Sal al encuentro con
ganas,
Puerto de Santa
María,
de esa Gloria que
pregono
cuando se acercan
los días
para vencer la
tibieza
de una fe pronto a
porfía.
Mira bien que no te
falte
aquello de más
valía.
Encuéntralo en el
baúl
de las figuras
perdidas
y que también este
año
se nos llene de
alegría.
A eso vine ante el
atril.
Si quieres... te
ayudaría
rebuscando entre los
tiestos,
apartando cuanto
enfría
la fiesta y
preparando
el parto a Santa
María.
Pero no encierres tu
gozo,
que la calle nos
inspira,
que ya sus nombres
amparan
cuanto el belén nos
pida.
Ven conmigo, no
refrenes
el ardor del alma
mía.
En la calle de la
Luz
encontraremos el
día,
Luna nos pondrá la
noche
desde esta central
vía,
para celaje
bonito...
calle Cielo nos
inspira.
La Estrella tiene su
calle
y los arcángeles
gritan
el llamado a los
pastores
que a los rebaños
avían
desde un sitio
portuense
que San Gabriel nos
habita.
La avenida de la Paz
pone el mensaje que
arriba
los corazones
cansados
del dolor y la
fatiga,
de la carencia, el
paro
y penas
sobrevenidas.
La misma calle Real
señala ya esa
insignia
que augura en la
corona
que es Cristo Rey
quien nacía
y Santa María lo
acuna
en su avenida
bendita.
Allá en la
Carpintería,
que es calle noble y
sencilla,
un hombre bueno y
callado
cepillo y sierra ya
arrima.
José se llama y
sorprende
con sobria
melancolía.
El callejero del
Puerto
de Navidad se
presigna
y no hay rincón que
no aporte
sugerente nombradía.
Por doquier la
fiesta canta
la Verdad mejor
sabida.
Camino de los
Romanos
con calle Espadas se
cita
para Santos
Inocentes
buscar cuando llegue
el día.
¡Que esperen, que
aún nos queda
montar la escena
debida!
Pondremos la
Salinera.
¡Ya son muchas las
que hilan!
Y la Alcazaba y la
Fuente
y el Puente y la
Placilla.
Y la Ribera del Río
alimente nuestra
Orilla.
En el feliz
nacimiento,
el torno del
Ceramista,
desde esta calle con
arte,
Botijo y Jarra
crearía
para que posibilite
que concurran estas
vías.
Arena Cárdena al
suelo,
Amapola,
Buganvillas...
La humedad del
Riachuelo
nos acerque las
Coquinas
de este vial que
animo
a cantar por
Alegrías.
¡Si no nos falta de
nada!
Puerto de Santa
María,
por tener hasta
dispones
-¡vaya suerte,
Madre mía!-
hasta de calle
Lentisco
que todo lo
verdearía.
Calabaza, Cuatro
Pinos,
Horno, Rosa, Pozo,
Silla,
Dama de Noche,
Cañas,
Sal y Paloma cabrían
en el belén
portuense
del callejero que
vibra.
¡Qué ciudad tan
navideña
que hasta Fragata
confía
poner a disposición
de aquél que
también anima,
marinero Ramiré,
náufrago de la
coplilla!
Desde todas esas
calles
y otras que se me
olvidan
ya marchan hacia una
casa
de Adelfas cuanto se
aplica
para la fiel
recreación
que la fiesta
necesita.
¡Buenos mimbres
tiene El Puerto
de fragancias
belenistas!
¡¡Alentáis el
Nacimiento
para el que cuento
los días!!
¡¡¡Por eso acepté
el pregón...
que me trae a las Capuchinas!!!
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