Esta mañana se han cumplido tres años de la pérdida de aquél que me enseñó a ser la persona adecuada para los tiempos que corren. No, no es ya el dolor tremendo que me ha acuciado hasta no hace demasiado el que me invita a traerlo a una nueva entrada del blog. Es ya la extraordinaria melancolía que me queda y que se rompe cada vez que siento tan directamente que no se ha ido, que sigue conmigo, ayudándome a sacar la casta necesaria para la supervivencia diaria.
Mi padre, tantas horas trabajando sin perder la sonrisa, me ofreció la oportunidad de sentir que las apreturas no son inevitables pero tampoco hay que descartarlas como camino de aprendizaje y de depuración de las propias vanidades si las hubiere o hubiese. Y ahora que nos acercamos a 2014 revalido su testimonio para seguir resistiendo. La macroeconomía despunta mensajes positivos. El bolsillo doméstico sigue, sin embargo, colocando los pies en el suelo.
Ya sabemos que la electricidad subirá su precio en un 2,3%. Por ejemplo. Y ahora hacemos fiesta porque la puñetera subasta nos estrellaba contra ese 11% que parecía puntilla para náufragos condenados a morir en la orilla del final de la crisis. Y la vivienda, por su parte, sigue en caída libre. Y aquí sí que habría que ir deseando algo distinto si apreciamos nuestro patrimonio y encontramos que, ante las apreturas, tener una casa es disponer de una salvaguarda con valor.
La situación en la que se encuentra la vivienda es testigo, a juzgar por lo que dicen los expertos, de menos luces al final del túnel de lo que nos parecía. Para Juan Manuel Rallo, socio fundador del Instituto Juan de Mariana, el año que está a punto de cerrar no representa el final "ni de la crisis económica ni de la crisis del mercado inmobiliario, dado que los desequilibrios siguen muy presentes". ABC dixit. Pues hala, a continuar sufriendo. Es lo que toca en vísperas del año nuevo.
Y, con todo, el índice que plantea el Ministerio de Economía para revisar los precios apuntaba ya este otoño una subida del 0%. Mi padre formularía ahora una de esas frases tan cargadas de la mayor esperanza. Lástima que encontremos que la ilusión es la virtud de los ilusos. Pero hemos debido aprender también a alimentar nuestro espíritu inquieto de mensajes positivos. Si no lo hiciéramos... ¿qué nos quedaría para sobrevivir si no la creencia de caminar hacia un tiempo mejor?
Barón Rojo – Resistiré - Live
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