquier otro festival de "medio formato" como le escucho decir a mi amigo David Montes.
Pero voy a otras artes. Y me parece que es de mérito quien se dedica a la gestión cultural y de contratación artística aplicada a este tipo de propuestas. En el cartel de los Viernes Flamencos (si son cuatro no entiendo el singular que expresa el cartel). Hay que irse abajo para encontrar, pequeñito, Arte Sherry. El logo de la empresa de Antonio Ojeda no es novedoso en estos carteles. Lleva algunos años ahí. Y eso es algo que se entiende a poco que se le ve trabajar.
Existe una novedad con todo. Este año hubo convocatoria pública para su organización a fin que existiera opción legítima de otros para desplegar su savoir faire. Y aquello que ya dejó planteado el gobierno popular anterior y con lo que se encontró el actual socialista concluye con el mismo resultado. Pero no porque no faltaran intentos sino porque a la hora de la verdad no hay más garantías en otros sitios, en otras personas, en otros paladares con el artista.
Tengo entendido que no han faltado siquiera algunas UTE (esas uniones temporales de empresas que yo pensé sólo se utilizaban para la construcción) con las que torcer la inercia de seguir teniendo en esas pomadas al que al final, con concurso o sin él, se lleva el gato al agua. Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Algo tendrá Ojeda cuando ahí sigue, poniendo a disposición su gran profesionalidad y su reconocida dedicación.
Aseguro solemnemente que abomino de esas comparecencias en la sala de prensa del Ayuntamiento de Jerez en las que pretenden sentar hasta 'el tato' para luego mover y remover micros, a medida que intervienen, hasta que terminan haciendo un nudo con los cables. Pero el día que fueron presentados los Viernes Flamencos sí que eché en falta algo más de contenido en una rueda de prensa en la que debió haberse sentado a Antonio para que nos fuera mejor explicado.
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