domingo, 12 de julio de 2015

En nombre de la sostenibilidad



Aún recuerdo a Pedro Pacheco sobre dos ruedas luciendo un cartel con la leyenda 'Carril bici ya'. Era uno de esos Día de la Bicicleta que, quizá a finales de los noventa, yo no terminaba de entender cómo llevaba al alcalde a hacer una reivindicación que, sin esperarse por entonces a la Junta en ese menester, habría de asumir el Ayuntamiento de Jerez.

Fue poco después que apareció, a modo de brochazo amarillo sobre el acerado de las zonas elegidas, aquello que queriendo parecer lo que convertía al regidor en arte y parte, más bien sonó a tomadura de pelo una vez se supo a cuánto se elevó semejante gasto en poco más que pintura. Luego fue el intento socialista de Pilar Sánchez con restos aún presentes en Cristina.

Ahora va por derecho desde que, en la anterior legislatura autonómica, la presencia de Izquierda Unida como necesario báculo para que los socialistas pudieran quitar de en medio a los más votados populares, trajo desde la Junta la propuesta actual. Y las obras que tienen patas arriba calles, avenidas y plazas de la ciudad marchan a buen ritmo.

Pero a la vista está que el empeño de ponernos a todos a dar pedales, cosa que si la conectividad pretendida propone itinerarios lógicos prometo plantearme, no puede saldarse, en Jerez al menos, sin algún esperpento venga el proyecto de donde venga. O no lo es querer promover un transporte más sostenible a base de arrasar en más de un sitio con la arboleda del lugar?

Jacarandas en la Zona Sur y otras especies en otros lugares no sobreviven para dar sombra a las vías ciclistas, que se encaminan pronto a tener la mitad del trabajo hecho. Se dice que se retiran, van al vivero y serán sustituidos. Antes de final de año habremos podido comprobarlo. Más vale que sea así en todos los casos porque difícilmente se complementan.

En nombre de la sostenibilidad parece lógico que nos seduzcan desde las instancias que sean necesarias para dejar el coche en casa. En mi caso la moto. Pero ese digno estandarte de la calidad de vida ansiada pierde su sustento más elemental ante los ciudadanos si se llevara a efecto con un coste medio ambiental como el sospechado. 

Las prisas pueden ser necesarias para aprovechar los fondos europeos utilizados. Pero son absolutamente desaconsejables si, por contra, nos hacen depredadores de la naturaleza más cercana, aquella que nos indica a los urbanitas los valores que hemos se seguir cultivando. Y la arboleda de nuestras calles merecen nuestro respeto. Sólo lo pregunto: se está teniendo?

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