jueves, 9 de julio de 2015

Explotamos la última!

Ni los muñequitos de goma preparados como elementos con los que afrontar los momentos de estrés, ésos que se aprietan con la mano para soltar adrenalina, me han resultado tan útiles como disponer de uno de esos envoltorios de burbujitas. Es tenerlo en las manos y perder el control explotándolas. Nos ha pasado a casi todos. A que sí? Todo tiene, sin embargo sus inconvenientes. Lo peor de esto es que se trata de un ejercicio verdaderamente adictivo. Es empezar y no terminar mientras queda una viva.
Pero lamento tener que decirte que hace apenas una semana han pasado a la historia. La compañía que creó esta cosa anunció que dejará de hacerlo para abaratar costos y espacio en los embalajes. Hacerlo en los gastos de los envíos evitará, de algún modo, tener que hacerlo en la calidad del producto. Tiempos difíciles seguimos sufriendo y, si estuviéramos cercanos a salir de este puñetera crisis, estas entrañables burbujitas que tanto nos enganchan se habrán convertido en náufragos que mueren en la orilla para pena de tantos seguidores como han cosechado. 
Quién le iba a decir a los directivos de Sealed Air Corp, el vendedor original de este plástico con burbujas desde 1960, que la efectividad del producto como embalaje (que es evidente) no iba a ser aquello que lo hiciera más conocido entre la opinión pública mundial. Así, mientras la mencionada compañía ha decidido renovar su producto estrella para garantizar la misma protección de siempre, pero con un producto que sea capaz de ahorrar más espacio y dinero a ellos y a sus compradores, nos toca perder sus impensables posibilidades de ocio. 
Ahora han creado lo que llaman iBubble Wrap, el mismo plástico de burbujas pero imposible de explotar ya que no tiene esferas de aire individuales sino columnas de aire comprimido. Y a mí me parece que las oportunidades que pierden son tantas que no me extrañaría que alguien pugnara por hacerse con la patente para divertir y no embalar, para evadir y no enviar, para desestresar y no proteger mercancia alguna. Las cosas, todas, son aquello para lo que nacieron y estas otras insospechadas al nacer y que abren 'necesidades' no previstas.

Repasa cuanto te rodea sin cumplir la función que se esperaba de ello pero, al fin y al cabo, acometiendo un papel que ahora nos parece insustituible. Piensa, piensa... También valen personas!

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